Ninguno de nosotros estaba listo para el pasado
y esta estaba tan ansioso de volver
nos haría pedazos,
nos rompería las manos,
y esculpiría todo el dolor de esas verdades en nuestra piel.
El sabor a libertad era tan ajeno ahora para los labios de Maxine que cada noche de esos ocho meses se levantaba para mirar a quien dormía a su costado y saber que todo era real. ¿Lo era? Podía un hombre como Leonardo Lombardi ceder ante el amor, ¿De verdad lo estaba haciendo?
Cada día se despertó a su lado y desayuno lo que cocino, sonrió como si estuviera enamorado y caminaron por tantos lugares que se volvieron comunes para ambos, viajo por trabajo y ella tuvo la libertad de decidir quedarse o seguirle, la recibió emocionado cuando lo visito por primera vez en Milán y salió a cenar de noche con ella, la tomo de la mano... la beso mientras bailaban... y ella lloro en ese ritmo que se ahogaba en su memoria como una de los recuerdos más felices de su existencia.
No podía creerlo, debía dudar, porque si la vida le enseño algo era a dudar de todo, incluso de ella misma. Y es que no importaba cuanto volviera a caer en los brazos de su esposo, por las noches, algunas veces, en su soledad, en sus pensamientos más profundos la voz de Kemal llamándole "hogar" retumbaba haciéndola tiritar en una ola de emociones que no podía reconocer.
Leonardo se entregó a ella como nunca lo hizo, y en la privacidad de Siena se dejó ser un hombre enamorado, amaba ser abrazado por ella, sentirse vulnerable solo entre sus brazos, que fuera ella quien lo acunara y besara su frente. Quien tomara el control en el placer y se dejara someter al mismo tiempo, que fuera tan suya para amar y al mismo tiempo tan suyo para el deseo.
Aun con toda esa felicidad el mayor de los Lombardi paso por alto algo... que en esta vida todo vuelve, y más cuando se trata de una mujer llena de rencor y dispuesta a todo por poder.
-¿Qué es esto?- Hugo Rizzo arrojaba una carpeta con una serie de palabras incoherentes a su razonamiento frente a él- llego ayer a mi despacho y tuve que volar cinco horas para poder arrojártelas en la cara antes de que Maxine tuviera conocimiento de nada-
Leonardo tomo los papeles en sus manos, tenía apenas una semana en New York por negocios y la angustia de que Maxine pudiera leer lo que él hacia cerro su garganta.
-¿Quién más sabe esto?-
-Solo mi madre y yo-
-¿Por qué te lo mando a ti?-
-¿No es obvio? Porque quiere ser descubierta, quieren que Maxine lo sepa, es obvio... pero no se lo diré- y la mirada de Leonardo estaba llena de sorpresa- sé que toda una vida he intentado que regrese a casa, pero el viejo Kayak está enfermo, al menos de eso nos hemos enterado, si Tarik se entera que tú le has dañado nuevamente, vendrán por ella-
-Ella no se iría...-
-No pongas a prueba tu suerte- le señalo- si bien es un tema complicado, perderla no está en nuestros planes y además... la última vez que estuvieron en casa ella brillaba. Y tú la mirabas como si de verdad la amaras, eso es bueno...supongo-
-Yo la amo- dijo tajante haciéndolo sentir incomodo- Ame a Maxine desde la primera vez que le hice el amor, y después de ello todo fue creciendo como una maldita bola de nieve- lo miro sorprendido sin poder decir nada- y si dices algo te mueres- Hugo levanto ambas manos en son de paz
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Villano
Historia CortaLeonardo Lombardi jamás fue un hombre al que le gustara perder, tenia todo lo que deseaba y sabia como usar el poder. los secretos en sus hombros eran pesados pero jamás lo suficiente como para lograr enterrarlo. Pero la vida estaba a punto de poner...