ghost of you; wenclair

Capítulo cinco

Un día, Enid recibió una nota anónima, escondida en el bolso que llevaba a clases de baile.

"No soy de hacer esto, no te lo tomes mal.
Quería decirte que bailas hermoso.

Lástima que sea un solo triste, sería más hermoso si te viera sonreír.

También es hermosa.

Te admiro muchísimo".

Sus mejillas se tiñeron de rojo y sus ojos se abrieron ampliamente, lo primero que se preguntó fue quién era aquel misterioso o misteriosa.

—Ajax Petropolus —dijo Merlina, apareciendo a su lado de la nada y haciendo que pegara un salto—. Alto, delgado, siempre usa gorro —relamió sus labios—. Yo que tú le hago caso.

Enid tenía el rostro muy caliente ahora, había visto a ese chico que siempre llevaba su cabello escondido tras un gorro azul, tenía un cuerpo que envidiaría cualquiera y una sonrisa encantadora, iba en el turno anterior a su clase y sólo habían cruzado un saludo amable mientras él se marchaba y Enid entraba al estudio.

—Mer... Ya te dije que no quiero salir con alguien de nuevo. Soy un asco para el amor.

La mayor negó.

—Enid, eres un asco con las mujeres. Te pones muy nerviosa, pero con los chicos siempre fuiste más abierta —comentó, sin un grado de sutileza.

—Soy un asco para el amor en general —corrigió.

—A ver, Enid, te gustan los hombres también, ¿no? ¿Qué problema hay? Ve e inténtalo.

Sinclair suspiró con cansancio y rodó los ojos.

—No me importa si es hombre o mujer, la única persona que amé en mi vida es y serás tú —susurró, mirándola, los ojos de Addams se abrieron un poco de más y un ligero rubor apareció en sus mejillas—. Temo que cualquier otra persona me haga acordar de ti, Merlina —caminó de forma silenciosa hacia ella, la pálida no se apartó, la miró sin decir nada—. Porque no hay ni habrá nadie después de ti, porque aún te amo y a pesar de todo no quieres volver conmigo y nunca volverás, pero, por algo sigues aquí. ¿No?

—Enid, no-

—Me amas también —afirmó.

Merlina rió con algo de vergüenza.

—Claro que te amo, Enid. ¿Quién no te amaría?

—Ya sabes de qué forma me amas, Merlina —recalcó para que no le restara importancia—. Sabes que me amas como yo.

La pelinegra se mantuvo sin palabras, Enid se inclinó hacia ella para unir sus labios en un beso suave, la mayor cerró sus ojos y disfrutó del contacto, no hubo mucho movimiento ni muchos gestos por parte de ninguna, fue sólo una unión de varios segundos, sin nada más.

Enid lo empezó y lo terminó, se separó para mirarla con cierta pena.

—La próxima clase, vendré antes para ver a este tal Ajax Petropolus.

Y eso fue lo que más le dolió a Merlina, a ambas en realidad, pero fue uno de los momentos claves que la hacían sentir que en verdad, no tenía nada que hacer allí.