El caos se había desatado, todo el santuario se encontraba completamente destruido, llamas y lava por todo lugar haciendo que este lugar sea un completo desastre. La lluvia sobre todos los presentes debido a que aquel hechicero se encontraba furioso debido a la destrucción de su propiedad. Todo era un completo lio en este lugar que habían desecho como una muestra del odio que ya sentían hacia aquel hombre llamado Juan.
Mientras que la reacción del hechicero era una de completo odio y desesperación por la destrucción de su santuario. Por su parte, Spreen solo daba la sonrisa de mayor felicidad que ha tenido. Ver el rostro de Juan con tanto sufrimiento le causaba una gran alegria que jamás había sentido antes. No solo la destrucción del santuario le causaba tanta alegria, lo que mas alegraba su corazón es tener a su chico de la mano. Sabe que nadie se lo podía arrebatar y que ahora se encontraban comprometidos. Que Mariana le había propuesto matrimonio. Toda la gente contempla la imagen de aquel hombre mágico devastado por la destrucción de su hogar. Todo eso que le costó construir y ahora se encuentra en ruinas.
- Lo veis hijo.
Todo en el lugar se quedó en silencio tras escuchar la fuerte voz del profeta. Su voz que habla con calma. El hombre religioso ve desde la altura, aun mas arriba de lo que juan vuela, todo el desastre que hicieron en el hogar de su hijo.
- Ya lo veo padre, no son más que animales. - Dijo Juan apretando los dientes.
- Es momento de que aprendan algo de respeto. - Dijo el profeta.
- Han destruido mi hogar, ahora todos se quedaran sin sus casas. - Dijo Juan furioso. Se escucharon las quejas de todos, lo seguido fue el sonido de rayos cayendo en todos lugares.
- Juan, - Dijo Drako hablando desde el suelo. Los dos hombres poderosos voltean a verlo. - ¿No ves en lo que te has convertido? Todo esto, destruyes lugares, cerraste el pueblo, volviste a Mariana tu esclavo, ahora destruiste las casas de tus amigos. ¿Crees que todo es correcto? Atacas a tus amigos que juraste proteger, todo por la aprobación del profeta. Hicimos esto para que vieras que sucede, para que dejaras esa actitud.
- Eres un insolente. Siempre tú, aparte de ser una decepción para mí te atreves a dañar el hogar de mi hijo. Sin duda alguna lo peor que ha me ha pasado eres tú. - Dijo el profeta hablando con asco a Drako.
El sonido de los rayos se hizo mucho más intenso, una intensa luz se hizo presente dejando a todos segados. Spreen abraza con suerte a Mariana deseando que despues que esta luz se vaya Mariana siga estando entre sus brazos y que no háyase desaparecido.
- ¿Spreen? - Dijo Mariana, Spreen abre los ojos viendo que el chico de piel blanca se encuentra entre sus brazos. - Me estas dejando sin aire.
- Lo siento, amor. - Dijo Spreen soltando el abrazo pero siguiendo tomando la mano de su novio.
Cuando su momento romántico finalmente terminó los dos se quedaron viendo a la misma dirección que todos veían. Se encontraban en pueblo central, a un lado de la iglesia se encontraba el profeta, Juan y Drako. Los tres se encontraban discutiendo sobre algo. Todos intentaron acercase a donde se encuentran, pero no podían llegar a ellos. Un enorme muro invisible se encontraba cubriéndolos evitando que pudieran avanzar o que los que estaban dentro pudieran escucharlos. Ellos podían escuchar todo lo que sucedía, pero no enterarse de lo que sucede.
Despues de unos reproches por parte del profeta Una luz se vio en Drako y despues desapareció. Todos estaban sorprendidos por eso, por como el profeta se deshizo de su antiguo ayudante, su hijo en cuestión de unos segundos. Un grito de Juan se hizo presente, el mago no podía creer lo que había pasado, lo que su padre había hecho. Que había desaparecido a su hermano en cuestión de segundos y que promete hacer lo mismo con sus amigos.
Por primera vez, en mucho tiempo el hechicero reflexiona, ve a todos sus amigos, ve su preocupación y despues de verlos a todos ve a Spreen. Ve a ese oso. Ese oso a quien tanto daño le ha hecho en su vida. Una lagrima cae rueda por su mejilla mientras piensa que Spreen es la única persona que realmente sintió algo. Por un momento recuerda esa noche con Spreen. Cuando el oso le dijo que lo amaba y todo lo que significaba para él. Ese rostro lleno de felicidad y alegria dándole su amor y sintió todo el arrepentimiento por no haberlo valorado en aquel momento.
- Lo siento. Desearía haber sido mejor persona de lo que fui. - Dijo Juan viendo a los ojos a Spreen. - Ahora debo protegerlos a todos.
Las ultimas palabras de Juan fueron esas, despues de eso unos rayos se hicieron presentes seguidos de una pelea entre ambos hombres mágicos. Los dos terminaron desapareciendo por el gran choque de poderes. El profeta y el hechicero supremo habían dejado este mundo.
Lo siguiente en organizarse fue una ceremonia de despedida para aquel hechicero que sacrifico su vida por todos. Que al final de sus días hizo lo correcto. Tras terminar todo lo sucedido Spreen y Mariana volvieron a su casa. El oso se encontraba viendo el cielo, dándose cuenta que había una curiosa estrella que entre momentos brilla de un color verde esmeralda. El hibrido da una sonrisa al ver esa curiosa estrella en el cielo.
- Spreen, ¿que piensas patrón? - Dijo Mariana acercándose a su novio.
- Pienso en lo que sucederá con todas esas personas de pueblo central. Sin el profeta no sabrán que hacer. Pensaba en traerlos a todos a vivir aquí. - Dijo Spreen a lo que Mariana da una pequeña risa. - ¿Qué es tan gracioso para vos?
- No me da risa, solo estoy sorprendido de tu cambio de persona. Cuando nos conocimos los hubieras dejado morir o no te hubieran importando. - Dijo Mariana sentándose en la banca con su prometido y recargando su cabeza en el hombro de su amado.
- De un tiempo para acá nada de eso me habría importado los abría dejado morir, como tampoco me hubiera importado lo que pasara con mi gente de Spreenfield cuando ocurrió la guerra. - Admite Spreen. - Hubo algo en esta vida, algo que me cambio demasiado en la vida.
- ¿Qué fue eso?
- Te haces el tonto. - Dijo Spreen con una risa. - Fue un sol. Un chico tan brillante como el sol que ilumino mi vida y me trajo alegria. Eso fue lo que cambio en mi vida. El chico más amable, dulce y un poco tonto que me trajo alegria. Me demostró que es el amor incondicional y fue tan valiente que se me propuso.
- Nunca te he tenido miedo Spreen, si te tuviera miedo no me hubiera atrevido a ir a pedirte trabajo en primer lugar. - Admite Mariana. - Desde que te vi en el pueblo... ese primer dia que caímos del cielo apa, nunca te tuve miedo. ¿recuerdas ese dia?
- Si lo recuerdo. Recuerdo que te acercaste a tenderme tu mano, pero no la tome.
- Lo sé, vi tus ojos ese dia. Vi a una persona que estaba molesta con la vida, pero que sus ojos reflejaban un intenso dolor y un corazón noble.
- ¿Te enamoraste de mí incluso siendo una mierda de persona?
- Nunca te vi como una mierda de persona Spreen. Te vi como alguien con una coraza.
- Esa coraza que dices la rompiste hace mucho. Pudiste romperla y entraste en mi corazón. - Dijo Spreen acercando el rostro de Mariana al suyo para besarlo suavemente. - Mariana de Spreen.
- Spreen de Mariana. Yo me propuse, tu llevas mi apellido. - Dijo Mariana a lo que su novio se rie.
- ¿Mariana es tu apellido? - Dijo Spreen todavía con risas.
- Pues en el pasaporte y credenciales me pusieron primer nombre El apellido Mariana. - Dijo a lo que ambos se rieron.
- Hasta que la muerte nos separe Mariana, y aun despues volveré a buscarte para estar juntos.
- Estoy seguro de eso. Sin importar que suceda en esta vida siempre estaremos juntos.
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Ahora
FanficSpreen el gran pollero de Tortillaland estaba comenzando a hacer sus nuevos negocios. Todos aquellos negocios ilícitos que al final de cuentas serán su mayor fuente de ingresos. Los dos pueblos conocen el terror que es estar cerca del hibrido oso, d...