Y PUEDE SER MEJOR

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Jimin después de tantas atenciones y mimos de parte del hotelero sexi, fue vencido por el sueño, quedando dormido ahí en ese sofá de una habitación desconocida.

Jungkook lo levantó en sus brazos llevándolo a la cama, lo arropó y lo observó detenidamente, vio el espectáculo más tierno que jamás vió, sus mejillas sonrosadas ahora eran su color favorito. Y los labios hinchados, tan bien formados eran una clara invitación al pecado.

Por dios que pecó, juntó sus labios con los de aquel rubio que tenía dormido en su cama. El primer chico que ocupó su propia cama, el primero que llevaba a su casa y presentaba a su personal, que mas que empleados eran lo más cercano que tenía a una familia.

El rubio abrió sus ojos, encontró esa preciosa cara mirándolo con deseo, vaya, jamás había visto ese tipo de cara, expirando sensualidad, deseo y amor puro.

Jimin cede. Cede y se deja llevar por las caricias a dos brazos que le despojan de la camisa, de los pantalones, de los calzoncillos. Se deja llevar y besa y roza y muerde. Y agarra y aprieta ese cuerpo que parece hecho para él, cincelados en un mármol de piel prohibida. El no debería estar allí, es un cliente. Y eso solo hace que lo desee más.

Jungkook le agarra de las caderas y entra en él con suavidad, mientras lo mira a los ojos y lo besa con fuerza.

Los labios de Jimin parecen hechos para los suyos, las manos de Jungkook parecen creadas para rozar al otro. Ambos cuerpos se combinan en una armonía secreta, una canción que nunca habían oído y que bailan como si la conocieran desde siempre. Y cuando el fuego que arde en sus cuerpos los completa, juntan sus brazos de nuevo, piedra junto a piedra, perfectamente cinceladas, para abrazarse la una a la otra hasta que el sol las despierta.

La mañana es la más hermosa, un hotelero cantaba en la ducha, sin duda alguna no haber dormido lejos de hacerle sentir cansado o estresada, era la mejor sensación que sentía, alegría infinita después de poseer por completo su hermoso decorador.

Salió del cuarto de baño, vio su chico aún dormido, lo arropó, se vistió con ropa cómoda y salió de ahí.

Al salir encontró a su nana que lo miraba con los ojos entrecerrados.

-Nana necesitaré desayuno para dos, podrías ver que lo traigan, solo haré unas llamadas y regresaré a desayunar con el. - le pidió a la dama Jungkook

-Si mi niño, ya les he pedido que lo suban, tardarán solo veinte minutos.. Pero...

-Nada de peros nana, hoy estoy muy feliz y nada ni nadie me hará cambiar el ánimo, solo el pequeño que está aquí adentro - Jungkook señalaba la puerta de su habitación.

El hombre fue a su oficina, llamó al hotel, dio algunas órdenes, aviso que no iría y colgó.

También llamó a su abogado, le pidió estar atento, tal vez tendrían una situación en manos.

La última llamada fue a un investigador, le dió algunas órdenes, le pidió una respuesta en tres días, también colgó.

La más amplia sonrisa ahora se apoderó de su rostro, no se había sentido tan feliz desde que sus padres se habían ido a vivir a Suiza. Pero esta felicidad que sentía, sólo dependía de cierto chico que esperaba no lo rechazará más.

Subió lentamente, entre más se acercaba a su recamara su corazón latía cada vez más fuerte. No sabía que respuesta obtendria, o si el guapo rubio estaría ofendido.

Entró a su recinto de amor, el cuerpo de jimin seguía inerte, dormido aún.

Jungkook se sentó a su lado, ver sus ojos cerrados, su boca entreabierta y su cabello revuelto sólo hacían que que no quisiera separarse de lado.

Jimin abrió sus ojos, el paisaje que veía hizo que se sintiera dentro de una pintura realista o surrealista, unos enormes ojos lo miraban con admiración, sin parpadear lo observaban.

Los recuerdos de la noche calleron sobre su cabeza despeinada, pero no le importó, se sentía tan bien, se sentía diferente, amado...

-¿De verdad puede ser mejor? - Preguntó jimin con voz tímida..

-Cariño, lo mejor sería que me dijeras que me darás la oportunidad de ganarme tu corazón. Tu... Tu solo siéntate y observa. - le contestó Jungkook con la misma ternura.

-Esta bien, lo haré - Habló el castaño

-¿Lo harás? ¿Me darás esa oportunidad? ¿Serás formalmente mi novio? - Emocionado preguntaba Jungkook

-Si a todas tus preguntas - le contestó el rubio.

El día más feliz de la vida de un hotelero justamente era ese. Cuando el único chico que hizo que su corazón latiera con solo verle le dijera que lo aceptaba.

-¿Puedo tomar una ducha? - le pregunto levantando su cuerpo ligeramente de la cama.

-Estas en tu casa, puedes hacer lo que quieras - sonriente le decía Jungkook a su rubio ayudándolo a levantarse de la cama y dirigiendolo al baño, como si de un bebé se tratara.

Lo metió a la regadera, admiró su perfecto cuerpo a la luz, miró sus cabellos caer sobre su cara por el peso del agua. La fascinación que desde ese día sintió, fue el comienzo de su más llano y puro amor.

Lo dejó duchandose, se dirigió a su closet buscando alguna ropa que le quedara.

La comida llegó, Jungkook acomodo los platos y llevó ropa a su rubio, le ayudó a secar su cabello y salieron a desayunar...

Un primer desayuno como una pareja en verdad delicioso, al terminar salieron a la terraza de la habitación, Jungkook se sentó en un amplio sofá, e invitó a Jimin a su regazo.

Ambos abrazados como si fueran una pareja de años, observaban las aves y mariposas revolotear sobre las flores del jardín.

Una burbuja particular ahora los encerraba, el amor flotaba en el aire, Jungkook sentía esas aves y esas mariposas revolotear dentro de su cuerpo.

Jimin, estaba atolondrado con tanta atención, si el amor era así, y si podía ser mejor, se quedaría a experimentar, si ese magnífico joven era el indicado pasaría el resto de su vida con el.

Todo era perfecto, amor, tranquilidad paz y una excelente compañía.

¿Qué podría salir mal?

FALSO AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora