Capítulo 53

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Amber

Son y yo nos encontramos en el aula estudio. La biblioteca ha cerrado por navidad y aunque no me gusta este lugar porque está un poco dejado es lo que nos queda en estas fechas tan señaladas.

Mierda, me están dando ganas de orinar. Hay mucha gente estudiando y no conozco a ninguno.

—Vigilame las cosas porfa —le pido a Son que está leyendo con atención sin quitar ni un segundo la vista del libro.

Son asiente y yo me marcho tranquila.

Entro al baño parece que está abierto pero cuando pongo la mano para entrar esta se cierra como si tuviese un muelle de retroceso.

La gente parece que no sabe cerrar el pestillo. Sale una chica un par de años mayor que yo, seguro que es universitaria.

Me mira de malas maneras pero no es mi culpa que no sepa poner y cerrar el pestillo. Entro y todas mis justificaciones se quedan obsoletas y se vienen abajo cuando me doy cuenta de que no tiene el pestillo 

Me siento en la taza y apoyó la mano en la puerta. Esta es la forma más incómoda de mear.

Salgo después de estar a un nivel de estrés algo fuera de lo normal. Observo que Sin esta con el móvil pero enseguida también me doy cuenta de que no es el suyo sino el mío.

Me acerco hasta donde está.

¿Se puede saber que haces con mi móvil?

Lo he pillado infraganti.

No sabe que contestarme.

—Lo siento yo quería —se trastabilla con las palabras y no sabe que responderme.

—Me da igual lo que quieras decirme, no está justificado. Es mi intimidad y tú no tienes porque romperla.

Enseguida recojo las cosas y me marcho.

Más tarde esa misma noche

Son todavía no me ha hablado y si lo hiciera no se si respondería. Sigo cabreada con él pero lo echo también de menos. Voy a esperarlo a ver si me habla y si no lo hace me iré a dormir en breve momentos.

Antes de nada y para olvidarme un poco de todo aprovecho para ir a cenar. Me voy hacer pollo a la plancha. Necesito cuidarme un poco. Llevo cuidado porque me acabo de duchar y de ponerme el pijama y con la mala suerte que tengo capaz que me mancho asi que me recojo el pelo para no liarla.

Mi padre entra a la cocina, va a por un vaso de agua.

—¿Qué tal el día hija?

Mientras bebe el agua me mira esperando una respuesta.

—Bueno, he tenido días mejores pero se puede decir que bien... —no quiero entrar en detalles y mucho menos justificar lo que me ha pasado con Son porque no quiero sin conocerlo que piense mal de él.

Todas mis razones para quererte[©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora