Capítulo 6: "Naranja atardecer"

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Baekhyun tenía un ritual, algo que pasaba en todos sus cumpleaños desde que tenía memoria, sus padres siempre lo llevaban al parque de diversiones, ellos siempre le compraban una banderilla y también un grande globo que siempre llevaba en la mano, no le gustaban mucho los juegos con experiencias fuertes, pero siempre era bueno ir a lo lento, Chanyeol siempre quería pasar sus cumpleaños con él, cuando eran más jóvenes, pero Baekhyun se negaba, porque le gustaba su rutina, siempre se subía a los mismos juegos, en el mismo orden, comía lo mismo y siempre se compraba un globo del mismo color, era lo que le gustaba y cuando Chanyeol lo siguió una tarde y se dio cuenta, se dio cuenta de lo lindo que era Baekhyun, con sus rutinas y todo eso.

Era alguien increíble y Yeol estaba muy enamorado, así que por eso, había terminado acompañándolo a sus cumpleaños y Baekhyun estaba tan sonrojado siempre que le daba la mano, pero al menos logró cambiar algo, lo hizo subir con él a varios juegos extremos, en los que Baekhyun solo cerraba sus ojos con todas sus fuerzas y negaba con la cabeza, sin poder reaccionar, aunque Yeol era el que estaba gritando y alzando sus manos sin más, riéndose y divirtiéndose a lo grande, pero cuando bajaba, con todo el cabello enredado, siempre decía, "Fue divertido, vamos a otro". Aunque Baekhyun siempre tenía su globo y su banderilla, Chanyeol se comía lo mismo también, así que cuando llegaba el atardecer, Baekhyun se sentía mejor que nunca, todos sus cumpleaños habían sido así y los atardeceres eran lo mejor del mundo desde entonces.

Chanyeol siempre lo tomaba del rostro y lo besaba cuando acababa su cumpleaños, siempre le daba su regalo en el atardecer y Baekhyun, cumplió muchos años de esa manera, recibiendo fogosos besos y lindos regalos, como no le estaban las flores, porque atraían insectos y encima de eso, no le gustaban los colores de estás, Yeol siempre le regalaba lindos cactus que eventualmente terminaban muriendo, no sabía que era lo que estaba tan mal, pero de todos modos, Yeol le daba muchos, no tenían flores, ni nada, pero venían siempre en bonitas macetas de colores pastel, además con lazos que llevaban siempre cargando una pequeña nota, esa nota siempre estaba escrita a mano por Yeol.

En ella, siempre le daba sus mejores deseos, le decía cuanto le gustaba y cuanto lo amaba, que tan importante era para él, Baekhyun siempre se sonrojaba cuando las leía, era en verdad muy lindo, le había escrito acerca de mil y un cosas, habían pasado muchos de sus cumpleaños juntos, así que tenía todas esas tarjetas guardadas, desde la primera, hasta la última, que había sido hacía tan solo unos meses, todas las tenía en una pequeña caja de metal que guardaba con mucho cuidado entre sus cosas más preciadas, junto con los álbumes familiares y todo eso, Baekhyun en verdad era feliz con esas tarjetas, siempre que se sentía triste, las veía, porque le acordaban lo mucho que Yeol decía amarlo, era su lindo Yeol, de trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete y hasta su presente, hablando, no él que le había pedido un divorcio, no, solo era ese dulce chico que siempre tenía una sonrisa para él cuando más lo necesitaba, cuando se sentía acomplejado, cuando se sentía solo, era el chico al que quería besar siempre, con el que quería hacer el amor todos los días, era Chanyeol Park, su esposo, al que ahora no sentía conocer del todo.

Baekhyun estaba en esos momentos como siempre, leyendo todas esas lindas notas, como lo eran, encontrando así, como Yeol mejoró notablemente su manera de escribir cuando entro a la universidad, eso era evidente, al estar en la carrera de lengua inglesa, era tan propio, aunque le gustaba más cuando era más simple. Como esa vez cuando tenían 18 y Yeol solo termino escribiendo 18 veces "Te amo" y al final unos muñecos que se daban un beso, dijo que eran ellos y Baekhyun le dijo que no sabía dibujar, entonces Yeol solo comenzó a reírse, recordaba muy bien esa mirada y sonrisa brillante ante el atardecer naranja, esa misma tarde, Baekhyun había perdido la virginidad, así sin más, en una pequeña cabaña que era de la familia de Yeol, con el atardecer siendo lo que iluminaba sus cuerpos, con la luz del sol siendo lo que entraba por toda la ventana, iluminando así sus huesos de sus caderas, los que Yeol estaba besando y también lamio lentamente, fue tan extraño, pero se sintió tan bien, fue muy feliz esos días.

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