Capítulo 5

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Una elegante limosina de color negro se estacionó en frente de la preparatoria. Varios estudiantes que también venían llegando ya sea caminando o bajándose del autobús, se detuvieron a mirar cómo el chofer se bajaba de la limusina y caminaba hasta la última puerta y la abría para que se bajara el estudiante más rico de toda la preparatoria, Tyler Remington. Era alto, apuesto, de piel bronceada y cabello castaño rizado. Se había mudado de California hace un par de años debido al traslado de la empresa de su padre. El chico tomó su mochila, la cual no traía casi nada en su interior y se despidió de su chofer. Quizás era el único de su servidumbre a quien trataba con respeto.

―Ah, cómo extrañaba esto― dijo aspirando el aroma estudiantil. Examinó a su alrededor y como algunos seguían mirándolo como si fuera un bicho raro. Algo que lo molesto un poco. La verdad, esperaba un recibimiento un poco más ameno. Es como si ya se hubieran olvidado de él. A lo lejos, divisó a Wally que iba caminando hacia la entrada de la preparatoria y se apresuró a alcanzarlo.

―Pero qué tenemos aquí― dijo eufórico el chico pasando un brazo alrededor de los hombros de Wally haciendo que se tambaleara y casi perdiera el equilibrio. La diferencia de tamaño entre ambos chicos era algo bastante notorio. ―Mi buen amigo Wally, ¿Acaso no me extrañaste?

Tyler era uno de los pocos que llamaba a Wally por su nombre, esto debido a que eran amigos, o al menos eso parecía. Entre ellos lograban entenderse. Sumado a eso, Tyler era el compañero preferido de Wally si se trataba de molestar a los nerds de la escuela y su teniente, primero al mando de los ninjas adolescentes.

―Oh, eres tú― dijo despreocupado Wally al darse cuenta de quién se trataba ―¿No te habían expulsado? Pensé que no tendría que ver tu horrenda cara otra vez.

―¿Esa es la forma de tratar a tu amigo?― preguntó haciéndose el indignado ―A diferencia de ti, yo si te extrañe, gracias por preguntar― Wally se detuvo y jaló a Tyler a un lugar fuera de la preparatoria menos concurrido donde pudieran charlar.

―¿Qué pasó contigo? Realmente pensé que te habían expulsado, ya sabes por lo de las drogas― dijo mirando a ambos lados cerciorándose de que nadie los escuchara.

―¡Ja! No pueden expulsar al hijo del máximo benefactor de esta pocilga. Claro que me castigaron con un viaje aburrido de negocios e incansables charlas pero ey, estoy limpio. Realmente nunca las consumí, lo hacía para vender― se explicó.

―¿En serio quieres más dinero del que ya tienes? Los ricos nunca se conforman― movió la cabeza en forma de negación, le costaba entender porque los ricos solo querían más dinero si ya tenían suficiente para vivir y tener más lujos que cualquiera persona promedio en toda la preparatoria, claro exceptuando tal vez a ese grupo de hermanos medio raros que vivían en una mansión.

―No me juzgues amigo. Entonces, ¿Cómo va todo en la guarida? Escuche que llevaron nuevos prisioneros. Cuéntame, ¿Alguna que valga la pena?― dijo alzando las cejas haciendo que Wally se pusiera a la defensiva.

Ya en más de una ocasión tuvo problemas con Tyler por molestar a las chicas adolescentes que se encontraban prisioneras. Por suerte, Ernie o algún otro chico que hace guardia siempre lo mantenían vigilado de no ponerle la mano encima a ninguna chica. Wally pensó por un momento en qué pasaría sí Tyler estuviera a solas con Kuki, el simple hecho de pensarlo le hacía hervir la sangre.

―Ni se te ocurra― habló entre dientes.

―Sabes, si no te conociera diría que le tienes el ojo puesto a una― se rió el chico de su propio chiste ―Pero tranquilo, me dices cúal es y tomaré mi distancia aunque no prometo nada, ya sabes como soy.

―¿No se supone que tenías una novia?― preguntó Wally tratando de recordar cuál era el nombre de la última chica con la que salía ―¿Andy? No ese no era...

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