capítulo uno
Zara estaba agotada. Cuando dijo que estaba dispuesta a ser una figura pública y vivir de ello, no pensó seriamente en lo que esto conllevaba. El sentirse constantemente perseguida por paparazzis o el acoso recibido en redes era mucho más agotador que tener que dedicar 20 de las 24 horas de su día a su trabajo. Siempre se había menospreciado el modelaje, y Zara entendía porqué. Las personas no veían el cansancio mental detrás de una foto o de una caminata por una pasarela, las veces que le habían dicho que debía ser perfecta o qué tenía que comer y qué no, las pruebas de vestuario, peinado, maquillaje y los flashes intermitentes de las cámaras... Las personas sólo veían lo que se les mostraba. Una chica joven y hegemónica con muchos millones. Como si no fuera un ser humano.
Y tal vez por eso estaba hoy aquí. Las hermanas Hadid, viejas compañeras de trabajo y sus amigas, la convencieron de venir a esta fiesta, a despejar su mente, según Gigi. La mayor de ellas, supuestamente, conocía a un tipo que era amigo de una influencer que era novia de un futbolista de alto nivel en Europa. La brasileña dudaba de que estuvieran invitadas.
Las luces neón y la música era lo que ocupaba los espacios vacíos, si es que los había, en esa gran mansión.
—No entiendo cómo esto despejará mi mente.— dijo irónica, Da costa.
—Sólo bebe, y estarás como nueva.— le dijo la mayor de las Hadid.
Bella negó —No me haré cargo de dos borrachas.
Zara suspiró y apoyó su espalda y codos sobre una lujosa barra, donde un barman contratado estaba mezclando bebidas y sirviendo tragos a otros famosos o millonarios.
—Vamos, no sean aguafiestas... Somos ricas, lindas, solteras y estamos en la ciudad del amor. ¡Hay que gozarlo!— las animó Gigi, yéndose al tumulto de gente bailando o charlando mientras sostenía su copa con quién sabe qué.
—Iré... a ver que no se descontrole.— le avisó la pelinegra, mientras la rubia sólo asentía con una sonrisa de boca cerrada.
Usualmente solía ser una persona animada y positiva, siempre quería hacer sentir bien a todos y disfrutaba de su tiempo libre saliendo de fiesta o a reuniones informales. Pero estaba agotada de su propia vida. Sí, era un cuento de hadas y le gustaba la fama, pero era muy cansadora. Ahora sólo quería salir de allí y estar acostada en su cama leyendo algún libro.
Giró su cabeza a la derecha y vio a un chico apoyado sobre la barra, de espaldas a la multitud. Miraba animado la pantalla de su celular al mismo tiempo que sostenía una Margarita con su otra mano.
Zara frunció el ceño —¿Te conozco de algún lado?
El brasileño giró su rostro y se encontró con la rubia. Era linda, muy. El chico sonrió con arrogancia, creía que ella le estaba coqueteando. En ese caso, era muy mala para hacerlo.
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AFFLUENZA, neymar jr
FanfictionQué gran mentira era la frase "El dinero hace a la felicidad". Zara y Neymar a veces desearían mil veces seguir siendo personas normales en las favelas de Brasil antes que seguir sufriendo el acoso y el odio recibido por vivir entre lujos y fama. Y...