Funciones F(x)

102 5 1
                                    

Aquella tarde había comenzado bastante fría y el pequeño Jimin casi tropieza torpemente por ir distraído escuchando música mientras caminaba. Entró al pequeño negocio para realizar el mandado que su madre le había pedido "un kilo de pan, un litro de jugo de naranja y seis láminas de queso".

Suspiró levemente y con un tono amable y calmado le pidió el mandado a la señora de edad que le atendía, luego de pagar, salió de la humilde tienda para volver a su casa.

Se encontraba a una cuadra de su hogar y pudo divisar a un chico caminando demasiado despreocupado, era alto y blanco, su pelo negro caía por su rostro de manera desordenada, sus ojos negros que miraban todo con desprecio.

Jimin al sentir aquel aura ajeno, se alejó un poco pero siguió caminando hasta encontrarse en la entrada de su casa, al sacar la llave, sintió una mirada en su nuca, se dio vuelta lentamente y se encontró con el chico de ojos "no me importa nada" que lo miraba fijamente.

¿Eres Jimin verdad? - el desconocido dijo suavemente sin subir la voz y sin realmente importarle que el ajeno le escuchase-

S-si...-respondió tímidamente el pequeño sin saber porque le estaba hablando-

Mi nombre es Demián y tu madre me ha contratado como tu tutor de matemáticas - le dijo con una sonrisa a medio lado, él torturaría al pequeño con las matemáticas por gusto y porque además le pagarían, esa satisfacción era, perfecta- bueno ya que sabes quién soy y a que vine, espero que muevas tu trasero de la entrada y me dejes entrar a tu casa, ya que si no te haz dado cuenta, hace frío.

Ah...p-perdón....- susurra y abre la puerta torpemente dejando el espacio para que el mayor entrase. Al verlo entrar, camina con suavidad y cierra la puerta. -

Lleva la bolsa con el mandado a la cocina, vio como su madre sonreía y abrazaba al chico que dijo que se llamaba Demián, suspiro leve, no quería un tutor de matemáticas pero como siempre su mamá nunca le escuchaba.

Decidió subir a su habitación y encerrarse en ella, no quería ver nadie. Se tiró en su cama y cerró sus ojos para intentar dormir, pero ni si quiera pensó en eso cuando la puerta se abrió.

Deberías dejar de ser un vago Jimin- dijo el mayor al verlo echado en su cama de la manera más cómoda- toma tus cosas de la clase y te sientas en el escritorio, empezaremos de inmediato por sin respeto.

- Jimin se levantó lentamente y obedeció al contrario, sólo para deshacerse lo antes posible de él-

Durante varias horas estudiaron funciones, Jimin debía admitir que el chico sabia explicar que veía los ejercicios muy claros, encontrando rápidamente la solución y que además ésta era correcta. Se sentía feliz, el chico le había sacado un peso de encima sólo con ayudarle, le estaba ahorrando varios problemas con su madre.

Al terminar sonrió cansado y se estiró en la mesa.

Bien hecho enano -dijo Demián mirando al menor con una sonrisa juguetona, Jimin era bajo y pálido, su cabello de color castaño, pero con unos ojos cafes grandes que miraban todo con dulzura y emoción, Demián realmente pensaba que éste chico podía ser su nueva presa, su nuevo juguete- te haz ganado un premio - dijo cerca del oído ajeno, quién se estremeció separándose del mayor -

¿pre-premio? - dijo mirándolo con los ojos más abiertos de lo normal, por algún extraño motivo, no le gustaba como Demián lo miraba, sentía que el oxígeno no entraba a sus pulmones, estaba nervioso, ya no le agradaba tanto, ya no quería quedarse solo con él, intentó levantarse, pero sintió una mano en su brazo. Demián lo había agarrado y le sonreía de una manera demasiado fría-

No lo mereces....eres un niño malo, Jimin - dijo su nombre de una manera seductora, pero el pequeño sólo quería salir de ahí, sintió a su madre tocar la puerta llamándolos a tomar once.-

Se soltó y corrió a la puerta abriendo ésta, después fue al baño a lavar su cara y sus manos, ya no le caía bien Demián, ése chico tenía raras intensiones con él y eso no le agradaba.

ClarityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora