Despues del extraño sueño de Zorman y gracias a llegar a un nuevo lugar gracias a los chamanes y al profeta llegar a este nuevo mundo. Todos estaban nerviosos primero. Casi nadie entendía que sucede, pero tienen un nuevo lugar. Ahora tuvieron la oportunidad de tener nuevas casas y tener una vida de nuevo.
Los ciudadanos de Tortilla fueron divididos en dos pueblos diferentes, pueblos donde conocieron nuevos rostros de personas que antes no habían visto por casualidades de la vida. Dentro del Pueblo Naranja, existe alguien, alguien muy particular. Un hibrido humano oso que se alejó de todos. Aquel sujeto que se alejo de ellos, se fue a vivir solo y que para muchos fue mejor.
El hombre/oso llamado Spreen se mantenía alejados de todos. No le apetecía convivir con las personas y su mayor meta (o lo que dejaba ver ante las personas) es que su meta era tener una pollería. Para lograr esto consiguió a varios empleados, a los cuales incluso llega a referirse como ellos como esclavos. Con el unico de sus asi llamados esclavos que llegó a considerar su amigo fue Carola, el vikingo amante del oro que vive en las montañas. Él tenia el control de todo en el pueblo, no habia nadie que no le temiera. Aunque habia alguien en el pueblo naranja que no era igual.
- Mariana. - Dijo Spreen viendo al chico que acaba de entrar a su restaurante. Era un chico pálido de piel, vestido como un superhéroe, con un poco de suciedad en su rostro. - ¿Qué haces aquí?
- Buenas tarde señor Spreen, quería pedirle algo.
Spreen no pudo evitar rodar los ojos. Otra persona que viene a pedirle un favor, otra persona que quiere alguno de los objetos raros que ha conseguido en sus incursiones a mazmorras o los materiales que ha conseguido minando.
- Quería pedirle si puedo trabajar aquí en la pollería. Quisiera trabajar para usted aquí. - Dijo el chico apenado. - Ser un cuidador de los animales requiere un poco más de dinero del que pensé, tengo que mantener a todos mis animales. Los elefantes comen mucho.
- Entonces... ¿quieres trabajar para mí? - Dijo el oso cruzando los brazos y acercándose a Mariana, el chico tímido bajo la mirada viendo el piso a lo que Spreen pensó que era algo tierno. Mariana asiente con la cabeza haciendo que Spreen sonría. - De acuerdo, ven. Antes te daré un tour por toda la pollería para que sepas donde vas a trabajar.
- Si, gracias señor Spreen. - Dijo el Mariana dando una cálida sonrisa al oso que solo prosiguió a caminar. Los ojos del Mariana se clavaron en un punto. Algo que lo dejó completamente atraído por eso. Bajando la espalda y antes de llegar a las posaderas de Spreen vio eso, una colita negra, un pequeño rabo que se ve demasiado suave y adorable.
- ¿Me estáis viendo el culo? - Dijo el dueño del restaurante sintiendo que la mirada del Mariana estaba sobre sus posaderas.
- No, n-no señor Spreen. - Dijo El Mariana sonrojado. El jefe lo ve sobre los lentes.
- Camina a mi lado. - Dijo el de cabellos negros. El de lentes no dijo nada y se movió para caminar a su lado.
Al primer lugar que fueron fue al vestidor. Era donde podían dejar sus cosas y hay baños para empleados. El dueño de la pollería le asignó un casillero, este era para que solo él y el dueño lo pudiesen abrir. Que ningún otro futuro empleado pueda abrir el casillero. Spreen además le dio al chico un uniforme para que trabajara.
- Cámbiate, no podéis ir con ese traje de superhéroe roto por todo el restáurate. - Dijo el hibrido entregándole el uniforme de camiseta amarilla y pantalón caqui a su primer empleado.
- Si señor Spreen. - El chico vestido de superhéroe abre la cremallera de su pecho, aquel traje comienza a abrirse revelando su pecho blanco desnudo, aquel pecho delgado y marcado con esos pequeños puntitos rosas que provocaron algo en Spreen que mejor se dio la vuelta.
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Ahora
FanfictionSpreen el gran pollero de Tortillaland estaba comenzando a hacer sus nuevos negocios. Todos aquellos negocios ilícitos que al final de cuentas serán su mayor fuente de ingresos. Los dos pueblos conocen el terror que es estar cerca del hibrido oso, d...