Louis se volvió para observar a su flamante esposo, dormido en ese momento. Había apoyado la cabeza en la puerta de la limusina. Se había arrancado el tocado de encaje, que yacía arrugado a sus pies. Los rizos caían alborotados. Olvidada, la copa de champán descansaba en el portavasos, ya sin burbujas. En el dedo anular llevaba un diamante de dos quilates que relucía bajo los últimos rayos del sol de la tarde. Había separado los labios, voluptuosos y apetecibles, para respirar... y cada vez que lo hacía, se escuchaba un delicado ronquido.
Harry Edward Styles era su esposo.
Louis cogió su copa de champán y brindó en silencio por el éxito obtenido. Por fin era el dueño absoluto de Dreamscape Enterprises. Estaba a punto de aprovechar la oportunidad del siglo y no necesitaba el permiso de nadie. Todo había salido a pedir de boca.
Bebió un buen sorbo de Dom Pérignon y se preguntó por qué se sentía tan mal. Su mente insistía en rememorar el momento en el que el sacerdote los había proclamado esposos. El momento en el que esos ojos de color esmeralda lo habían mirado rebosantes de pánico y terror mientras él se inclinaba para darle el tradicional beso. El momento en el que esos labios, entonces pálidos y temblorosos, le habían devuelto el beso. Sin pasión. Ese momento.
Se recordó que Harry solo quería el dinero. Su habilidad para fingir que era inocente resultaba peligrosa. Louis se burló de sus pensamientos y brindó de nuevo antes de apurar el champán.
El conductor de la limusina bajó un poco el cristal tintado.
—Señor, ya hemos llegado.
—Gracias. Aparca en la parte delantera.
Mientras la limusina enfilaba la estrecha avenida de entrada, Louis despertó al novio con delicadeza. Harry se removió, resopló y volvió a quedarse dormido. Louis contuvo una sonrisa y estuvo a punto de susurrar su nombre. Pero se detuvo. Para retomar con facilidad su viejo papel de torturador. Se inclinó hacia delante y gritó su nombre.
Harry se enderezó el asiento de golpe. Abrió mucho los ojos mientras se apartaba el pelo de las orejas y contemplaba el traje blanco de encaje que llevaba como si fuera Alicia en el País de las Maravillas al aparecer en la madriguera del conejo.
—¡Ay, Dios mío! Lo hemos hecho.
Louis le entregó los zapatos y el tocado.
—Todavía no, pero estamos de luna de miel. Si estás de humor, será un placer complacerte.
El lo miró echando chispas por los ojos.
—Lo único que has hecho es aparecer el día de la boda. Si hubieras tenido que organizar hasta el último detalle en tan solo siete días, estoy seguro de que ahora mismo estarías derrotado.
—Te dije que podía casarnos un juez de paz.
Harry resopló.
—Típico de un hombre. No movéis un dedo para ayudar y, cuando se os recrimina, os hacéis los inocentes.
—Roncas.
El lo miró boquiabierto.
—¡Yo no ronco!
—Sí que lo haces.
—No. Alguien me lo habría dicho.
—Estoy seguro de que tus amantes no querían que los echaras a patadas de tu cama. Estás muy gruñon.
—No.
—Sí que lo estás.
La puerta de la limusina se abrió y el conductor le ofreció el brazo para ayudarlo a bajar. Tras sacarle la lengua a Louis, Harry bajó del vehículo con la misma altivez con que lo habría hecho la reina Isabel. Louis contuvo otra carcajada y lo siguió. Harry se detuvo en la acera y él lo observó mientras contemplaba las líneas curvas de la mansión, que recordaban a una villa típica de la Toscana. La arenisca y la terracota le otorgaban una discreta elegancia, mientras que los altos muros y las grandes ventanas proyectaban un aura histórica. La avenida de entrada estaba flanqueada por un prado verde que se extendía hasta los pies de la mansión y que la rodeaba por completo. Las jardineras de las ventanas estaban cuajadas de geranios en flor, a fin de completar la apariencia de la vieja Italia. La planta de arriba contaba con una amplia terraza con barandilla de hierro forjado, donde se habían dispuesto mesas, sillas y un jacuzzi semioculto entre frondosas plantas. Harry abrió la boca como si fuera a comentar algo, pero la cerró de nuevo.
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Just a marriage [L.S]
FanfictionLouis debe casarse para asumir la dirección de su empresa, Harry necesita dinero para salvar su hogar. Un matrimonio pactado les beneficia a ambos, pero ¿será tan sencillo cumplir las reglas del pacto como habían imaginado? ...