El beso

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_ ¡Kenny! - lo llamó cuando ya estaban lo suficientemente alejados del barullo de las ambulancias - ¡Espera!

<<Se valiente, tú puedes, tú puedes>> se animaba Anthony en su mente.

_ Mira, LaRusso – dijo el chico parando de mala gana -. Estoy cansado y de verdad que no me apetece...

En un acto de completa locura, el de pelo largo sujetó las mejillas del otro y apretó sus labios juntos durante un corto instante. Kenny se quedó petrificado, solo lo miraba con los ojos como platos.

Anthony sonrió orgulloso de lo que, por fin, se había atrevido a hacer. Soltó con cuidado a Payne, no sin antes regalarle una leve caria, alejándose un par de pasos del aun estático chico.

_ Buenas noches.

Se despidió antes de salir corriendo con el corazón en la boca.

Ahora solo quedaba esperar y rezar para, al menos, no acabar con la cabeza en el váter de nuevo.

******

Anthony, empezó a analizar todo el lio con Kenny al verse rodeado de relaciones con curiosas historias detrás. Fue ahí, cuando aceptó que, desde el principio, desde que lo vio bailando en la acera, el chico nuevo le había gustado.

Pero el miedo lo embargo con rapidez. Esos "amigos" suyos se cebarían con él si se enteraban y por eso, por ese terror a pasarlo mal, se dejó arrastrar haciendo la vida de Kenny Payne una mierda grande y apestosa.

La cosa fue creciendo; cuanto más conocía del chico, más se daba cuenta de sus intereses comunes, más le gustaba y más se ensañaba con él para que nadie notara lo que sentía.


Por su culpa Kenny acabó en cobra Kai, donde le lavaron el cerebro de tal manera que parecía otra persona. Ya no reconocía al alegre chico que sonreía por los pasillos. Ese que él observaba a escondidas sonriendo también por inercia.

Por ello, cuando consiguieron cortar la cabeza de la serpiente, al verlo marcharse abatido, pensó que talvez ese fuese el momento. El momento de empezar de cero, de perdonar y de hacer lo que quiso en realidad esa noche que lo citaron en el parque: Besarlo.

El lado bueno fue que no le había partido la cara. <<Algo es algo>> se decía a si mismo. Se lo tomaba como una pequeña victoria.

Se aferró a esa positividad que aún no sabía de donde salía, durante el tiempo que lo separó del inicio de curso; no se cruzó con Kenny desde aquella noche y estaba deseando poder hablar con él.

Era la primera hora del primer día de insti, apenas llegó a saludar a un par de personas a las que aun consideraba amigos, cuando al sonar la campana alguien tiro de él metiéndolo en los baños.

_ Hola - dijo emocionado al ver ese par de ojos oscuros.
_ ¿Quién te lo ha contado? - preguntó Kenny con brusquedad.
_ ¿El que?
_ ¿A sido Robby?
_ No sé a qué te refieres.
_ ¿Quién te ha dicho que también me gustan los chicos?
_ Nadie, yo no lo sabía.
_ ¿Pretendes que me crea eso después del beso que me diste el otro día? Quiero saber cómo lo has sabido y, quiero que dejes cualquier plan para humillarme que tuvieras en mente.
_ Yo no tengo ningún plan.
_ Claro, ¿Y el beso?
_ Te bese porque...me gustas - confesó sintiendo sus mejillas arder. La risa del otro hizo que lo mirará sin entender nada.
_ Vale, buena jugada. Con sonrojo incluido y todo. ¿Quién está por aquí? - el chico empezó a abrir los cubículos y a inspeccionar cada palmo del baño -. Oh no espera, lo tuyo son las cámaras. ¿Dónde la has escondido?
_ No entiendo que...
_ ¡Deja de joderme, LaRusso! - gritó con fuerza sobresaltándolo -. Desde que estoy aquí me has hecho la vida tan miserable que escondí esa parte de mí, de la que nunca me avergoncé, por miedo a que todo se volviera peor.
_ Lo siento – murmuró avergonzado de sus acciones pasadas.
_ Y una mierda – dijo Kenny entre dientes con los ojos inyectados en furia -. Lo que no se, es como se te ha ocurrido ponerte como cebo. Las películas románticas te han quemado las pocas neuronas que tenías. ¿De enemigos a pareja? No seas ridículo, eso no pasa en la vida real - le aseguró hablándole como un niño pequeño -. Además, ¿Qué clase de gilipollas eres, como para llegar a pensar que yo me fijaría en ti?


Anthony sintió como su corazón se rompía. Ese era, con diferencia, el golpe más doloroso que había recibido por parte del chico frente a él.


_ No eres mi tipo, LaRusso. Mírate - movió su chaqueta mientras lo repasaba de arriba a abajo sonriendo con suficiencia -. Eres soso, feo y nada atractivo. Podíais haber encontrado a alguien más aceptable, no es complicado. Literalmente, cualquiera es mejor que tú.


El moreno estaba aguantando las ganas de llorar. No solo no lo creía, le estaba escupiendo en la cara que jamás se fijaría en él. Que era tan poca cosa que no lo miraría dos veces.


_ Con todo esto quiero decirte, que lo que tengas por ahí, videos, fotos o un audio con mi voz lo borres. Que se te quite de la cabeza volver a hacerme el hazme reír del instituto. Sabes que ahora se defenderme muy bien y ni tú ni yo queremos llegar a eso ¿Verdad? - ante el silencio del más alto Kenny volvió a reír empujándolo al salir del lugar.

El sonido de la puerta al cerrarse lo hace parpadear con rapidez, como quien despierta de un mal sueño esperando disipar el horror con ese simple gesto. Pero en su caso, la pesadilla había sido real.

El dolor de su pecho lo agobia y ya no sabe cuánto podrá contener el torrente de emociones que bullen en su interior.

Solo es capaz de pensar en una cosa:  <<Tengo que salir de aquí>>

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora