Querida consorte eterna ( Naruto & Elden Ring ) (Tradicción)

Capítulo 10: Levántate y brilla (Interludio)

Buenas días banda.

[Estás historia es solo para entretener]
~Derechos de autor, está teoría/fanfic no me pertenece. Sin embargó el animé junto a la historia original del anime no me pertenece, sus créditos a sus respectivos creadores.

~Yo solo lo traduzco~

Creador de la teoría/fanfic: NeonZangetsu

"Incluso los dioses no pueden negar el destino.

"¿No? Déjame contarte lo que le pasó a la última persona que dijo que yo tenía un destino...

~?

Levántate y brilla (interludio)

Las mañanas en Leyndell eran algo así como un asunto tranquilo en estos días.

¿Por qué no lo estarían? Las Tierras Intermedias estaban en paz; como lo habían sido durante los últimos cinco años. Muchos habían sido traídos pacíficamente al redil de la Orden Dorada y aunque tenían sus detractores, como cualquier imperio, ninguno se había levantado contra ellos. La vida era buena. La vida era sencilla. Relajante, incluso.

Pero nadie podía dormir para siempre. Ni siquiera un antiguo shinobi convertido en dios.

Naruto abrió un ojo cuando los primeros rayos de s

Marika yacía acurrucada contra él, agarrando una almohada. Al menos asumió que era una almohada. Probablemente no sea importante. Lo importante era su estado actual de ser; estaba contento y cálido, el amor de su vida estaba acurrucado contra él debajo de las sábanas, y no había razón para levantarse temprano hoy. Sin delegaciones con las que tratar, sin tratados que hacer, sin pactos que forjar, ni enemigos con los que luchar.

Por una vez, las cosas estaban... tranquilas. Metiendo sus brazos alrededor de ella, se dejó llevar.

La puerta se abrió de golpe, golpeando la pared lo suficientemente fuerte como para romperla.

Y con él vino un grito singular. "¡Pa~pa~!"

Sus ojos se abrieron de golpe un instante demasiado tarde. En el nido, un pequeño cuerpo aterrizó de lleno sobre su estómago y expulsó el aire de sus pulmones.

Escuchó a Kurama jadear en algún lugar dentro de él. "¡Ese maldito mocoso!"

Marika tarareaba donde estaba, sonriendo en voz baja mientras agarraba su almohada. "Tu hija está despierta".

Naruto ocultó un gruñido detrás de su mano y frunció el ceño con ella. "Me di cuenta de...

"¡Papá!" Manos diminutas tiraron de un dedo, y su corazón traicionero dio un vuelco. Incluso después de todo este tiempo, esa palabra era su verdadera debilidad azul. "¡¿Estás bien?! ¡Lo siento mucho! ¡No fue mi intención golpearte así, en serio!"

Y hablando de azul...

La pequeña Reyna era una niña encantadora, la viva imagen de su madre, Renna. Su piel era de un azul pálido, su cabello era una nube de azul rizado salpicado de azul, y sus ojos eran igual de brillantes, sus mejillas con bigotes incluso ahora formaban hoyuelos con genuina preocupación y deleite. También había heredado los cuatro brazos de su madre; y ella los usó para aferrarse a él como un pequeño mono araña. Un monito muy alterado, a juzgar por los ruidos que hacía...

"M'bien", dijo con voz áspera y se estiró para acariciar su cabeza. "Me acabas de asustar...

Sus ojos se humedecieron. "Entonces, ¿estás bien...?"

Un movimiento de cabeza.

"En ese caso...

Se cometieron errores.