IV

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Mira para tu izquierda, puede que alguien esté  intentando ahorcarte justo en este instante. Si no es así, tranquila, puede que solo espere impaciente a que te duermas para dar su golpe mortal. Piensas que es una suerte que no estés sola, pero aquella casa es demasiado grande como para llenar todos los posibles espacios en los que tu acosador aguarda. Aguantas intranquila los deseos de tomar agua o ir al baño porque piensas que el sitio en el que te encuentras es el refugio perfecto. Te desconcierta el silencio de las demás personas que  duermen con un aliento inocente y te preguntas por qué eres tú la única que sigue despierta. Aunque, a decir verdad, creo que solo te cuestionas porque te estoy narrando lo que puede ocurrir en una de las múltiples realidades entre los múltiples mundos. Lo hago solo porque hoy no es nuestro día de suerte, y tras el apagón, me he visto obligado a escribir lo que me dictan los dueños del puñal que ha atravesado mi hombro y que, en unas horas, te visitaran.

Horrores y sonrrisas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora