A | "Si te detienes a pensar en el tiempo la vida pasa volando, mejor es dejar que todo fluya y ser feliz."
Después de años de lucha la vida de Luna Black empieza a terminar. Unas simples palabras del médico y un fin ya marcado. Luna está dispuesta...
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Capítulo VIII: Hug the soul
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Luna caminaba en dirección a la playa junto a su hermano. O más bien, Jacob la llevaba en su espalda porque la menor no tenía ganas de caminar. No era como si le dificultará en algo tener que cargarla, incluso era como un papel.
Seth al verlos llegar se levantó de inmediato de la lona y camino lo más rápido posible hacia donde estaban ambos hermanos Black.
— Jacob, Lu, se tardaron bastante en llegar. Embry y Jared están haciendo sus competencias tontas de quien se termina más rápido las hamburguesas.
— Vamos, Jacob. Debemos apurarnos, nos quedaremos sin hamburguesas.
— Ya guarde una para ti.— le dijo mientras esta se bajaba de Jacob, este frunció el ceño.— Le agregue la lechuga y el tomate, también le puse un poco de mayonesa.
— Eres el mejor, Seth.
Luna tomó su mano y ambos empezaron a caminar dejando a Jacob un tanto indignado detrás suyo.
— Muchas gracias por guardarme una a mi también, Seth. Siempre tan amable.— dijo Jacob, mientras no alejaba su vista de sus manos unidas.
— De seguro conseguis una, no hay de que preocuparse.
— En ese caso, alejen sus manos, están demasiado pegados.
— Ya basta, Jacob.— dijeron al mismo tiempo. Se miraron y rieron entre ellos.
Jacob simplemente vio como se alejaban de él, mientras se burlaban en su cara. Estaba indignado, Seth estaba yendo por el mal camino. Se estaba convirtiendo en su hermana.
En cuanto llegaron con los demás, Luna fue a abrazar a Jane. Y en ese momento se dio cuenta que era hora de hablar con ella, no podía seguir ocultando lo que le pasaba.
Se sentó junto a Seth para comer las hamburguesas, este paso un brazo por sus hombros, la notaba tensa.
Luna tenía miedo a la reacción de Jane. Sabía que no soportaría verla llorar, después de todo ella era su mejor amiga, su hermana de otros padres. Era algo delicado.
Después de tomar valor se levantó de donde estaba y camino hacia donde estaba Jane. Era hora de que ella supiera por lo que pasaba. Que estaba en su etapa final.
— Tengo que hablarte sobre algo.
— ¿Es malo, verdad?— le preguntó Jane mirando el piso.
Luna suspiró, no estaba preparada para eso, pero tampoco podía seguir ocultándolo. La arena caía poco a poco en cantidades excesivas, mientras veía como su vida acababa poco a poco. Y no iba a permitir que Jane fuera la última en enterarse de ello.
— No es malo ni bueno, si no, un paso más en nuestra misión de vivir la vida.
Ambas se sentaron en una roca, el corazón de Jane latía a mil a hora. Preocupada por lo que le diría Luna. Mientras Luna buscaba las palabras adecuadas para decirle a Jane lo que sucedía.
No era fácil y más por el momento en que estaba Jane. No todos los días una vampira quiere matarte. Debia cuidar sus palabras.
— No se como empezar.— dijo Luna, Jane le dio la mano. Se notaba que estaba nerviosa. En ese momento ya sabía que lo que escucharía serían como otras mil estacas más en su corazón.
— No seas bondadosa conmigo, Luna. Di lo que tengas que decir.— le sonrió.— Aquí estoy para ti, en las buenas y en las malas. No te guardes nada. Tomare tus palabras de cualquier forma.
— Hace dos semanas tuve revisión médica.— Luna suspiró.— El doctor Cullen regreso, aunque eso creo que ya lo sabes.
— Ni me lo digas.— Jane se río un poco al recordar la vez que Luna le contó que se disfrazo de ada hace un par de años para aleglarla.
— Bueno, antes de que regresaran el otro doctor, me había dicho que no más químios. Sin embargo, seguían habiendo algunas operaciones a láser.— su voz se entrecorto.— El doctor Cullen dijo que ya no haya nada que hacer. No más quimioterapias, no más intentos. Estoy en mi etapa final, Jane.
Los ojos de Jane se cristalizaron mientras sentía como algo se quebraba en su corazón. Había visto luchar por tantos años a Luna, que no podría creer que nada había funcionado. Que simplemente ya estaba dando sus últimos respiros.
Abrazó fuerte a su mejor amiga, no se pondría a llorar frente suyo, porque eso sería algo muy cruel. Pero si le daría su apoyo. Luna era la mejor persona con la que compartiría su amistad y se aseguraría de estar hasta su último respiro a su lado.
— Te voy a extrañar mucho, Luna. No te das la idea de cuanto lo voy a hacer.
Y la chica Black simplemente se largó a llorar. Porque esas eran las palabras que hace tanto tiempo quería escuchar. No quería lastima, simplemente quería que afrontarán su muerte. Que le dijeran que seguirían adelante y que la extrañaría por siempre, pero que vivirían su vida.
