Capítulo 16 - Aperta mens

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- ¿Qué se supone que vamos a hacer? – Preguntó Tori, luego de una extensa discusión en la que todos hablaban, pero nadie entendía nada.

Sikowitz miraba con cautela el desastre que, previamente, había intentado solucionar. Se necesitarían más que unos cuantos pañuelos y una fogata para arreglar todo eso.

- Chicos por favor tranquilos – Pidió el hombre – Tomen asiento alrededor del fuego para que podamos calmarnos - Puso el ejemplo y se sentó en el suelo.

Los demás se miraron con desconfianza, pero no desobedecieron. Aries le tendió la mano a Tori y esta la tomó con una media sonrisa.

- Robbie... Necesitamos saber qué fue lo que sucedió exactamente – Dijo el hombre – Nadie va a opinar nada al respecto ¿Cierto? – Miró a los demás de manera intimidante.

Jade suspiró, rodando los ojos, tratando de contener sus opiniones.

Robbie tomó un suspiro y comenzó a contar la historia en la que, luego de abandonar la práctica la tarde anterior, se había encontrado a Trina muy cerca de la entrada a donde estaban reunidos:

- ¿Qué haces aquí? – Preguntó la chica con un tono sospechoso. - ¿Y por qué te ves tan molesto? -

- ¡Qué importa! – Respondió con un ademán – Además ¿Tú qué estás haciendo aquí? –

- Busco a Tori... ¿Está ahí dentro? – Intentó acercarse a la entrada.

- ¡Espera! – Robbie se interpuso – No está aquí... Ella no... -

- Bien, es obvio que me estás escondiendo algo ¿¡Qué es!? – Lo tomó por el cuello de la camisa.

El chico intentó sacudirse con una expresión de sufrimiento, pero no logro quitarse de encima las manos de Trina. Al escuchar algunos pasos acercarse, la mayor de las Vega supo que si la encontraban ahí forcejeando con aquel chico que le parecía un espárrago, nunca tendría respuestas a sus preguntas.

- ¡Ven acá! – La chica arrastró sin dificultad al hombrecito que no opuso resistencia.

Entraron a la primer aula desocupada que se encontraron en el camino y Trina aseguró la puerta.

- ¿Qué diablos haces? – Preguntó Robbie, una vez que Trina lo soltó con un ligero empujón.

- Escucha, sabes bien que puedo romperte como a un espagueti sin cocinar, así que más vale que me empieces a decir qué se traen tú y tu grupito últimamente – Amenazó la chica.

- No sé de qué hablas... Nosotros... Yo estaba aquí porque... -

Robbie evaluaba con cautela la posibilidad de utilizar alguno de sus conocimientos mágicos para librarse de la situación, pero nada que no lo incriminara sonaba viable.

- Estaba aquí por un entrenamiento de ajedrez – Intentó mentir.

- ¿¡Estás mintiendo!? – Las palabras de Trina rebotaron en su cara pues lo había vuelto a tomar por la camisa.

- Si – Aceptó él con sufrimiento.

- ¿Entonces dime que estaban haciendo a esta hora en la escuela realmente? –

- Magia... - Aceptó con los ojos cerrados por el miedo, no sólo a Trina, si no a revelar una verdad que se consideraba sagrada, pero que en sus bolsillos pesaba como piedras.

Hollywood M. ArtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora