Capítulo 19 El rey - Parte 1

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A la mañana siguiente, un extraño ruido hizo que los ojos azules de una de las chicas se abriesen con pesadez, tomando unos momentos para acostumbrarse a la excesiva luz y, a la vez, terminar de enfocar su mente hacia el momento en curso.

En esos segundos escasos pudo detallar la calidez del cuerpo que aún permanecía en reposo a su lado. Seguido de eso notó la ausencia total de la sensibilidad en su brazo derecho, producto del entumecimiento que le había causado el peso de Tori sobre éste durante toda la noche.

Por último, cuando estaba a punto de aferrarse un poco más a la cintura de la chica que dormía dándole la espalda, para disfrutar sólo un par de segundos extra de aquel suceso que, probablemente, nunca se volvería a repetir, entonces detalló dos cosas más;

Cuando se quedaron dormidas, no tenían ninguna manta que las cubriera como lo hacía la que estaba encima en ese momento.

Y la segunda, el sonido extraño que la había despertado en un principio, era una risita muy conocida.

Jade abrió los ojos de golpe.

- ¡Cat! –

- Holis – Saludó la peliroja con alegría, saltando alrededor de las chicas mientras perseguía una mariposa.

- ¿Qué haces aquí? – Preguntó la ojiazul, desafanándose discretamente de su acompañante que no parecía despertar ni con un temblor.

- Vine siguiendo a mi amiga la mariposa – Contestó la más bajita con sencillez mientras el insecto se alejaba.

Jade se incorporó un poco y miró a su alrededor con algo de preocupación. Luego tomó la manta, con una expresión confundida y cuestionó a Cat al respecto.

- ¿Tú nos cubriste? -

- Sipi –

- ¿Cuándo? –

- Anoche, justo después de que se quedaron dormidas –

- Pero... - Jade no terminaba de atar los cabos - ¿De qué hablas? ¿Nos seguiste? – La acusó.

Cat juntó las puntas de sus dedos índices en un gesto de pena.

- Es que yo pensé que saldrían a capturar luciérnagas –

Jade suspiró negando, finalmente, no podía molestarse con la peliroja y menos porque su acción probablemente las había salvado de pescar un resfriado por imprudentes.

Miró a Tori dormir cómodamente y deseó que sólo Cat se haya encontrado con aquella escena tan peculiar. De lo contrario, tendrían muchas explicaciones que dar.

- Tori... - Jade la movió un poco con la punta del pie. La chica frunció las cejas, pero no terminó de despertar.

Cat las observaba con una sonrisa tranquila e inocente.

- ¡Vega! – Esta vez el movimiento fue brusco y cumplió con su propósito.

- ¡No! ¡Jade! No lances mi almuerzo al retre... te – Tori se levantó de golpe, exaltada por el sueño que recién estaba teniendo.

- ¿De qué diablos hablas? – Preguntó Jade, tratando de ayudarla a levantarse, a pesar de la confusión que ésta aún sentía – Hay que levantarse y volver a la tienda –

Tori tardó un par de segundos en entender dónde se encontraba y por qué.

Pero, mayor pregunta era; ¿Por qué Cat estaba ahí?

¿A caso las habían encontrado en aquella escena tan poco común y difícil de explicar?

Aún aturdida, se dispuso a recoger y doblar las mantas rápidamente.

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