¿Qué es esto que siento?

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Hacía mucho tiempo que sentía que miraba al mundo con otros ojos, aunque siempre creí que pertenecía a un lugar, el mejor grupo de amigos que jamás pude imaginar, sabía que algo era diferente. No me sentía atraído por la idea de tener una novia o simplemente salir con chicas. Pensaba todo el tiempo en nadar y estar con mis amigos, perderle el miedo al mar y charlar con Haru, mi mejor amigo, el que sabía todo de mi y conocía lo mas profundo de mi corazón. Tal vez no todo, pero lo imaginaba porque me leía cual libro abierto como yo a él.
Pero un día todo cambió, los días de secundaria en los que me sentía cercano a Haru se habían ido.
Sin temor a equivocarme, podría decir que él había sido mi primer interés romántico, mi primer amor; pero en el fondo, sabía que no me correspondería. Primero pensaba que no era como yo, pero después me dí cuenta de que se interesaba en alguien más. Así que nunca le dije nada ya que sabía la incomodidad que podría causarle y a mi también. Recordaba con cariño la forma en que me había salvado de ahogarme cuando éramos niños, y patéticamente me conformaba con algún abrazo o roce fugaz entre nosotros.
Así que guardé ese sentimiento, preguntándome que era en realidad, y crecía a cada momento, pero me hacia feliz, el solo pensar que tenía esa maravillosa capacidad de amar y entregarlo todo sin condiciones a la persona que lo compartiera conmigo.

Cuando nadaba, toda mi energía y concentración estaba ahí, haciendo que diera lo mejor y me distraía del futuro. La universidad no me aterraba ya que podría elegir un campus local, seguir nadando semi-profesionalmente o tal vez si me esforzaba más, ser reclutado para otra universidad.

Con todos esos pensamientos rondando por mi mente, salí a caminar sin rumbo. Mis pasos me llevaron hasta la academia Samezuka por lo que decidí visitar a Rin Matsuoka. Éramos buenos amigos y desde que había vuelto de Australia, nos frecuentábamos, ya que coincidíamos en las competencias con su equipo como rivales, pero nuestra amistad era mas fuerte y eso nos mantenía unidos.
Por intuición sabía que le interesaba Haru más de lo que estuviera dispuesto a reconocer. Haru también sentía algo por Rin, pero su orgullo podía más.
Si yo hubiera estado en el lugar de cualquiera de ellos, no perdería el tiempo, sin embargo no podía decir mucho, ya que la única persona que me había gustado era un compañero de Rin del que no conocía su nombre. Quizá inconscientemente había terminado ahí con la esperanza de verlo.
El amor podía ser fácilmente detectado cuando era correspondido, quizá yo era muy perceptivo en cuanto a los demás, pero para mi mismo la situación no se tornaba tan fácil.
Algunos de los compañeros de la academia me indicaron el lugar en el que podía encontrar a Rin, así que camine con paso decidido a su encuentro.
"-¡Rin-chan, hola!"- Exclamé emocionado al verle, me acerqué y le di un abrazo.
"Makoto-senpai, ¿Qué te trae a Samezuka amigo?"- respondió con afecto y un apretón al abrazarme.
"Pues nada, que he querido venir a verte y platicar un poco, ¿crees que sea posible o tal vez quieres que vuelva en otra ocasión?"- le dije con una sonrisa esperando una respuesta afirmativa.
Caminamos rumbo a los dormitorios para charlar en privado. Rin no dejaba de preguntarme por Haru, sus reacciones ante su regreso y cuestiones sutiles que me dejaban claro lo mucho que le había extrañado. Me alegré de que confiara en mi, era importante saber que era el amigo al que podían recurrir siempre que le necesitaran.
"Creo que le gustará verte. Te hemos extrañado mucho y sentimos que algo había pasado para que no volvieras a escribirnos o a comunicarte con nosotros. Estábamos preocupados más que otra cosa. - sabía que Haru estaba molesto, por eso se había vuelto más retraído de lo que era.
La habitación de Rin era rectangular con una litera del lado derecho y un escritorio del lado izquierdo, me senté en la silla del escritorio mientras Rin se sentaba en la cama inferior.
Ciertamente no era de las personas que hablara mucho sobre mi, pero en ese momento me sentía en confianza y deseaba hablar con alguien.
"Rin-chan, ¿Qué pensarías si te dijera que soy "diferente"?- Rin rió con ganas, por lo que me sonrojé.
"Diría que todos en nuestro grupo de amigos lo somos."- Su respuesta me pareció alentadora y le sonreí.
"Creo que yo acabo de darme cuenta finalmente, no sabía en realidad todo lo que implicaba asimilarlo, pero creo que me siento bien con ello."- le confesé con gran alivio.
En ese momento se apareció por la puerta la criatura más hermosa que hubiera visto. Era un chico alto, muy atractivo de ojos tan azules como el mar. Vestía el uniforme deportivo de la academia y le sentaba muy bien, resaltando sus músculos. Le reconocí, era el compañero de Rin que me había cautivado en la competencia.
Temblé un poco al verlo, reconocía que me ponía nervioso, al grado de volverme algo torpe. Cuando me levanté de la silla para saludarlo, tiré accidentalmente mi mochila y dejé caer mis libros.
"Oh, hola, soy Makoto Tachibana, el rey de la torpeza y amigo de Rin." - me presenté antes de que Rin lo hiciera y me incliné a recoger el desastre.
Ambos se inclinaron a ayudarme y Rin finalmente me lo presentó.
"Makoto, éste es Sousuke Yamazaki, mi mejor amigo de la primaria y ahora compañero de habitación aquí en la academia."- eso no lo esperaba, en realidad era cercano a Rin y ni siquiera me había dado cuenta.
Suspiré y le estreché la mano, a lo cual respondió con un apretón que me hizo estremecer. Así que su nombre era Sousuke Yamazaki. El nombre que había querido saber desde hace algunos días.
El móvil de Rin sonó y se disculpó porque tenía que irse, yo no quería irme, pero apenas conocía a Sousuke y parecía incómodo que me quedará ahí.
"Tachibana, no tienes que irte si no lo deseas, me han dicho que eres un gran nadador de espalda ¿es cierto?" - Su pregunta me sorprendió y me halagó.

"Sí." - respondí titubeante y un poco apenado.
"Sousuke, atiéndelo bien en mi ausencia, no creo que regrese ésta noche, así que puede quedarse en mi cama."- dijo Rin antes de salir de la habitación.
Parecía que Rin se había dado cuenta de mi atracción por su compañero, porque todo parecía planeado para que nos quedáramos solos.

"No quiero causar molestias."- le dije son el rostro sonrojado y la voz temblorosa. Pero en el fondo me sentía secretamente emocionado por la situación.
La expresión que adoptó, denotaba cierta curiosidad.
"Descuida, no me molesta que te quedes, Rin ya ha dicho que te quedes en su cama. Entonces no hay problema, podríamos ir a la piscina para que me muestres esas habilidades por las que ganas torneos."- Asentí y dejé mi mochila en el piso junto al escritorio.
"Pero no he traído bañador." - Comenté al reparar en el hecho.
"Te prestaré uno, ve adelantándote a la piscina, no hay nadie ahora, espera en los vestidores y llegaré."- después de darme instrucciones precisas mandé un mensaje de texto a mis padres para que no se preocuparan y salí de la habitación.
Me sentía en un terreno completamente nuevo. Quizá Sousuke me encontrara atractivo, o al menos simpático. De todo corazón deseaba que así fuera.

Nadar contigo -SouMako-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora