Capitulo 2

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Los días pasan muy lento el el hospital, estoy harto de que lleguen paquetes diciendo "mejórate" o cosas como "sigue adelante", y los odio por una solo razón, me recuerda lo débil que soy ¿Como puedo ser el mejor detective de todo el mundo y no puedo saber quien me inyecto un veneno? ¿Cómo pude ser tan distraído? ¿En realidad soy el mejor detective, o solo soy un chico de diecisiete años con mucha suerte? No puede ser verdad esto.
-Cane- dice diego que viene entrando a la habitación-, sales de este lugar en un par de horas- dice y creo que es la mejor noticia que me han dado desde hace una semana.
Seguimos conversando un par de horas esperando a que lléguenle me dicen que me valla, y aunque duraron tres horas en decirme que me podía ir, no le comente nada a Diego sobre cómo es que haría mi trabajo o como me sentía por tener que dejar lo que en realidad me gustaba. Para ser sincero es que yo nunca había hablado con diego sobre cosas sentimentales o ese tipo de cosas, nuestra amistad estaba mas bien basada en la violencia, tanto que nuestro "saludo" era un buen golpe en el brazo, el cual tenía solo una regla: si te paga fuerte, pégame peor, y así hasta que alguien de los dos pare. y el que para recibe un buen insulto de parte del otro y si no lo hace, recibirá un insulto aun mas fuerte. Así era nuestra relación, era una manera de decir que nos queríamos, o que nos felicitábamos, solíamos hacerlo cada ves que resolvíamos un caso o encontrábamos una pista, se que puede sonar como una tontería o una cosa de niños o demasiado drástica pero así éramos, y no nos importaba en lo absoluto lo que dijeran los demás sobre nosotros, tanto que algunas veces solíamos ir haciendo tonterías en la oficina, nuestras historias ya eran famosas entre nuestros compañeros, la más famosa es cuando logramos meter un camión lleno de carne fría en nuestra oficina en el piso diecisiete, ¡esa fue épica! la carne nos duró más de tres meses, así que fueron tres largos meses con una temperatura de menos seis grados en la oficina y 326 kilos de jamón. Fue épico, pero aunque el jamón sea perfecto, créanme que deja de serlo después de comerlo por más de un mes.

Salimos del hospital y entramos a mi auto, que al parecer Diego lo ha llevado. Me pongo en el lugar del conductor, de ahí duramos un largo tiempo discutiendo de que si estoy o no estoy en condiciones de manejar un auto el cual suelo conducir a 115 kilómetros por hora en la ciudad. Perdí. Diego me llevo a mi casa y estuvo con migo un par de horas revisando que no necesitara nada y que me tomara todas mis medicinas, lo cual no hice.
-Ash... Aveces llegas a ser demasiado irritante- me dice mientras anota algo en una libreta. arranca la hoja-. Es mi numero de comunicador( lo cual es lo mismo que un celular solo que este es extremadamente pequeño, con este solo hay que pensar en el número y ponértelo en la oreja), por si necesitas algo solo llámame- me entrega una hoja blanca con una esquina manchada de grasa o algo parecido en la cual escribió: 574 70 75
-¿Cambiaste tu teléfono?- le pregunto frunciendo el ceño.
-Si, lo cambie junto con mi comunicador, el día de la entrevista.
Asiento con la cabeza sin dejar de mirar el papel que está entre mis manos, veo algo raro pero no se que es. No le tomo importancia y me tiro en la cama.
-Se que ya te lo he preguntado varias veces durante el tiempo en el que estuviste en el hospital- le digo lentamente a Diego- pero, ¿cómo es que me pudo alguien inyectar un veneno tan poderoso? Me refiero, yo nunca estuve cerca de nada que me pudiera poner veneno en la sangre, ya sabes, como agujas, inyecciones o navajas.
-No lo se, pero podría apostar a que es un nuevo caso, alguien que te quiere sacar del juego por un tiempo- hace una pausa, tan larga que creo que ya no dirá nada pero continúa-. Alguien que es mas fuerte que a cualquiera que nos hayamos enfrentado, quizá un científico.
-No, mejor dicho un doctor o un traficante de drogas, o quizá algún hombre rico hambriento de poder.
-¿Y porque rico?- pregunta frunciendo el ceño.
-Porque nadie con poco dinero podría tener lo suficiente como para hacer esa clase de veneno- digo con la mirada perdida hacia mi ventana que da al bosque.
-Correcto- dice y en eso suena una alarma de su reloj y suelta uno grosería al ver la hora- ¿Cómo lo pude olvidar?- se pregunta a si mismo- Me tengo que ir ahora, lo siento- dice y se va corriendo.
-¿A dónde es que vas?- le pregunto pero ya se ha ido.
Me quedo recostado unos segundos hasta que recuerdo que llegamos amo casa en mi auto y no en el suyo. Reacciono y corro hacia el garaje y eta vacío, se llevo mi auto. ¡Se llevo mi auto!
-Espero que el auto explote- me digo a mi mismo hasta que recuerdo que es mi auto, así que me corrijo- espero que se le quede sin gasolina a quinientos kilómetros de aquí.
Camino hasta mi cama y me tiro para ver la televisión, en la cual solo hay comerciales; comienza las noticias de la noche y ahí estoy yo, en la televisión mientras la mujer de las noticias dice:
-El famoso detective Cane Tryker se ha desmayado en su conferencia de prensa- dice y veo la repetición el cámara lente de como mi cabeza rebota contra el suelo, y para ser sincero es extremadamente cómico. Y ahora soy la burla de todo el país. Pero a quien le importa. Solo quiero dormir así que me tiro en mi cama y duermo. Mañana será un día cansado. mi primer día en el increíblemente aburrido departamento de robótica.

KratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora