Capítulo 3: Descubriendo el nuevo mundo.

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Al traspasar el portal vio que estaba en una especie de lugar raro, donde en vez de un camino con tierra había una cosa negra que cubría un largo camino donde pasaban carretas de metal sin caballo, encima las ruedas estaban rodeadas por una cosa negra de una goma rara. Lo montaron en uno de esos que arriba tenía bombillos de colores y lo llevaron a una comisaría ya que se habían reportado desapariciones de objetos y pensaban que era el chico.

-Buenas, no parece que entiendas mucho el motivo por el que estás aquí así que te voy a explicar, varias personas han reclamado desapariciones que no son la gran cosa en verdad, pero a mí no me gusta que en esta zona pasen robos por muy mínimos que sean, aquí nadie roba un lápiz sin que yo me entere.

-Disculpe, no entiendo nada, no sé si desapareció algo pero le puedo jurar que yo no he sido.

-Actúas bien para ser un niño, date cuenta que a mí no me puedes mentir, está vez te dejaré ir porque es primera vez que te veo pero me entero que vuelves a robar y tú sabrás lo que te va a pasar, dame tus datos personales.

-¿Disculpe, mis qué?

-Sus datos personales, nombre y apellido tuyo y de tus padres y la escuela en la que estudias, también dime tu dirección.

-Lo siento, es que yo no soy de aquí.

-A que eres extranjero, en ese caso dime tu lugar de origen.

-Bueno, soy de (es Cuba pero las provincias y municipios son ficticias) Rey.

-¿No me acabas de decir que no eres de aquí? Mira a mi no me hagas el lío que a mí el lío...no eh.

-En serio soy de Rey, solo que no de aquí exactamente.

-A ver, dime solo tu nombre y el de tus padres y ya tu dirección la buscamos por computadora.

-No entiendo lo que me dice pero bueno, mi nombre es Raúl.

-¿Y sus apellidos?

-Róquez Landes

-Eso no puede ser.

-¿Por qué no?, yo no le he mentido.

-Es imposible porque no puedes tener el mismo nombre y apellidos que mi padre, usted está queriendo engañarme a mí y a mí no se me engaña que me pongo malo.

-No le estoy engañando se lo juro, entiéndame.

-Mira chama, esta te la dejo pasar, que no te vuelva a ver yo haciendo nada raro, dale vete.

Al salir de la comisaría se queda mirando todo demasiado sorprendido. Al no entender nada no se le ocurrió mejor idea que preguntar al primero que vio saliendo sobre la situación. El hombre salía del mismo lugar que el muy contento, estaba lleno de tatuajes y llevaba ropa sucia y rota, al preguntarle el hombre le dijo:

-Vamos a mi casa y allí te respondo tus preguntas.

El hombre en ese momento hizo una llamada telefónica y Raúl escuchó algo de la conversación:

-Acabo de salir y ya tenemos presa, trae a los demás a las 10 que este no se escapa.

No logró entender bien lo que decía pero no pudo evitar escuchar la risa exagerada del hombre tatuado luego de colgar:

-Este hombre estaba hablando solo -pensó Raúl ya que no sabía lo que eran las llamadas- pero bueno, yo también lo hacía con mis investigaciones así que aquí será algo normal.

Cosas que fortalecieron el pensamiento es que vio a muchas personas hablando solas con esa peculiar cosa cuadrada en la oreja, y algunos que lo estaban mirando como si tuvieran algo interesante que mostrar. El hombre paró un momento en una tienda para comprar bebidas y sogas mientras Raúl se quedaba boquiabierto con todo lo que veía, cuando iba anocheciendo veía como habían casas gigantes donde encendían velas muy potentes y como las carretas metálicas también tenían velas y emitían sonidos muy raros.

Raúl, el arqueólogo del tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora