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El día fue realmente una odisea, trabajos, proyectos, tareas, exámenes. Corriendo de un lado a otro, persiguiendo a profesores y compañeros a diestra y siniestra. Mi grupo y yo nos tomabamos un merecido descanso en las afueras de la biblioteca, estaba tan cansado que no noté la presencia de un extraño a mi lado, si no hasta que tocó mi cuello con una lata de bebida fría. Dí un respingo sobre el césped donde estaba recostado, notando al instante al nuevo individuo.
—Gran trabajo, los admiro. —su rostro era amable y atractivo, tenía una sonrisa que llegaba hasta sus ojos, su cabello rubio era largo y bien cuidado. Parecía ser uno de esos galanes de último año, los que se llevaban la atención de todas las damas de nuevo ingreso.
—ah, gracias... Perdona que te lo pregunte, pero no te había visto antes ¿quién eres?.— interrogué tomando la lata que me ofrecía, mirandole en todo momento. Mis compañeros estaban occisos en el césped bajo el árbol cercano que nos proporcionaba sombra, así que básicamente eramos el extraño y yo.
—Mi nombre es Manjiro Sano, es un placer.
Yo no lo sabía en ese entonces y probablemente si me lo hubieran dicho antes definitivamente habría tomado mis cosas y huido de ahí en el momento en el que se presentó, pero ese día comenzaría el pago de todos mis pecados, la odisea contra un titan inamovible.
Una pelea contra un corazón obsesionado y mi arma era un cerebro torpe y despistado. Manjiro era un lobo, atento al acecho y yo era un conejo, veloz, inteligente, pero no lo suficientemente ágil para escapar de sus garras.
Un sujeto de rostro eutimico con intensiones garrafales en contra de la moral... Mi devoción y perdición.
Pero yo no iba a saber eso, no hasta un tiempo después, por ahora solo podía verlo como un sujeto extraño y agradable que se acercaba para conversar conmigo y cuidaba de mí como los amigos cuidan de otros amigos.
Nunca sabes cuándo el diablo va a quitarse la máscara y presentarse con formalidad.
—Soy Takemichi Hanagaki, el placer es todo mío.
Que divertido, la presa se siente cómoda ante el depredador.
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