capítulo dos
A Zara no le gustaba pedir favores. Nunca le había gustado, de hecho. No le agradaba el sentirse en deuda con una persona que fue buena con ella, por más pequeño que fuera el favor. Tampoco quería que los demás pensaran que se aprovechaba de ellos.
Tal vez por eso estaba haciendo esto.
Se había despertado antes que Neymar para poder preparar un desayuno, pero en cuanto vio la hora en su celular, cambió la idea de un desayuno por un almuerzo. Le costó un poco encontrar la cocina, de verdad que era una gran mansión.
Se tomó el atrevimiento de revisar la alacena y la nevera mientras pensaba qué cocinarle a su anfitrión para agradecerle por su hospitalidad. Además, Zara amaba cocinar. Si no fuera una modelo famosa, su segundo sueño sería ser chef. Era su hobby.
Para la brasileña, ella era como Tiana en Nueva Orleans. Adoraba esa película, era como la historia de su vida. Ella no necesitó de un príncipe que la mantenga, construyó su propia riqueza. Logró hacerse de un nombre fuera de la pobreza en la que se crio. Aunque definitivamente le encantaría conseguir un príncipe, para variar.
Estaba revolviendo el estofado que había decidido preparar cuando la puerta de entrada se abrió y un niño pequeño entró corriendo con una mochila en su espalda, la cual era más grande que él mismo.
—¡Pai!— gritó el hombrecito rubio, antes de notar que su papá no estaba allí. (Papá).
Zara podría no saber mucho de fútbol, pero sí de los escándalos. Recordó que hacía unos años, cuando ella se estaba iniciando en el mundo de la farándula, la única cosa de la que se hablaba era del famoso futbolista brasileño que había sido padre a los 19 años. Muchos decían que se había arruinado la carrera o que probablemente abandonaría a ese bebé. Ahora Da Costa se daba cuenta que no había sido así.
—Tú debes ser el hijo de Neymar, ¿no es así?— le preguntó cálidamente. La rubia amaba a los niños.
El pequeño asintió —Me llamo Davi.
La brasileña sonrió y revolvió el estofado —Mucho gusto, Davi. Yo soy Zara.
—¿Qué haces?— preguntó el niño, tomando asiento en las altas sillas de la isla de la cocina, mirando curioso a la mujer.
—Preparo Moqueca, ¿lo habías oído alguna vez?— Davi negó —Mi madre lo preparaba cuando vivíamos en Brasil. Cuando era de tu edad.
A la modelo se le derritió el corazón al ver que el pequeño de apenas 6 años estaba realmente interesado en lo que ella decía, apoyando su cabecita en su mano.
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AFFLUENZA, neymar jr
FanfictionQué gran mentira era la frase "El dinero hace a la felicidad". Zara y Neymar a veces desearían mil veces seguir siendo personas normales en las favelas de Brasil antes que seguir sufriendo el acoso y el odio recibido por vivir entre lujos y fama. Y...