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Había una fuerte tormenta, el agua se movía con fuerza, los truenos se escuchaban viéndose a través de las nubes grises, la lluvia no cesaba y una leve niebla llenaba el lugar; al fondo se podía verse el barco enemigo siendo hundido por un gigante Kraken, los grandes tentáculos se movían destruyendo toda la estructura de aquel navío.
En el otro lado había una pequeña y hermosa sirena, pero ella estaba demasiado débil y aquel portal que debía crear no se había abierto correctamente y pronto se cerraría. La rubia escupió sangre de su boca y con las fuerzas que tenía empezó a cantar mientras el portal empezaba a extenderse poco a poco nuevamente.
Si una sirena regresaba al mar sin ser amada por completo por un humano, esta se volvería espuma bajo la luz plateada de la Luna.
Aquella sirena sabía que estaba apuntó de morir, su límite de tiempo había llegado a su fin pero eso no le importaba, si con eso salvaba a su amado estaba bien para ella, aunque se convertiría en burbujas en el extenso mar, estaría feliz porque moriría en su hogar.
— ¡EL PORTAL SE CERRARÁ EN ALGUNOS SEGUNDOS! —le gritó a los tripulantes.
—Ven con nosotros... —el vicecapitan extendió su brazo hacia ella.
—No puedo Choi, ahora entren al portal, salven al capitán y a los heridos. —dio una última sonrisa. —Fue divertido pasar todo este tiempo con ustedes. —
— ¡JINSOUL! —el herido y moribundo capitán como pudo se sostuvo del barco y vio a su amada, estaba demasiado confundido, no sabía el porqué ella estaba en el agua convertida en una hermosa sirena, pero lo más le importaba en ese momento era que ella subiera al barco. — ¡Jinsoul, sube al barco! —vio como la mitad del navío había entrado al portal. —Vamos hermosa, toma mi mano. —la sirena se negó. —Por favor... —
—Adiós, mi capitán. —se despidió viendo como el barco delante de ella entraba en el portal, algunas lágrimas caían en sus mejillas y sentía el dolor en su corazón.
Al final de todo el capitán no la había amado por completo, pero estaba agradecida ya que gracias a él vivió muchas aventuras en la superficie, conoció palabras y cosas nuevas, hizo amigos y lo más importante había conocido el amor.
— ¡JINSOUL! —El Capitán presenció cómo aquella sirena le regalo una cálida sonrisa, para luego cerrar los ojos y en los segundos se volvió espuma en el mar, eso fue lo último que vio antes de que el portal se cerrara y en ese mismo instante escucho su corazón romperse.
Así fue como el rey de los piratas dejo de serlo, entrego su cargo a alguien más, se encerró en su mundo y en aquella aura negra, culpándose día y noche por la muerte de aquella sirena, su hermosa Jinsoul.
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