Aki y Ángel
...
—¿Puedo ir a la casa de Hayakawa? —pregunto Ángel mirando en dirección a sus pies.
Makima nunca le dio confianza, se sentía aterrado cuando ella estaba cerca. Su precencia que ha muchos atraia le era extrañamente incomoda y difícil de digerir. Preferia mantenerse alejado de la elegante mujer, pero para conseguir lo que necesitaba ocupaba de su autorización.
—¿Cuál es el motivo de la visita? No recuerdo que sea necesario que asistas a ese lugar —menciono mientras apilaba los papeles de su escritorio sin mucho interes en el demonio—. Es el día libre de Aki, dudo que quería verte.
Eso lo entiendo a la perfección.
—Comprendo —era imposible hablar con esa persona. No le gustaba hablar con esa persona.
Deja de reírte.
Ella era mala, se estaba burlando de su expresión.
¿Por qué me miras así?
Siempre supo que su altura era más baja que el promedio de los humanos y demonios, pero Makima lo hacía sentirse aun más pequeño de lo que ya era.
—¿Entonces es todo? Puedes retirarte —le dijo sin borar esa sonrisa de su rostro.
¿Qué acaso no se cansaba de fingir?
—Aun así me gustaría insistir un poco más —su traje negro que antes se encontraba impecable, comenzo a tener arrugas a casua de sus manos apretando aquella tela con desesperación—. Tambien es mi día libre, me gustaría realizar una pequeña visita, luego regresare sin falta.
Sabía que sus posibilidades de obtener un permiso eran de una en un millón, pero quería intentarlo antes que irse con las manos vacias. Si tan solo por un momento lograra hacerla cambiar de opinión no dudaría ni un minuto en marcharse que aquella oficina.
Ni siquiera en esa jaula donde lo tenían preso lograba hacerlo sentír tan sofocado.
—Me suicidare en caso de faltar a mi palabra.
La cara de Makima parecía formular una pregunta "Qué tramas?" Parecía decir.
—Esto es inusual, Ángel —sus manos se colocaron una arriba de la otra junto a su rostro que mostraba una expresión un poco más seria de lo normal— ¿Te llevas bien con, Aki?
Eso creo...
—No puedo decir que bien, pero nos toleramos lo suficiente como para vernos —aun sentía ese ardor en las manos por la fuerza aplicada de hace unos momentos.
Makima parecia pensarselo un poco más, al final opto por volver a tener esa sonrisa de labios cerrados.
—Te dare cinco horas —sentenció como un juez al criminal en tribunal.
Un demonio como Ángel no era un problema para Makima.
...
Aki era un hombre atractivo.
Tenía unas manos fuertes con dedos largos, se hacían notar cada vez que sostenía entre ellos un cigarillo que llevaba hacía su boca. Por eso, era que siempre notaba como aquellos labios se partian cuando el frio era demasiado, él decía poder soportarlo pero eso era solo una mentira.

ESTÁS LEYENDO
Un pequeño recordatorio
Fanfiction¿Qué es incluso más doloroso que no poder tocar a la persona que amas? Ángel no podía tocar a ningún ser vivo y lo sabía mejor que nadie en este mundo. Mientras que Aki con su poco tiempo de vida le era imposible mantener algún tipo de contacto con...