Capítulo X

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Until I Found You — Stephen Sanchez

Esto ya no me estaba gustando.

Había demasiada gente.

Mucha.

Miré a mi alrededor, gente se paseaba de aquí para allá, solamente estábamos en la entrada y apenas comenzaba. No quería ni imaginarme cómo estaría dentro de un par de horas.

Miré de reojo a Heather, ella estaba fascinada. En cambio yo estaba asustada.

No era mucho de fiestas, prefería quedarme en mi casa haciendo nada que estar toda una noche con gente desconocida y alcoholizada.

Se supone que veríamos a Ashton y Danah en el estacionamiento, pero no estaban. Les llamamos y resulta que se les hizo tarde por culpa de Danah, según Ashton. No nos quedó más remedio que entrar sin ellos.

Me aferré a la mano de Heather para no perderla. Caminé tras ella intentando no chocar con nadie.

Me felicité mentalmente por no ponerme esos tacones y elegir unos tenis cómodos. De no ser así, seguro que ya estaría en el suelo.

Caminamos hacia uno de los lugares en los que se veía menos gente: un rinconcito. Ni siquiera podía ver bien a mis alrededores ni detallar el lugar, estaba repleto de gente.

Una pequeña sala en forma de L de color vino adornaba el rincón.

—Hay que avisarle a los chicos que estaremos aquí —habló Heather por sobre la música. Asentí en respuesta soltando su mano.

Intenté observar el sitio pero lo único que se lograba ver era adolescentes vestidos de manera elegante con copas en mano.

Y así lucía una fiesta de graduación.

En la mañana había sido la graduación y entrega de reconocimientos. Fue algo sencillo, pero no se sintió como eso, al menos en la parte que tuve que pasar al frente.

Ahí me di cuenta de que, a pesar que no gané ningún diploma, yo misma sabía que había puesto todo de mí para llegar hasta ahí. Nadie supo las noches que lloré frustrada y cansada, pero al día siguiente me levantaba y daba aún más de mí.

Tal vez no fui la mejor del instituto, pero eso ni
implica que no me haya esforzado.

Di lo que pude, y para mí eso fue suficiente.

Heather hablaba por teléfono con Ashton, colgó después de unos minutos diciendo que ya casi llegaban. El punto de reunión cambió, ahora era la barra por lo que nos encaminamos hasta allí y aprovechamos para pedir una bebida. Pedí un manhattan para mí y Heather un negroni.

No había demasiada gente en la barra, al menos, no estaban pidiendo. Permanecían en los bancos o recargados en la barra observando a la demás gente, justo como Heather y yo hacíamos.

Si nos sentábamos no luciríamos nuestro vestido, y yo solo vine a eso. Además de que mi amiga me obligó a venir.

—¿Dónde venían? —inquirí llevándome el vaso a los labios y saboreando el líquido. No estaba tan mal, pero seguía sin acostumbrarme a beber este tipo de cosas.

No sabía por qué estábamos bebiendo alcohol en este tipo de fiestas, que incluyen adolescentes —al menos la mayoría ya éramos mayores de edad—.

—Casi llegando. Dijeron que no demoraban más de quince minutos —tomó asiento en uno de los bancos.

—Eso no es casi llegando —señalé.

—Les dije, pero dijeron que confiara en ellos —se encogió se hombros dándole un trago.

—Yo no lo haría, la otra vez casi chocaban.

Lo Inefable del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora