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Un día eres un imbécil entrando a la universidad y al siguiente, eres un imbécil que no había terminado la universidad, pero tenía un hijo.

Chanyeol estaba dándole la mano a su bebé de un año y tantos meses mientras él caminaba solo, había empezado hacía poco y ahora se sentía muy independiente, golpeándole la mano cuando quería detenerlo, pero Yeol solo caminaba muy cerca de él, porque siempre se andaba cayendo y Baekhyun estaba harto de que ensuciará la ropa y de que llegará con sus manitas raspadas, pero ese bebé era tan terco, incluso cuando Yeol quería levantarlo cuando se caía, el bebé se enojaba y corría con sus piecitos lejos de él. Yeol estaba irritable a esa hora y al parecer su bebé también, así que lo dejaba ser, incluso cuando estaba corriendo con esa mochila que era de su tamaño y no le cerraba la cinta de enfrente por culpa de su barriguita.

-Sae Byeok, dame la mano.- mando Yeol a su hijo, pero el bebé lo ignoró por estar jugando muy ocupado arrancándose el gorro de ranita que llevaba y que Baekhyun le había puesto para que no le diera frío, pero al bebé no le gustaba, aplastaba sus rizos heredados de Yeol, aunque castaños, heredados de Baekhyun y arrojó el gorro al piso mientras aun corría lejos de su padre y Yeol solo estaba bostezando a diferencia de su bebé, que parecía tener mucha energía a las malditas siete de la mañana y solo talló su rostro cuando vio a su bebé caerse unos pasos al frente, lloriqueando pero poniéndose de pie solo.

Chanyeol tenía solo veintiún años, si, era joven, era joven y tarado, además de que tenía un bebé que tenía dos pies izquierdos y era terco como pocos, al que tenía que llevar a la guardería todas las mañanas solo porque había tenido un pequeño accidente hacía un tiempo, ese accidente había sido comprar condones baratos, o estar muy ebrio o estar con alguien que venía de una familia fértil, así es, quería culpar a Baekhyun, pero solo podía hacerlo en su cabeza mientras cuidaba a su hijo hasta la guardería, aunque al llegar, empezaba a hacer un drama.

Sae Byeok Park era su bebé, un pequeño que era parecido a Baekhyun y a él, así que no había podido hacer el chiste de huir a México cuando nació, no pudo, era evidente que era suyo y en realidad le gustaba mucho Baek, era una pena, pero aun así podía decir que era un buen padre, él creía eso genuinamente, aunque su hijo no pensará lo mismo, como cuando lo atrapo para dárselo a la encargada de la guardería, como si fuera una bomba a punto de explotar y es que lo era, ese bebé había comenzado a gritar apenas Yeol lo alzó y comenzó a retorcerse y gritar, pero todo era un espectáculo, Yeol lo había visto por las ventanas antes de ir por él, muy a gusto comiendo manzana o jugando con sus amigos, era un dramático de verdad, porque hasta le jalaba el cabello para que no lo dejará ahí cuando en dos minutos iba a estar jugando como si nada, riéndose y disfrutando de la vida, como un mocoso de un año que no tenía que hacer un proyecto final de semestre como él.

-¡No, no, no, papi, papi!- gritaba mientras tres encargadas trataban de hacer que soltará su cabello de su padre y Yeol estaba evitando gritar también, aunque su hijo no estaba pidiendo por él, sino por Baekhyun, a él solo le gustaba Baekhyun, Yeol podía decir que estaban a mano porque a él tampoco le gustaba Sae. -¡No, no, no!-

-Será mejor que se vaya ahora, señor Park, siempre se calma cuando se va.- Yeol no sabía si lo que le decía la encargada era bueno o malo pero solo bufó y logró hacer que su bebé abriera los dedos y solo para hacerlo llorar más, le volvió a poner su gorro y Sae grito de manera más desesperada, de verdad odiaba que sus rizos se aplastaran. Chanyeol terminó revolviendo un poco su cabello mientras trataba de que se calmará pero ese bebé solo gritó más fuerte, de una manera tan aguda que casi dejo sordos a todos ahí y Yeol pensaba que era un mal agradecido porque era guardería era jodidamente costosa, él quería ser el que fuera dejado ahí, viendo películas, jugando y comiendo, y que Sae fuera a la universidad y tuviera que trabajar para pagar la guardería

El largo viaje de ser padre de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora