2. Un Chico Asustado

1.6K 178 24
                                    

Mas temprano, El Mariana se encontraba solo en la pollería. El castaño se encontraba bastante nervioso. Este era su primer dia y tenia miedo de cometer un error. El señor Spreen había sido muy amable en contratarlo. Desde que llegó conoció muchas personas, todos eran demasiado amigables, el hechicero supremo, el señor Auron, Mayichi y Barca son personas que lo apoyaron mucho, personas que a pesar de a veces jugarle un poco de bromas fueron personas muy buenas que lo ayudaron. Solo que siempre tuvo curiosidad por ese oso que se alejó de todos. Se le hizo una persona muy interesante, además de guapo. Su huerto da para alimentar a los animales que tiene, pero si quería conocer aunque sea un poquito a aquel oso que tenia su atención debía trabajar para él. Aun cuando muchos pensaban que tener un trabajo con el oso era igual a ser su esclavo.

- Buenas días. - Dijo aquel hechicero supremo llegando a la pollería. - Hey Hola Mariana. ¿Trabajas para el oso?

- Buenos días señor hechicero. - Dijo el chico de piel blanco viendo al hombre con habilidades mágicas. - Si, necesitaba un poco de dinero para mantener a mis animales.

- Me hubieras dicho, te hubiera podido pagar por ayudarme en la construcción del santuario. - Dijo el hechicero. - ¿Y el pollero?

- No está, dijo que tuvo que salir. Me dejó solo.

- Ten cuidado, si algo sucede te matará. - Dijo Juan. A eso llega Carrera con ellos. - Que onda carrera.

- Buenos días señor Carrera. - Dijo El Mariana viendo al chico de pijama azul.

- Mariana, deja de llamar a todos señor. No somos mas grandes que tú. - Dijo el carrera regañando al empleado. - ¿No está el oso?

- No, me dejó encargado de la pollería. - Dijo El Mariana orgulloso que su jefe tuviera tanta confianza como para dejarlo solo en su restaurante. - ¿Les gustaría ordenar algo?

- Si, yo quisiera un pollo cortado. - Dijo Juan.

- Yo tengo que irme. Tenía que hablar unas cosas con Spreen, vuelvo cuando esté. - Dijo Carrera yéndose del lugar.

- Que tenga un buen dia señor Carrera. - Dijo El Mariana que despues se fue para preparar la comida de Juan. Despues de unos momento volvió con la comida ya picada para el hechicero. - Que disfrute señor hechicero.

- Gracias. ¿Me acompañas a comer?

- No puedo sentarme en una silla. Si vuelve el señor Spreen me va a regañar por estar perdiendo el tiempo.

- Entonces comeré aquí en la barra. - Dijo Juan para colocar su platillo en la barra para comer a un lado de donde se encuentra el empleado.

*****

Despues de la visita de Juan algunas personas más fueron a comprar a la pollería, muy pocas personas. Para ser un establecimiento tan grande fue muy poca gente durante el dia. Incluso llegó a pensar si cerrar temprano, pero si lo hacia seguramente se metería en problemas con el señor Spreen y no quería tener problemas con él.

El chico ya no tenia mucho que hacer por no tener clientes, así que se puso a acomodar las sillas nuevamente y limpiar un poco el suelo para que el dueño no se quejase por tener el establecimiento sucio. Un ruido lo dejó sorprendido y voltea a ver, pero lo que deja sorprendido por las personas que acaban de entrar.

- Esto es un asalto.

- Quieto.

- Te tenemos rodeado. - Dijeron aquellas personas. El Mariana sacó su espada de acero, pero al ver que todos ellos tenían espadas de diamantes.

Los enmascarados lo golpearon un par de veces y lo rodearon junto a la pared. Una explosión se hizo presente y el grito de unas gallinas consigo. El empleado quiso ir a ver pero una de las personas que lo tenia rodeado lo golpea haciendo que vuelva a estar pegado a la pared.

AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora