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Quedó atónita al recordarlo. Pero lo recordaba bien, se había enojado tanto al ver cómo trataban a ese pobre chico que uso uno de sus hechizos para parar al resto, e intento asegurarse de que él estuviera bien llevándolo a la enfermería y lo dejo para ir a lidiar con los abusones que se metieron con el muchacho. En ese entonces era princesa, así que hizo un gran escándalo por eso, y el grupo de matones terminaron implorandole que parara, pero no supo a quien agredieron y nadie le dijo quien era, ella lo que quería esa que se disculparan con él, no con ella pero no lo volvió a encontrar.

Después de que Brandon le contó porque ayudarla, le pidió que descansará y él se fue a su estudio dejándola sola. Pero por primera vez desde que llegó durmió bien, no estaba rodeada de personas, no tenía que alguien la lastimara y estaba en paz.

...

— ¿Y que piensas hacer?— le pregunto Sky mientras bebían cerveza en la oficina.

— No lo sé, de momento ya hice todo lo que podía — Respondió Brandon dejando de lado su botella— Aunque estaba pensando que tal vez la puedo ayudar a volver a Solaria — le dijo en voz baja, cómo si temiera que alguien más los escuchará.

— No es posible Brandon, sabes que ninguna de las mujeres que ingresan al palacio en sus condiciones pueden salir más que muertas o vendidas— le dijo Sky.

— Pero ella no es cualquiera, es la guardiana de Solaria, y ya maldijo nuestro Reino, y siempre se cumplen sus hechizos, piensa en eso también— le recordó el castaño al rubio— Además, he pedido que la lleven cada tanto durante esta semana, y siempre tiene moretones, la visten como... Y se la pasa llorando, no sé que hacer más por ella— se sentía frustrado y derrotado por no poder protegerla, jamás se le había ocurrido que enamorarse de alguien lo hiciera sentir así.

Porque esa era la mejor palabra para descr a Brandon: enamorado. Se había enamorado se Stella, primero, solo fue atracción por lo que ella había hecho por él, pero tras hablar varía veces, y ver si débil sonrisa, estaba seguro de que se había enamorado, porque solo quería verla, quería oler su fragancia, no cuando estaba llena de los perfumes que les daban a las concubinas, sino que quería volver a oler la fragancia dulce que tenía la primera vez, y quería ver su sonrisa, no la pequeña y débil que le daba cada tanto, sino que la sonrisa resplandeciente que tenía en su memoria.

Tal vez Sky lo entendería, pero tal vez no, y no sé sentía seguro para hablarlo.

— ¿Sabes que? Siempre hay una primer vez para todo— le aseguro Brandon— Y quiero saber, ¿Cuento contigo?

Sky sonrió divertido al ver la actitud de su escudero y amigo, sabia que le pasaba, pero esperaba escucharlo de Brandon.

— Siempre.

— Iré a mi habitación, llamé a Stella está noche— Aviso tomando su saco.

— ¿Te espero más tarde?— le pregunto Sky terminando su cerveza

Brandon estuvo a punto de contestar que si, pero está vez quería quedarse para la rubia. Nego con energía y salió de la oficina a toda prisa.

...

Stella siguio a Mitzy a los baños, se limpio y se puso el conjunto que habían escogido para ella, era un vestido dorado, transparentoso, se notaba su ropa interior con eso puesto.

La maquillaron y peinaton cómo ya estaba acostumbrada, pero ya no le importaba, ya no le importaba si parecía una ramera, porque sabia que no lo era, tampoco se sentía humillada al ser llamada, porque era Brandon, y él siempre estaba procurando su bienestar.

Él siempre cuando ella llegaba le daba algo más cubierto y cómodo y la dejaba lavarse el maquillaje y dormir, a veces incluso se quedaba un rato a platicar con ella.

Faltaban quince días para el esperado eclipse, llevaba casi dos meses en Eraclyon, pero no estaba segura ahora de querer irse y destruir ese lugar, no estaba segura de querer dejar allí al castaño que la había estado cuidando con tanto esmero.

— Pequeña Zorra, seguramente también  a él lo embrujaste— le dijo Mitzy atandole el cabello con más fuerza de la necesaria.— Escúchame bien, él es mío. Si se llega a casar, será conmigo, no con una cualquiera como tú.

— ¿Estás tan segura?— Le pregunto la rubia— yo no le he hechizado, incluso porque necesito mi anillo para controlar mi magia y ya he usado parte de la que tenía. Pero si tanto te quisiera, ¿porqué me llama a mi y no a ti?— le pregunto con una sonrisa burlesca — Incluso porque no necesito hacer nada con él, y él aún así me protege de todas las formas que puede— le contó sonriendo.

La pelinegra la miro furiosa y cuando Stella se levantó para dirigirse a la habitación del joven, Mitzy le atino una cachetada.

Eso le dejo toda la mejilla roja y sentía arder su cara. Stella no le respondió de inmediato, sino que se detuvo un segundo y un rayo iluminó el lugar cegando a Mitzy y después golpeándola, quemandole las manos dónde la luz cayó.

— Insolente. No me vuelvas a levantar la mano—  porque no te lo perdonare. Jamás.

Advirtió y se fue, conocía el camino, pero usar sus poderes no fue buena idea, tenía la visión borrosa y tambaleaba, necesitaba apoyarse en las paredes para no caer.

LUZ DE PRINCESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora