Avery Rosier podría describir su vida como quien narraría un libro en un cuento de fantasía. Salvo que lo suyo si era real.
Siendo reclamada por su progenitor divino, Avery fue objetivo de problemas y aventuras junto a su buen amigo Percy Jackson...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sé cómo, pero después de soltar animales en las Vegas, nos encontrábamos frente al Hotel Casino Loto.
La entrada era una enorme flor de neón cuyos pétalos se encendían y parpadeaban. Nadie salía ni entraba, pero las brillantes puertas cromadas estaban abiertas, y del interior emergía un aire acondicionado con aroma de flores: flores de loto, quizá. Jamás las había olido, así que no estaba segura.
El portero nos sonrió.
—Ey, chicos. Parecéis cansados. ¿Queréis entrar y sentaros?
Ander frunció el ceño.
—No lo creo —negó y posó una mano sobre el hombro de Percy y así dar la vuelta.
Asteria los frenó boquiabierta.
—¿Vais a dejar desaprovechar una oportunidad como esta? —señaló el hotel y el hombre sonrió—¡Venga ya! ¡Es súperfamosísimo en las Vegas!
Annabeth asintió de acuerdo con un semblante serio.
—Además —añadió ella—Nos viene bien un descanso. Hace semanas que no tomamos una ducha siquiera.
El hombre arrugó la nariz tras escucharla decir eso y yo reí.
Mi hermano gruñó como lo había hecho Ares anteriormente y volvió a negar con la cabeza.
—Podemos buscar otro hotel por aquí, este está lleno de gente —lo pensó antes de murmurar en tono bajo:—Y podría estar repleto de monstruos...
Lo vi muy exagerado, esas dichosas mierdecillas no podían estar en todas partes, ¿verdad?
Yo que tu no me andaría tan confiada.
¿Tienes que parecer siempre, eh?
Si me respondió, no la escuché ya que Annabeth había vuelto a hablar.
—Hagamos una votación —propuso la rubia—¿Quién vota porque nos arriesguemos y nos alojemos en el hotel?
Ella había levantado la mano nada más decirlo, Asteria la secundó mirando con emoción la entrada, Grover algo cohibido por la mirada de Ander también la levantó aunque parecía casi hacerse pipí. Yo la levanté enseguida.
Percy miró dudoso a mi hermano quien se mantenía de brazos cruzados con semblante frío y suspiró.
—Nos arriesgaremos.
Escuché el bufido de Lyss y sonreí divertida.
Asteria se posicionó en medio de Annabeth y de mi, nos rodeó a ambas por los hombros y nos obligó a empezar a caminar.
