Capítulo 4

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Hoagie y yo seguimos aquí y he de suponer que hay más personas aquí― debido al silencio de Wally la chica pudo deducir que estaba en lo correcto, ellos no eran los únicos prisioneros.

―Yo… no sé qué hago aquí― bajo la mirada el chico mientras su mente se tornaba como un remolino. Últimamente, luego de visitar a Kuki, recordaba cosas que no tenían sentido para él y sentía cosas que no lograba comprender, es por eso que regresaba cada día, buscando alguna respuesta o una pista que le dijera que era lo que pasaba con su mente.

―Wally― le llamó por su nombre esperando ver alguna reacción en él pero ni siquiera se inmutó ―Wally mírame― demandó la chica y unos instantes después, Wally levantó la mirada quedándose muy cerca de ella ―¿Por qué haces esto? Yo… yo te conozco. Tú no eres así.

―Te equivocas― respondió con voz ronca ―Tú no me conoces, crees hacerlo pero esa versión de mí ya murió.

―¿A qué te refieres con eso?

―¿En serio quieres que te responda?― la chica no apartaba la mirada, en realidad, le fascinaba que la chica lo retara, si fuese otra persona ya se hubiera rendido ―Yo estaba mal, pero me enseñaron que es lo correcto y le debo todo a esa persona.

―¿De quién hablas?― preguntó muy confundida. Fue cuando cayó en cuenta de que había alguien más detrás de todo esto, alguien que era superior a Wally y se sintió aliviada de que él no era el maestro detrás de todo esto pero, aún así, la impacientaba el hecho de que él estuviese involucrado.

―No es necesario que conozcas su nombre.

―Entonces, ¿Debido a esa persona estamos aquí?― se aferró con más fuerza hacia los barrotes acercándose más a la cara de Wally pero él no se movió ni un centímetro ―Por favor, dime.

Su cuerpo se sentía extraño, su mente no estaba del todo bien. Tener a Kuki tan cerca le provocaba sensaciones que no sabia como explicar, y sin embargo allí estaba, regresando a ella cada día. Se perdía en sus ojos oscuros y como su cabello caía encima de su rostro, tenía tantas ganas de tocarla, abrazarla, apretarla contra su pecho pero eso iría en contra de las reglas y de sus principios. No podía permitirse ser débil.

―Voy a decírtelo para que dejes de hacer tantas preguntas, además, tu memoria será borrada una vez que acaben contigo― la chica tragó saliva al escucharlo, no esperaba que él quisiera complacerla en el día de hoy. Wally se soltó de los barrotes de la celda y empezó a caminar de un lado hacia al otro hasta que finalmente se detuvo.

―Tú y tu amigo están aquí porque pertenecieron a una maldita organización llena de mentiras cuando eran niños.

―¿De que estas hablando?―

―Muchos niños logran pertenecer a una organización secreta llamada los Chicos del Barrio y si me lo preguntas son unos malditos mocosos sin nada que hacer en su casa y en vez de ayudar a otros niños como dicen, lo único que hacen es engañar y pisotear a cualquiera que piense diferente.

―¿Qué? P-pero, pero eso es imposible yo no…

―¿No lo recuerdas, no es así?― la interrumpió. Su mirada se tornó fría. Ya no la miraba de la misma manera, era como si Wally hubiera cambiado a otra personalidad. ―Los desgraciados le borran la memoria cuando ya no los necesitan para deshacerse de ellos, especialmente cuando los consideran peligrosos o saben demasiado de la organización.

KND SecuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora