Dios de las Citas || Min Yoongi ||

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—¿Y bien? —un desesperado Kim Taehyung esperaba una respuesta. Me encontraba en la sala de estudio cuando me vio y se sentó junto a mí.

—¿Qué quieres que te diga? Solo aparenta ser ruda, es todo lo que sé hasta el momento —respondí sin dejar de escribir sobre mi cuaderno la investigación de una tarea.

—¿Cómo que lo aparenta?

—Sí, creo que solo es una fachada para protegerse, muchos lo hacen —puse punto final y me dejé caer sobre el respaldo de la silla.

—¿Protegerse de qué? ¿Como voy a conquistarla con tan poca información? Eres muy lento en esto.

—Niño irrespetuoso, ¿Acaso tú sabes más de lo que sé yo? —negó. —Entonces cállate y se paciente. Y si no te parece solo invitala a salir y ya está.

—Si lo hago seguro me rechaza.

Y eso era algo que me temía, Shin Hari no parecía ser una chica que cayera tan fácil y si ambos nos apresurabamos quizá jamás lograríamos captar su atención.

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Al salir de la escuela me dirigí a un café para refrescar mi garganta y hacer anotaciones con respecto a Hari. El sitio era agradable, mesas y bancos de madera, repleto de plantas que daban un ambiente más fresco y relajante para la temporada calurosa en la que nos encontrábamos y lo que más me gustaba, tanto el interior como el exterior de la cafetería eran bastante limpios.

Miré en mi libreta lo que llevaba escrito desde hacía media hora que había empezado.

Shin Hari.

1. Arquera.
2. ¿Ruda?
3. Tierna...

Borré inmediatamente la última opción, en definitiva esa chica no me parecía tierna y ni siquiera yo sabía porqué lo había escrito.

En el instante en el que terminé mi bebida, me levanté para recoger mis cosas y marcharme del lugar. Sin embargo, la campanilla de la puerta llamó mi atención y ahí pude ver a mi objetivo entrando con la respiración acelerada como si hubiese corrido un maratón.

—Lo siento, el entrenador nos entretuvo más de los esperado —le dio una reverencia a uno de los trabajadores.

—No te preocupes Hari-ah. Si quieres llegar muy lejos debes hacer caso a lo que te diga tu entrenador —el chico sonrió de una forma muy amable, tanto que me hizo sentir de alguna manera incómodo. —Ve a cambiarte, el día ha estado tranquilo pero aún así tenemos que trabajar.

Sin apartar la vista de la chica me volví a sentar. Cuando ella salió del área de empleados lista con un uniforme puesto, tomé mi billetera y me acerqué al mostrador para pedir otra bebida.

—Bienvenido —su vista estaba en la computadora y después de que la dirigió a mí se sorprendió al verme. —¿Romeo?... Perdón —evitó la mirada. —Min Yoongi, ¿cierto?

—Así es, no sabía qué trabajas aquí.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí.

—Pues soy muy bueno escuchando, si quieres podrías contarme.

—¿Por qué tienes tanto interés en mí de repente? —al parecer a ella también le gustaba ser directa. —Si me entero que es porque alguien te ha pedido consejo, juro que te mataré.

—Oye tranquila, yo solo- —fui interrumpido por su compañero de trabajo.

—Hari-ah, ¿está todo bien?

—Sí, no te preocupes —respondió y regresó su vista a la computadora. —¿Qué vas a pedir?

—Un americano —me rendí por ese momento, no era necesario presionarla ni mucho menos era bueno verme tan obvio.

Me quedé una hora más en el café simplemente para ver como trabajaba Shin. Era muy diferente a como se comportaba conmigo o incluso con otros compañeros de clases, era amable y atenta con los clientes. Esa fue la primera vez que la vi sonreír tan sinceramente, sus ojos desaparecieron mientras que su boca mostraba una perfecta alineación de dientes cuando una señora mayor mencionó que era muy amable y educada. Cuando vi esa sonrisa sentí un ligero choque en mi pecho, aún no estaba consiente de ello pero sabía que lentamente Shin Hari sería mi perdición.