Capítulo 5.

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Probablemente la situación más difícil en la que no puedes distinguir a un depredador es cuándo tienes el corazón echo pedazos

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Probablemente la situación más difícil en la que no puedes distinguir a un depredador es cuándo tienes el corazón echo pedazos.
Con el alma rota, llorando a cántaros pues ha tenido una de esas múltiples discusiones familiares en las que se ha vuelto el blanco de humillaciones y  rabietas. Se encuentra en el pórtico de su casa, sintiendo que si muere a nadie le importaría, entonces siente unos cálidos brazos alrededor de su cuerpo, alguien ha llegado desde atrás, dándole el afecto y apoyo que en casa le faltan.

—¿Qué pasa mariposa, quién te ha lastimado?. —reconoce esa voz, es Manjiro... ¿Como ha llegado hasta ahí? Sano vive al otro lado de la calle, en la casa de al fondo donde los autos dan vuelta para salir del barrio y la casa de Takemichi está en el residencial, es una de las casa detrás de otras casas.

No son precisamente vecinos, quizá decidió visitarlo al caminar de regreso a casa... Pero ¿no es muy tarde ya para una visita? Ni siquiera recibió una llamada del guardia de la entrada.

Pero no le importa, porque está destrozado y Manjiro es el único que le ha dado cariño en ese momento.

—La vida me ha lastimado, estoy tan jodido, tan cansado. —sujetó los brazos de Mikey profundizando el abrazo. —estoy jodidamente exhausto.—definitivamente estaba buscando la seguridad que le faltaba en casa en los brazos del cazador.

Mikey se sentía molesto, pero no con Takemichi, estaba molesto con la vida tan injusta que le había tocado vivir. Era un martil y Manjiro solo quería poner a Takemichi en una cajita y alejarlo del mal que le rodeaba.

—Shh, shh, estoy aquí, voy a cuidarte. —le acariciaba el cabello, arrullandolo y calmando su ansiedad. —no sobrepienses, no hables, respira, estoy contigo, mariposa. —le decía balanceando suavemente sus cuerpos, calmando a Takemichi.

Al cabo de los minutos Manjiro logró calmar a Takemichi y en aquél estado emocional tan "manipulable" lo sacó de la residencia, llevándolo con palabras dulces hasta su casa, recibiendo al rubio con amor y cariño en la sala de su casa.

El mal presagio era algo que tarde o temprano debía de pasar. Le pasa a todos los seres dóciles que ven un amigo en su depredador.

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Yareboi ~ TH x MS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora