Acosador

20 3 0
                                    

Alana

Alfombra roja, fotógrafos por todos lados, la noche no

puede ir mejor.

-¡Alana, amo tus pinturas!.

-¡Alana, dame tu autógrafo, por favor!.

Y así muchas personas siguen gritando mi nombre mientras camino por esa alfombra que siempre fue mi sueño.

-¡Alana!.

Esa voz se me hace conocida pero....

-¡Alana, por Dios!.

Es mi mamá, pero, ¿por qué grita de esa manera como si me fuera a regañar?.

-¡¿Alana te desmayaste?!.

Y ahí meto un brinco tan alto que me caigo de la cama.

-¿¡Pero, qué?!.-Exclamo sorprendida.

Me duele las pierna del golpe que me di. En las películas esta parte no se ve tan dolorosa pero lamentablemente esta es la vida real donde caerte de una cama duele bastante.

-Ups.-Murmura mi mamá con cara de culpa aunque veo un altivo de sonrisa en su boca y yo simplemente pongo los ojos en blanco y respiro profundo.

-Mamá, ¿qué haces?.-Le pregunto tratando de sacar la paciencia que no tengo y me levanto lentamente del piso.

-Ya tienes que alistarse para la escuela.-Me informa como si yo no supiera eso.

-Mamá, me arruinaste mi grandioso sueño.-Le informo un poco molesta por su manera de despertarme.

-Alana, deja la bobería que vas a llegar tarde a la escuela.-

Me reprocha y mi paciencia se agota.

No soy una persona que le guste que la despierten y menos de esa manera.

-Que mal genio, ya veo de quién lo heredé.-Murmuro mientras camino hacia el armario para buscar la ropa. -¿Qué dijiste?.-Pregunta levantado una de sus cejas y poniendo sus manos en sus cinturas.

-Nada jefa.-Respondo sonriendo y ella solo vira los ojos y sale de mi habitación.

Que frío tengo, y más que frío tengo mucho sueño.

Hoy es martes y mi horario está cargado de asignaturas horrorosas que solo existen para darme dolores de cabeza. Si yo fuera presidenta demandara que la única asignatura que se diera fuera Artística pero eso es algo imposible para mi desgracia.

Me pongo delante del armario y cojo un pantalón de mezclilla un suéter negro y mis zapatos blancos.

Me visto con mucha pereza, me paso un peine por el pelo, y bajo a desayunar.

-¿Qué hay de desayuno?.-Le pregunto mientras me siento en la mesa.

-Comida supongo.-Responde como si fuera lo más lógico del mundo.

Lo es, se burla mi mente.

-Ja, ja, ja.-Me río sarcásticamente.

Alana, ¿él acaba de decir Alana?, ¿cómo es que sabe mi nombre?.

Sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, no voy a

negar que esta situación me está asustando.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?.-Pregunto dando un paso atrás y poniendo mis manos delante de mí para que no se acerque.

-Ay, Alana Alana.-Murmura con una sonrisa de medio lado. -Responde mi pregunta, acosador.

Se acerca más a mí hasta que mis manos tocan su

-¿Acosador?.-Pregunta soltando una risilla.

-Sí, acosador, aléjate. -OK, te voy decir quien soy: Mi nombre es Aaron, y pues soy tu....

-¡Alana!.-Grita mi amiga Rebeca y me ala del brazo

rápidamente alejándome Aaron sin dejarlo hablar.

-Camina, que vamos a llegar tarde a la escuela.-Es lo único que me dice sin dar explicaciones de su arrebato.

Y la verdad tengo mucha curiosidad de que me quería decir el acosador.

Miradas Abstractas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora