Capítulo 11

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Dos semanas.

Louis tenía la vista clavada en la ventana de la cocina. Viejo Gruñón estaba tumbado a sus pies. Junto a su brazo había una taza de café humeante.

Deambulaba durante todo el día como un fantasma. El trabajo lo mantenía ocupado, de modo que se concentraba en cuerpo y alma en sus diseños, pero se pasaba las noches dando vueltas en la cama. Pensando en Harry y en su bebé.

Sonó el timbre.

Meneó la cabeza y se dirigió a la puerta. Al otro lado se encontraban Des y Anne Styles.

Al verlos sintió una punzada dolorosa, pero reprimió la emoción y abrió la puerta.

—Des, Anne, ¿qué hacéis aquí?

Supuso que habían ido por un solo motivo: destruirlo por completo. Se preparó para las lágrimas de Anne, para escucharla suplicar por su hijo aún no nacido. Esperaba que Des le diera un puñetazo por hacerle daño a su hijo.

Se enderezó y se preparó para aceptarlo todo. Le sorprendía que hubieran esperado tanto tiempo. Joder, tal vez el sermón de sus padres lo ayudara. Necesitaba sentir algo, hasta el punto de que tal vez recibiría el dolor con los brazos abiertos. A su debido tiempo tendría que ponerse en contacto con el para saber qué iban hacer con el resto del contrato y para intentar salvaguardar su imagen. Se preguntó qué les habría contado a sus padres sobre él.

—¿Podemos pasar? —preguntó Anne.

—Por supuesto.

Los condujo a la cocina. Viejo Gruñón se escondió detrás de la cortina, ya que no se adaptaba bien a los desconocidos. Louis le dio una palmadita en la cabeza antes de coger dos tazas.

—Puedo ofreceros café o té.

—Café, por favor —dijo Des.

Anne declinó el ofrecimiento.

Louis se afanó preparando la leche y el azúcar mientras intentaba desentenderse del nudo que tenía en el estómago.

—Supongo que habéis venido para hablar de Harry —dijo.

Des y Anne intercambiaron una mirada que no supo interpretar.

—Sí. Nos ha estado evitando, Louis. Pasa algo malo. No se pone al teléfono. Hemos ido a la librería para asegurarnos de que todo va bien, pero puso excusas y nos echó.

Des asintió con la cabeza.

—Tampoco ha hablado con su hermano, ni con Gemma o con Kendra. Hemos decidido venir en persona para hablar con el. Por favor, Louis, dinos la verdad. ¿Tenéis problemas? ¿Dónde está?

De repente, Louis tuvo la impresión de encontrarse en un episodio de la Dimensión desconocida y comenzó a darle vueltas la cabeza. Miró a la pareja sentada a su mesa y se preguntó qué narices iba a decirles. Harry no les había hablado del embarazo. Ni de su ruptura. Era evidente que no sabía cómo enfrentarse a la situación.

Contuvo un gemido, lleno de dolor. Ni de coña iba a confesar lo que había pasado. No eran familia suya. No eran responsabilidad suya.

—Esto... creo que ha organizado algo en Locos por los Libros. Velada poética.

Anne le cogió las manos. La mezcla de fuerza y ternura de esa caricia lo dejó al borde de las lágrimas. Vio que Anne lo miraba con preocupación.

—Basta de mentiras. Ahora formas parte de la familia. Cuéntanos la verdad.

Sus palabras abrieron la caja que guardaba en su interior. Familia. La madre de Harry todavía creía que formaba parte de la familia. Ojalá fuera verdad y su esposo no lo hubiera traicionado. Louis agachó la cabeza. Las palabras salieron de su boca antes de que pudiera contenerlas.

Just a marriage [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora