En aquel año, Brandon había ido con los diplomáticos y embajadores a Solaria, aunque él estaba allí en calidad de guardia, por supuesto. Estaba fascinado con todo lo que veía, los muros de aquel palacio eran imponentes y el interior era aún más notorio al estar decorado con oro y diamantes, se notaba que era un reino de lo más rico, claro que Eraklyon no sé quedaba atrás, pero en Solaria había algo más... Brillaba. Y estaba fascinado.
Se había separado del grupo para recorrer el lugar, en esa noche se había preparado un banquete en honor de los invitados de Eraclyon, pero el no podía asistir realmente y no era su hora de guardia, así que podía explorar un poco más.
De alguna manera se las había ingeniado para salir del palacio. Grave error. Pero no sé arrepentía...
Había una vez un joven, él se convirtió a una corta edad en el escudero del principe de Eraclyon, en su mano derecha, pasando por encima de nobles de buena cuna, de importantes soldados o hijos de generales. Había una vez, un huérfano que se había ganado la amistad de un joven noble, y escaló sobre su clase social, aunque siempre lleva problemas.
- ¿Mira a quien tenemos aquí? Pero si es el niño huérfano- la risa de Gantlos llegó a sus oídos. Él era la primera elección para guardia personal del principe Sky, eso antes de Brandon. Por lo que siempre repetía cuántas cosas le había arrebatado.
- Lord Gantlos, es un placer verlo- saludo con cortesía el castaño buscando el escape más rápido del lugar.
Pero los amigos del rubio lo tenían rodeado, Anagan, Lord Darkar, Duman, Tritannus y Ogron, todos nobles, a excepción del último que había renegado de sus orígenes y ahora era un mercenario.
- ¿No creerás que de verdad vas a escapar? Tenemos mucho de que hablar- le dijo en un tono de burla el rubio de sombrero.
- Mi señor: el príncipe Sky. Me espera, no debería de estar aquí - Se excusó.
Pero sabía que se molestaría con él, recordarle que quien tenía el puesto al lado del principe era él y no Gantlos era un golpe bajo y lo pagaría.
- Recordemosle modales a este insolente - propuso Duman riendo.
Brandon llevo las manos a su espada que descansaba en su cintura, pero no la desenfundó, ni la empuñó. No tenía sentido cuando no podría con tantos.
- Primero: Reverencia a tus superiores- le dijo Darkar.
Y un segundo más tarde, Valtor lo había golpeado con un látigo haciandolo agacharse a causa del impacto
- Al piso. Cómo el inmundo que eres- Le dijo Gantlos escupiendo al tiempo que le volvían a golpear.
Está vez se levantó y se avalanzo sobre ellos atinandole un golpe ttad otro al rubio que lo había empezado a provocar, pero no le duró mucho.
...
Se había enroscado en el suelo y le.dolia todo el cuerpo mientras solo sentía los golpes impactar principalmente en su espalda. Se intentaba cubrir el estómago y la cara, pero sentía el sabor de su propia sangre en la boca y las risas y burlas de aquellos hombres lo hacían sentir de lo más humillado.
De pronto algo paso.
Algo brillo con tal intensidad que tuvo que cerrar los ojos con fuerza para no cegarse.
Y los golpes pararon.
-¿Cómo se atreven a tocar a mi invitado?- Chillo la voz de una mujer.
Al abrir los ojos, miro la criatura más hermosa que podría existir en la tierra: Cabello rubio, tan brillante como el sol, piel ligeramente bronceada y ojos avellanas brillantes, postura orgullosa y desafiante.
- Más les vale a todos ustedes que desaparezcan de mi vista- les amenazó, señalandolos con el dedo... En el que pudo reparar, llevaba un anillo.
Un anillo con símbolo de Solaria, el Sol.
- Princesa, permítame explicar- intento excusarse Anagan, pero se calló tras la mirada asesina que le lanzó la rubia.
- Mi señora, te vez radiante como siempre - la halago Ogron besando el dorso de su mano.
Pero la más joven le atino una cachetada.
- No te atrevas a tratarme así. Ahora no quiero ver a ninguno de ustedes, bando de sinvergüenzas - les repitió y se agacho junto a Brandon.- ¿Puede levantarse Milord? Lo ayudaré.
- Gracias señorita- Hablo él, bajo por el esfuerzo que eso le causaba al tiempo que intentaba ponerse de pie.
Ella lo sorprendió al enlazar su brazo al de él y ayudarlo a ponerse de pie. Él estaba conciente de la que el vestido de ella estaba siendo manchado por su sangre en la cercanía que tenían, pero ella pareció no darle importancia. En su lugar le dió una cálida sonrisa.
- Estará bien, no se preocupe. Lo llevaré a la enfermería - le dijo como si estuviera adivinando sus pensamientos.
Al tenerla tan cerca, fue inevitable no percibir su aroma, tenía un aroma freco y dulce que lo podría hipnotizar.
Caminaron de manera lenta hasta la enfermería, al paso de la chica, todos se inclinaban, nadie se atrevía a cuestionar porque estaba con él, tampoco ofrecían su ayuda y nadie parecía escandalizado.
Él no pudo encontrar palabras en todo ese tiempo, no pudo preguntar su nombre, tampoco sus motivos, ni siquiera agradecer correctamente.
Lo llevo a la enfermería y tras decirle que se recupera, y darle la sonrisa más hermosa de todo el mundo, ella se fue.
Sin saber que por aquel pequeño y simple gesto se robó el corazón del castaño, y desde ese día estaba pensando en cuando podría volver a verla, a ver esa sonrisa brillante, en cuando podría oler su fresca fragancia, o cuando podría escuchar su tierna y melodiosa voz. Esos pequeños detalles que habían resonado en su mente tanto tiempo, sin poderla sacar de allí. Ninguna mujer era comparable a ella y de eso Brandon estaba seguro.
Aunque también sabía que tal vez ella lo olvidaría, que no le daría importancia a alguien que ayudo, de modo que era para él una fantasía, podía pensar en ella, podía soñar con verla, pero para ella, él no era nadie que valiera la pena recordar.

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LUZ DE PRINCESA
FanfictionDe princesa a esclava... Temida por sus poderes, pero no lo suficiente. Stella fue vendida como esclava. Hablando por el sol, que ese reino caería a sus pies... Pero ese hombre fue el que realmente cayó. O tal vez ya estaba a sus pies antes de tod...