EXTRA: La Esposa del Fantasma (2)

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A altas horas de la noche, Hoseok regresó de la comida grupal un poco mareado y ensimismado por haber bebido algo de alcohol. Presionó el botón del ascensor, pero, antes de que tuviera la oportunidad de entrar, un joven se metió antes que él, cerrando la puerta tras de sí. Como estaba ebrio, su reacción fue lenta; solo minutos más tarde fue que su enojo surgió al punto de patear la pared.

¡Jódete!, pensó.

A falta de una mejor opción, se fue por las escaleras. Entonces, al llegar al cuarto piso con gran dificultad, a la luz de la luna, verificó su reloj: eran las 0:44.

¡¿Qué número es este?!, maldijo Hoseok mientras sacaba sus llaves para abrir su departamento, sin darse cuenta de que la puerta detrás de él se abría en silencio.

Una ráfaga de aire frío le heló la garganta, lo que hizo que su cuerpo temblara y las llaves se le cayeran al piso. Sus sentidos parecieron volver a la sobriedad.

Mientras recogía las llaves, oyó un repiqueteo largo y continuo y el sonido sutil de embestidas y agua. Hoseok estaba bastante familiarizado con esa mezcla.

El alcohol, sumado al hecho de no haber podido desahogarse hace mucho tiempo, hicieron que se endureciera con solo escuchar. Entonces, como si estuviera poseído, se dio la vuelta y entró al apartamento 404. Dentro estaba muy oscuro. A pesar de que la luna brillaba con fuerza fuera de la ventana, el interior permanecía en tinieblas. Sacó su celular para alumbrarse, usando el sonido como guía para avanzar. Se detuvo en la puerta del baño. Dentro, la luz se veía encendida. Abrió la puerta con cautela. Un joven yacía desnudo recostado dentro de la bañera. Sus piernas estaban extendidas a ambos lados de la misma, su cabeza se apoyaba en el respaldo y sus ojos miraban al techo, al tiempo que gemidos roncos salían de su boca.

El joven tenía una apariencia delicada y bonita, y su piel era clara. Su cuerpo se impulsaba hacia arriba de forma constante, como si algo lo embistiera sin piedad. Con cada arremetida, era impulsado hacia atrás, y esto se repetía una y otra vez. Durante este proceso, su voz se escuchaba aguda, con un toque de dolor y deleite. Por el ángulo donde Hoseok se encontraba, podía distinguir solo la clavícula y las piernas fuera de la bañera del joven; por lo que pensó que se estaba dando placer a sí mismo.

Ante tal escena, su corazón comenzó a latir con prisa, y no pudo evitar dar un paso adelante para intentar acercarse, pero no avanzó mucho. Su pie pateó algo, haciendo un ruido lo bastante fuerte como para llamar la atención del muchacho.

Cuando sus ojos se encontraron, el joven comenzó a gritar y a luchar, salpicando todo el piso. Sin embargo, parecía que algo lo retenía en aquel lugar, impidiéndole darse vuelta y huir. De repente, sus extremidades cedieron; parecía como si lo único que pudiera hacer era dejar que se aprovecharan de él. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Se veían rojos en los bordes, como si hubiera sido atormentado por un buen tiempo y, su acosador, hubiese disfrutado viéndolo llorar; aunque también se apreciaban empañados por la lujuria.

Aquella persona era la representación terrenal de un demonio que seducía a la gente. Un joven de rostro encantador y belleza extraordinaria, malvado y, sin duda, en ese mismo momento, la imagen de un demonio capaz de convencer a incontables hombres de cometer toda clase de crímenes.

Ojos enrojecidos que se mostraban desvalidos; clavícula húmeda, tentadora y pecaminosa; piel clara, suave como la seda; piernas esbeltas llenas de cardenales... ¡Esperen! ¿Cardenales?

¿No estaba solo? ¿Cómo se los hizo, entonces?

Hoseok observó con detalle; solo entonces, se dio cuenta de que la bañera salpicaba en todas las direcciones, y que el joven estaba siendo agarrado firmemente por la cintura mientras recibía un ataque frenético y violento. Los diminutos dedos de sus pies se curvaban, sus manos sujetaban con fuerza los bordes de la bañera y su cuerpo se contorsionaba como si la intensidad de los empujes fuera más de lo que podía soportar, dejando escapar gemidos de placer.

Hoseok no pudo controlar el miedo que se añadió a su emoción previa; por ende, colapsó y cayó al suelo como si alguien hubiera drenado toda su energía. La bañera también quedó en silencio. Una ráfaga de frío y miedo caló hasta sus huesos cuando la presencia de algo se acercó a él lentamente. Todo su cuerpo se congeló, hasta el punto de comenzar a temblar. Sintió un peligro palpable envolverlo, pero no podía moverse. Al momento siguiente, su cuerpo salió volando y golpeó la pared junto a la puerta de entrada. El momento en que colapsó en el suelo, sintió como si todos sus órganos internos hubieran sido sacudidos; en extremo doloroso.

Un sabor cobrizo y salado se aglomeró en su garganta, al tiempo que sangre salía de su boca. Hoseok gateó por el piso, obligando a sus brazos y piernas a trabajar en sincronía para conseguir llegar a la puerta y escapar. Sin embargo, percibía al ente que provocaba que su piel se erizara justo detrás de él; acercándose de forma amenazadora.

Ese peligro le hizo saber, que estaba acabado.

¿Moriré aquí? ¡¿Este va a ser el fin de mi vida?!, se aventuró alarmado. ¿Todo porque codicié el tesoro de la bestia?

Aquello, sin duda, lo había hecho enfurecer.



—Kook, no lo mates...



Hoseok a duras penas consiguió escuchar la suave voz del joven, suplicando clemencia por él. Gracias a ello, la cosa detrás de él se detuvo. Entonces, aprovechando el subidón de energía, gateó los centímetros que le faltaban para alcanzar la puerta, la abrió y salió corriendo. No entró a su casa ni tomó el ascensor, sino que se dirigió hacia las escaleras y bajó los peldaños de dos en dos. Cuando estaba a punto de llegar al primer piso, notó que el ente demoníaco que hacía que su cabello se pusiera de punta, lo seguía muy de cerca.

Asustado, Hoseok comenzó a correr más deprisa y, por no prestar suficiente atención, se tropezó y rodó escaleras abajo. A medida que la oscuridad se apoderaba de él, vio a un hombre de pie en el descanso. A pesar de que no podía discernir bien su rostro, sabía que el sujeto lo observaba con frialdad. La mirada que este le dedicaba, parecía la de un cadáver.














MATRIMONIO FANTASMA (ADAPTACIÓN YOONMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora