Son
Unas horas antes de la cena.
—¿Abuelo me puedes dar algo de dinero para salir a cenar por ahí?
—Son te lo he dicho mil veces que con lo que cobro vamos siempre justos además estoy ahorrando algo para cambiarte esas gafas que ya te quedan pequeñas.
Realmente lleva razón, estas gafas las llevo desde los doce años y ya me quedan pequeñas pero ojalá me pudiese dar algo.
—Solo te puedo dar esto —me dice extendiendo el brazo y dandome dos dolares.
—Muchas gracias abuelo —le confieso mientras le doy un fuerte abrazo.
—Y lleva cuidado —dice a lo lejos porque yo comienzo a salir del salón.
Me subo a mi cuarto en busca de algunas monedas que tenga por algún rincón tiradas. Sé que tengo que tener algo por algún lado. Llego hasta una vieja hucha. No llegue a ahorrar casi nada pero todas las monedas que me iba encontrando por la calle las iba metiendo aquí. Decido abrirla. Llevo algunos centavos. Creo que me va a llegar para poder comprar algo. Al menos eso espero.
Esa misma noche.
Al final tan solo me he podido comprar una hamburguesa y un refresco. Menos mal que Amber me ha ofrecido darme una suya. Es buena y detallista hasta para eso. A mi realmente no me importa que comer o si comer mas o menos. Estos últimos días tampoco tengo mucho hambre. Es como si tuviese el estómago cerrado.
A mi lo que realmente me gusta es disfrutar de su compañía y de estar a su lado todo el rato. Eso es lo que más me llena y con lo que más disfruto.
Salimos afuera. Hace un frío que pela. Observo a Amber. Está temblando de frío, apenas se puede mover.
Le dejo la chaqueta, si uno de los dos tiene que pasar frío prefiero ser yo.
Seguimos andando unos metros.
La chaqueta se le cae y yo me acerco a recogerla. Ella también lo ha hace. La tengo delante de mí. Esta guapisima. Sus ojos se le iluminan ante la presencia de la luna.
Me encanta su pelo, espero algún día decírselo al oído. Porque es como se dicen las cosas más románticas.
Creo que es el mejor momento para besarla. Me acerco lentamente a ella.
¡No me creo que vaya a besarla!
—¿Son? —la voz me resulta familiar. No se muy bien quien es pero se que la conozco.
Me doy la vuelta completamente y me quedo pálido.
—No puede ser.
Ahora no. ¿Pero que hace ella aquí? ¿Por qué ahora?
Cuando estaba apunto de besarla.
—¿Quién es? —me pregunta Amber con bastante razón. Como le voy a explicar ahora a Amber que he estado con esta chica. Pero lo que más me preocupa es lo que hace aquí. No me fio ni un pelo de ella. La conozco bastante y por eso me preocupa.
—Es mi ex —respondo echándome los brazos a la cabeza. Ahora sería un buen momento para que me tragase la tierra.
El corazón de Amber se detiene de inmediato. Lo sé porque no lo siento, ya no consigo escucharlo.
Ana es mi ex, estuve saliendo con ella cuatro meses pero empecé a ver cosas que no me gustaban. Me controlaba, cambiaba de estado emocional día sí y día también. Después de estar con ella acabé fatal. Era imposible seguirle el juego, no sabía muy bien que hacer. Tenía una dependencia emocional conmigo
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Todas mis razones para quererte[©]
RomantiekTodo empieza cuando Amber Taylor y Son Best coinciden en una misma lista, lo que no saben los protagonistas es que los polos opuestos a veces se atraen. Tal vez sea porque compartir un libro en clase no es tan malo como estas dos personas creen. Qui...