CAPITULO 33

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La mentira
Es una deuda con la verdad
Que tarde o temprano
Devera ser saldada


Kemal tenía una lista mental de todas las cosas que eran primordiales en su vida, siempre fue un hombre organizado, incluso cuando del corazón se trataba, en la cúspide de sus prioridades estaba su esposa, cualquier cosa que necesitara o le hiciera feliz tendría prioridad sobre cualquier otro ser humano o situación en el mundo, a la par de ella estaban sus hijos, no existía nada en la tierra que pudiera hacerle más feliz que verles crecer, después, claro, estaba su familia, sus hermanas, sus padres, su abuelo, y finalmente la empresa. Sus prioridades mucho tiempo fueron sencillas y simples.

Al menos así lo fue durante varios años.

Porque ahora mismo su prioridad era evitar que Leonardo Lombardi llegara a su vida. Meses atrás supo que Janet dejo la casa de los Lombardi, y se marchó con su hijo mayor a vivir a estados unidos. Poco duro la distancia entre ella y Carlo, pues tan pronto como pudo arreglárselas salió detrás de ella.

Carlo era un buen hombre, pero tenía tanto que cargar en sus hombros que término perdiendo de vista lo que en realidad valía la pena: Su familia.

-No puedo creer que me estés dando la espalda- Leonardo miraba aquellos papeles frente a el

-Mira, no me lo hagas difícil, he sido tu hermano, tú amigo, he seguido tus pasos y te he cuidado la espalda desde que éramos niños, pero... yo jamás en mi vida golpee a mi mujer, nunca...-

-¿Acaso fui yo quien te pidió que lo hicieras?- se burlo

-Es claro que no, pero ese veneno que te está consumiendo se te desborda. Mis hijos son mayores ahora, no quiero que tengan cuentas pendientes con nadie que no sean sus propios enemigos. No seguiré en este camino hermano-

-Sabes que justo ahora es cuando más te necesito...-

-¿Para qué?- lo confronto- me seguiré haciendo cargo de la empresa, no te faltara nada a ti ni a la madre de Milo, tu vida no se moverá, pero no planeo seguir cuidando tus pasos-

-No tengo a nadie de mi confianza, tú eras mi mano derecha... mi freno...-

-Tienes la edad suficiente para contenerte. Debes hacerlo, hermano... ella es feliz-

Esas palabras cayeron en el cómo acido, el pulso se le acelero y los oídos le pitaron, Carlo pudo ver como su hermano zafaba su corbata sintiendo como el mundo entero caía sobre él. Alguien debía decírselo, no podrían seguir fingiendo que ella no se encontraba en pie, porque lo hacía, y ellos lo sabían.

-Quiero verla, que me diga a la cara ¿Por qué se la llevaron? ¿Quién se la llevo?-

-Y...- la voz le tembló- y si fue ella quien se quiso ir-

-imposible- negó recordándose en el pasado con toda esa juventud y belleza de su mano-Cómo podría decirle a alguien mas lo que me dijo a mí, ella y yo estamos hechos el uno para el otro, tuvieron que llevársela ellos...-

-Sabes que no es así, ella ama a Kemal, se nota, yo crecí con ella, era como mi hermana, y se reconocer perfectamente su sonrisa. Ella jamás te sonrió así-

-¡MENTIRA!- arrojo el vaso que sostenía contra la pared- es una jodida mentira, se la llevaron, estaba perdida y ese tipo se aprovechó...-

-No voy a pelear contigo, solo firma y terminemos con esto- Carlo regreso a su objetivo principal sabiendo que no entendería razones

Leonardo era incapaz de verlo, para todo el mundo era tan claro como el agua, ella escapo.

Odiaba tanto su vida que prefirió morir y dañar a sus seres amados que continuar un día más del lado de Leonardo. Cada noche que pasó encerrada en esas casas, cada día que tuvo que pedir permiso para hacer lo básico como salir a caminar. Cada mujer que encontró en la cama de su esposo, cada persona que se rio de ella. Nadie aguantaría esa carga, y toda esa cuenta termino llevándola a la desesperación.

VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora