○°🌟Capítulo 8🌟°○

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Charlie había estado afuera, aburrida como un hongo, hasta que vió salir a Eugene de su casa. Era domingo, así que era probable que fuera a visitar a los niños o a Linda. Suspiró con alivio, y decidió ir a ver a Joy a la comisaría cuando una voz la sacó de su mente.

-Charlie- se dió la vuelta, apuntando al Jefe con el bastón de Joan.

-Da un solo paso, hijo de perra, y me encargaré de que nunca más vuelvas a hacerle daño al nerd- resaltó su afirmación desbloqueando el arma con un ¡clic!

-Baja el arma- el Jefe abrió su abanico tan rápidamente que Charlie apenas pudo verlo -Tienes un solo tiro, y para mi, esquivarlo es muy sencillo-

La chica fantasma se estremeció. El no mentía.

-No estés tan confiado pedazo de mierda- dijo ella intentando sonar agresiva, pero con la voz un poco mas aguda de lo que hubiera querido. Tenía miedo.

-Te detesto, más de lo que imaginas, y estaría muy felíz de hacerte pedazos. Pero mi subalterno se sentiría triste, así que te perdonaré la existencia por el momento- El cerró su abanico y cruzó ambos brazos por detrás de la espalda, como para hacerla sentir más segura. No funcionó.

-Si tanto te preocupara Eugene no lo atormentarías con pesadillas...-

-No olvidé que tu eres quien está metiéndole esas ideas. Me gustaría saber como llegaste a esa conclusión- Charlie lo miró fijamente ¿El esperaba que lo creyera? Por su parte el Jefe la miró fijamente en silencio, esperando una respuesta.

-Es evidente- masculló finalmente ella, sin bajar el arma -Ya estube en tu mente. Se lo patético que eres, y el niño de ese sueño tenía muchas similitudes contigo. Debo admitir que me da curiosidad saber que le hiciste a tu padre-.

De pronto, la atmósfera se volvió helada, y sombras comenzaron a brotar de la piel del Jefe. Charlie retrocedió asustada, y antes de procesarlo disparó directo al Jefe. El movió su abanico y desvió la bala a una velocidad de vértigo, para luego volver a la misma posición.

-No es de tu incumbencia- la chica fantasma retrocedió, sintiendo ganas de llorar. Todo había terminado.

Pero poco a poco las sombras desaparecieron, y el ambiente se relajó.

-Me gustaría saber que hacen en la nueva oficina- dijo como si nada hubiera pasado -Es probable que me una a ustedes-.

Charlie se sentía acorralada. No quería que el Jefe trabajara con ella, en si no lo quería cerca de ella o de Eugene, pero hasta poder deshacerse de el no había de otra. Resignada, fue explicando lo que el otro fantasma preguntaba.

...........

Cuando Eugene salió del armario, ahora como un alma, se quedó con la boca abierta. El Jefe estaba de pie mirándolo calmadamente, como si su presencia fuera lo más normal del mundo. Por otro lado, Charlie estaba sentada en uno de los pequeños sofás con una expresión tensa.

-Me gustaría saber que tarea nececitas que desempeñe- dijo el Jefe como si nada, generando gruñidos de enojo en Charlie, que parecía a punto de saltar a morderlo.

-Yo... eh... ¿Qué?- Eugene no salía de su sorpresa, sentía que se le había atascado el cerebro. ¿Que hacía Él aquí?

-Ahora trabajaré con ustedes, y les ayudaré en lo que nececiten. Tu amiga está de acuerdo-

-No exactamente- masculló Charlie mientras lo miraba con una ira infinita.

Tal vez debería haberse sentido incómodo, pero a Eugene le hacía un poco de gracia. Luego le preguntaría a Charlie que había pasado antes de que llegara. Ahora tocaba pensar en que trabajo podía darle al Jefe, ¿En que era bueno? Peleando, evidentemente, tal vez... un grito cortó sus pensamientos, pero hizo surgir una idea.

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