Avery Rosier podría describir su vida como quien narraría un libro en un cuento de fantasía. Salvo que lo suyo si era real.
Siendo reclamada por su progenitor divino, Avery fue objetivo de problemas y aventuras junto a su buen amigo Percy Jackson...
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Un sueño.
Todo se tenía que haber tratado de un sueño.
Era imposible que Luke tracionara al Campamento Mestizo y al Olimpo.
¿Verdad?
Deseaba con todas mis fuerzas que esa terrible situación hubiera sido producto de mi cabeza. Solo eso. Una terrible pesadilla.
Pero cuando abrí mis ojos y encontré el techo de la enfermería, mis fuerzas desaparecieron.
— ¡Avy!
La voz preocupada de Asteria me envolvió dejando un muro de alivio sobre mi cuerpo. Sus brazos me rodearon nada más logré sentarme correctamente en la camilla. Sentí una enorme tristeza desprender de ella y me encargué de ofrecerle todo mi apoyo emocional mediante el abrazo.
Desvié mi vista hasta la camilla de enfrente, donde se encontraban Annabeth y Percy. Ambos parecían igual de afligidos mientras me echaban un vistazo.
¿Qué hacía Percy también en una camilla?
— Menos mal que has despertado, Avery –la voz de Quirón llegó a mis oídos y Asteria se separó de mí, haciéndose a un lado— Empezábamos a preocuparnos seriamente de que no lo hicieras.
Junto al mi entrenador, se encontraba Lyssander, sentado y mirando a la nada. Sus ojos carecían de emoción alguna, sus manos estaban unidas sobre sus rodillas y tapando la mitad de su boca, como si estuviera reflexionando algo.
Y lo volví a recordar todo.
— ¡Luke! ¡Él me dejó inconsciente! —exclamé en dirección a Quirón– ¡Debéis apresarlo! ¡Planea destruir el Olimpo! ¡Cronos está de su lado!
Un extraño sonido salió de Annabeth, algo parecido a un sollozo.
Los miré preocupada a todos.
— ¿Qué pasa? ¡Hay que reaccionar ya!
Asteria posó su mano sobre mi hombro.
— Tranquila, Avery –me dio una triste sonrisa que no llegó siquiera a sus chispeantes ojos— Lo sabemos todo. Alguien se te ha adelantado.
Señaló a Percy con la cabeza y mi corazón se encogió. ¿Qué pudo haberle hecho Luke?
Entonces, mi amigo procedió a repetirme todo lo que había contado anteriormente. Era más o menos lo mismo que Luke me había dicho a mi. Conté mi versión y eso solo aumentó las emociones negativas en la enfermería.
