CP2 |•ORIGEN•| 1/2

245 40 6
                                    


Capítulo situado en el tercer año de Katsuki e Izuku. Aún no son pro-heroes.

_______________________________

¿Por qué todo el tiempo pasaba lo mismo?

Tenía exactamente la misma conversación con su propia mente al menos una vez al mes...

"No la salves, Izuku, ella no quiere ser salvada".

Se repetía mientras la chica de cabellos tan negros como la noche se resfregaba entre su pecho esparciendo sus lágrimas por toda su camisa, humedeciendo la fina tela y haciéndola más transparentosa de lo que por sí era por su color blanco.

No es que no le agrada ser de confianza para la gente, pero es que no puede ser. Está cansado de lidiar con los problemas de los demás sonriendo y afirmando que todo estará bien, escucharlos lloriquear y desahogarse, manteniendo su atención en el hilo de palabras que parece que no cortarán en ningún momento.

Está bien. Ama ser de ayuda para las personas, pero jamás creyó llegar al punto en su vida en el que no puede ejercer relaciones porque termina siendo un pilar de dependencia emocional para la gente a su alrededor.

Suspira exhausto, ésta charla ya venía con la misma dirección hace más de hora y media. ¿Qué pretende? ¿Que la bese y la consuele? Lo que menos quiere en estos momentos es meterse en una telaraña de falta de amor propio, inmadurez emocional y traumas no resueltos del pasado...

Era la... ¿Décima tercera o décima cuarta vez? Que tenía una cita con una chica, charlaban durante unos días, se conocían mejor y al momento de profundizar las cosas salía con este tipo de comportamiento insano...

No cree que sea egoísta buscar una pareja con estabilidad emocional, madurez e independencia. No pide demasiado tampoco... A sus diecinueve años, le parece casi imposible lograr eso.

Tiene desconocimiento sobre cómo terminar con en el incómodo ambiente. Siempre ocurre lo mismo, también. Su corazón debilucho de héroe no puede decir simplemente

"Estoy cansado de oír tus problemas, ¿puedes irte de una buena vez?"

Jamás se atrevería a decir algo como eso. Se excusa de que debe ir al baño y llama por teléfono a su salvador de toda la vida.

-Kacchan, estoy en aprietos

-¿Otra extra que no sabe hacer otra cosa que llorar?

-Por favor.

-Te llamo en dos minutos. Disimula un poco que realmente te interesa, nerd.

-Gracias, ¿sabes que te quiero?

-Por supuesto, ¿quién no me querría?

-Eres mi salvador.

-Como siempre.

Colgó la llamada y antes de salir, infló su pecho intentando tomar coraje de fingir la misma escena quién sabe por qué vez.

-Gracias por esperar... Solo puedo decirte que debes recordar que siempre hay una opción.

-¿Pero y si no la hay? ¿Entonces qué debo hacer?

Tan pesimista que le daba asco. No tiene las soluciones a todas las preguntas, no es un dios, no es un psicólogo ni un terapeuta como para tratar de ayudarla a mejorar.

No es su deber.

-Crearla por tu cuenta.

-No creo que sea capaz de hacerlo, Yami...

Sí. Había puesto un nombre falso en la estúpida app de citas pero de eso nadie se iba a enterar... Excepto Kacchan. Kacchan siempre es la excepción.

Encuentros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora