CAPÍTULO 2

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El autobús se detuvo en la entrada del pueblo. El conductor les explicó a sus pasajeros que los vehículos no tenían permitida la entrada; por lo que, debían bajar y caminar hasta la sala ancestral.


—¿Por qué debemos quedarnos en la sala ancestral? ¿No hay un hotel? —preguntó la única chica del grupo.

—¡De dónde saldría el hotel en este lugar de porquería alejado de todo! Es suficiente tener un lugar para quedarse —respondió el conductor con tono de molestia.

—¡Eso no es posible! ¡Un lugar como la sala ancestral! ¡¿Cómo puede alguien quedarse allí? —se quejó ella.

—La sala ancestral contiene a los antepasados. ¿Tienes miedo de que los fantasmas de los antepasados salgan para meterte en el pozo de la posteridad? —se burló el conductor.

—Esos no son mis ancestros, ni los fantasmas de mis ancestros —replicó ella.

—Entonces, puedes pasar la noche en el vehículo.


La mujer no replicó de nuevo; masculló unas cuantas palabras para sí misma y luego se calló cuando el hombre junto a ella tiró de su mano un par de veces.

En las regiones apartadas había siempre muchos tabúes. Cuando se organizaba un funeral, los vehículos debían quedarse estacionados afuera del pueblo para evitar que las almas de los fallecidos se adhieran y se fueran con este. En la sala ancestral se veneraba a los ancestros desencantados para que estos protejan a sus descendientes. Sin embargo, en lugares remotos como ese, había rumores de que, si forasteros pasaban la noche en una sala ancestral, serían llevados por los fantasmas de los ancestros para llenar el pozo y, así, bendecir al pueblo con prosperidad.

Pero estas eran historias que circulaban en aldeas de montañas con pocos habitantes, así que nadie tomaba estos rumores en serio.

Jimin descendió tirando de su equipaje y de forma inconsciente, miró al hombre que se había sentado a su lado para verificar si lo había seguido. Este, de nuevo estaba junto a él, como una sombra, sin articular palabra, eso, lejos de asustarlo, le dio una sensación de seguridad.

El grupo de personas avanzó en silencio, el pueblo estaba muy tranquilo, sin ningún sonido ni luces en las casas o calles. Jimin se sintió un poco preocupado. El sol no hacía mucho que se había ocultado; no debería ser hora de resguardarse aún. El trío delante de él también miraba el lugar con sospecha. Uno de los hombres le preguntó al conductor:


—¿Podríamos pasar la noche en el vehículo? Me parece demasiado tranquilo aquí.

—¿Para qué hacer algo tan problemático? ¿No has venido a este pueblo antes?

—Hemos venido antes, pero nunca hemos pasado la noche aquí —respondió el hombre.


Las montañas rodeaban la aldea sin permitir ninguna conexión con el mundo exterior, quién sabe cuántas cosas oscuras podrían haber escondidas dentro; los forasteros no tendrían ni la menor idea de si se encontraban en peligro. Tal vez, incluso, la gente del pueblo podría adorar a alguna deidad oscura. El hombre también venía de una aldea remota; por lo que, tenía una profunda comprensión de algunas ideas retrógradas de los pueblerinos.

Sin mencionar que esta aldea, en particular, con solo mirarla se veía sospechosa. El pueblo estaba tan silencioso, no se escuchaba ni el más mínimo sonido, lo que era demasiado extraño.


—He hecho decenas de viajes a este pueblo y nada ha pasado nunca por la noche —explicó el chofer agitando una mano—. Mientras no salgan corriendo de la sala ancestral por una nimiedad, estarán bien... Y no hagan ninguna broma.


MATRIMONIO FANTASMA (ADAPTACIÓN YOONMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora