Mis manos sudaban mientras que una de mis piernas golpeaba el suelo por lo nervioso que me sentía. Debía controlarme pues sabía perfectamente que esa cita sería únicamente para sacar más información acerca de esa chica y ayudar a mi amigo, no tenía otra razón o al menos no quería aceptarlo en ese instante.
Mi corazón latió como loco cuando vi a Shin Hari acercarse a mi ubicación, llevaba puesto un pantalón de mezclilla recto con tenis converse de plataforma, una blusa blanca y por encima un suéter delgado verde de manga larga, su cabello iba suelto y su rostro se veía angelical. Tragué saliva para seguido levantarme y darme ánimos a mí mismo.
—Hola —saludé.
—Hola —desvió la mirada.
—Te ves muy bonita —dio una ligera sonrisa.
Propuse ir a jugar al área de juegos, Hari aceptó sin problemas. Al principio se veía un poco reservada y tímida, temía que se la pasara de esa manera todo el tiempo, más allá de que fuese una cita para mi conveniencia, no tenía porqué ser aburrida así que tuve una gran idea, ella era muy competitiva y estaba seguro de que funcionaria.
—¿Te parece si apostamos algo?
—Soy toda oídos —sonrió ladina.
—Juguemos varias cosas y quien consiga más puntos al final deberá concederle un deseo al otro.
—Acepto. Más te vale cumplir mi deseo porque te aseguro que ganaré.
—Eso ya lo veremos.
Pedimos el encargado dos tarjetas e iniciamos en cosas muy simples como golpear al topo, la prueba de fuerza, la máquina de baile entre otras cosas, la competencia estaba muy pareja pues ambos éramos buenos en todo.
Llegamos a mi punto fuerte, el baloncesto.
—Aquí es donde pierdes, soy todo un profesional —sonreí mientras escaneaba mi tarjeta.
—De eso no tengo duda, te he visto jugar con el equipo de baloncesto y debo admitirlo, eres bueno —mi corazón nuevamente se había acelerado y una pregunta me atacó en ese momento, ¿Shin Hari me había estado observando antes? —No te sonrojes, solo estoy siendo sincera —su voz y su risa burlesca me sacó de mis pensamientos.
Aclaré mi mente y comenzamos con la partida, mientras yo metía un balón tras pero pude ver de reojo que a ella se le dificultaba gracias a que su posición era incorrecta pero estaba claro que no iba a decirle pues no la dejaría ganar.
Cuando terminamos ahí, nos dirigimos al próximo y último juego, la prueba de puntería, había varias pistolas de juguete con las que deberíamos tumbar la mayor cantidad de objetos posibles.
—Jamás debes jugar estos juegos con una persona que tiene una puntería impecable —se burló.
—¿Puntería impecable? Díselo a la canasta del baloncesto —reí a carcajadas.
No debí reír, quedé como un completo tonto cuando me di cuenta que efectivamente ella había ganado en ese juego, tumbo todos los objetivos mientras que yo solo tiré un par de ellos.
Me mostró una sonrisa victoriosa que la hizo lucir demasiado bonita, yo solo pude desviar la mirada para borrar toda clase de sentimiento que me provocaba.
Avanzamos hasta las máquinas que se encargaban de hacer el conteo de puntos y mientras yo había conseguido un total de 5,321 puntos Hari había logrado 5,348. Era poca la diferencia pero estaba claro que ella había ganado.
—Te dije que te patearía el trasero.
—Bien, ¿Cuál es tu deseo?
—Quiero guardarlo, pienso utilizarlo un día que realmente lo necesite.
Asentí con la cabeza y nos dirigimos al mostrador para intercambiar los puntos que ganamos, eran pocos por lo que nos dieron solo unas cuantas bolsas de dulces que consumimos entre los dos.
Mientras platicábamos caminamos por el frente del cine, ahí noté que en la cartelera se anunciaba un thriller buenísimo.
—No sabía que ya estaba disponible —me quedé embobado viendo la imagen.
—¿Te gustan este tipo de películas? —Hari me miró con seriedad pero sus ojos brillaban más que nunca.
—Sí, son de mis favoritas.
—Que coincidencia, también son mis favoritas.
Shin Hari no era una chica mala, no era amargada ni mucho menos era ruda como aparentaba, al contrario, era la chica más sencilla y adorable que podía haber conocido en mi vida, era divertida, competitiva pero sobre todo era linda; sabía que tenía que haber alguna razón por la cual se mostraba sin sentimientos ante los demás. Yo por otro lado, me consideraba un pésimo amigo, el peor de todos por dejar que mi corazón latiera tan rápido al estar junto a ella, por sonreír y por sentir cosas que no debía sentir por la chica que le gustaba a Taehyung.
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Dios de las Citas || Min Yoongi ||
FanficMin Yoongi, mejor apodado como el Dios de las citas de la preparatoria Sengwa. Es un estudiante promedio que vive su día a día dando consejos de amor y emparejando a sus compañeros, sin embargo, él jamás ha creído que conseguirle pareja a alguien fu...