Entonces... ¿Lo deseas?

991 76 9
                                    

Nos besamos durante un rato, lo cual nos mantuvo en ese estado de excitación que habíamos propiciado. Comenzamos con besos tiernos y tímidos que fueron aumentando de intensidad, hasta que después casi nos devorábamos las bocas. Sousuke buscó mi pezón derecho y lo tomó como un pequeño botón, luego lo frotó suavemente, después con mayor velocidad y premura.

Cada sensación que descubría me hacía desear más de él. Su experiencia era mayor que la mía y el temor que provocaba saber que alguien podría vernos me tenía muy caliente. Cuando nuestras miradas se cruzaron, aquello fue eléctrico; una descarga de adrenalina por todo mi cuerpo que logro darle, si es que era posible, más potencia a mi erección.

Algunos años antes, cuando comencé a experimentar la pubertad, había varias cosas que me provocaban erecciones. A decir verdad había un tiempo en que era sumamente vergonzoso. Estar en casa solo con Haru, Nagisa o con Rin y jugar o dormir con ellos, un roce incidental, percibir sus aromas, me ponía muy caliente, pero no había dicho nada, por temor a que se enojaran conmigo o me tacharan de pervertido. Sabía que no era heterosexual, pues ninguna chica había logrado provocar en mi tantas fantasías como lo hacían los chicos.

Cuando lo vi por primera vez, fue algo completamente inesperado. La armonía entre su cara y cuerpo, esa energía que revitalizaba el ambiente y su aroma. El solo pensamiento ocasionaba que mi piel se erizara. Pero aquello no era siempre, había pensamientos que ayudaban a que mi miembro se mantuviera quieto dentro de mis pantalones. No concebía el hecho de pasar momentos vergonzosos por no poder controlar una reacción tan natural como aquella.

Pero ahora era distinto. Estaba junto al hombre más atractivo, masculino y, por sus muestras de afecto, amoroso que podía haberme encontrado. ¿Pero, realmente estaba listo para dar aquel importante paso? Para mi era importante, ya que era un chico romántico. Idealizaba cada situación en cada detalle posible. Si hubiera sido por mi, aquella situación estaría llevando a cabo en un jacuzzi con velas aromáticas alrededor y sales de baño para relajar los músculos.

Lo cierto es que estaba a la orilla de la piscina del Samezuka completamente a merced de Sousuke y, por alguna razón que en ese momento no estaba clara, deseando que aquello continuara. Mi inexperiencia había sido completamente superada por mis instintos. -S-sousuke... Yo...- dije tímidamente, ya que me daba pena confesarle que jamás había tenido un encuentro sexual. Aunque probablemente eso ya le había quedado claro con la torpeza de mis movimientos.

-Tachibana, relájate. - dijo con un tono tan profundo y cargado de deseo que me provocó una mezcla de ansiedad y ganas de que continuara. Eso me asustó para ser sincero. No había pensado realmente en que aquello podía continuar de una forma inesperada, ya que los besos y las caricias solo eran el preámbulo para lo que podía pasar después.

Mi rostro probablemente le mostró mas temor del que pensaba porque se detuvo y me tomó el rostro entre sus manos. -Volvamos a la habitación Makoto, creo que merecemos un poco más de privacidad.- Me besó con ternura y salió de la piscina envolviéndose una toalla, luego extendió su mano y me ayudó a salir dándome después una toalla para mi mismo. Me tomó de la mano y la otra la pasó por mi espalda baja encaminándonos a la habitación que compartía con Rin.

En los pasillos, nos dimos unos cuantos besos furtivos, presionando nuestros cuerpos y permitiendo que cada uno sintiera la erección del contrario. ¿Cómo podía sentirme tan deseoso y temeroso al mismo tiempo? Sabía que no lo amaba, era muy pronto para decir que sentía algo tan poderoso como lo es el amor. Pero tampoco podía negar que la fuerza con la que nos atraíamos existía y era algo muy evidente entre nosotros.

Fue una suerte que no hubiera nadie en nuestro camino. Aquello se había vuelto peligroso. Sobre todo por la hora y el hecho de que no estaba autorizado para entrar en la academia. Una cosa era hacer una visita a horas adecuadas y otra muy diferente era pasar la noche ahí...

La habitación era un dormitorio común de academia. Con una litera, un escritorio, un armario y una ventana. Por la ubicación de la misma, debía tener vista hacia el jardín. Esos pensamientos ocuparon mi mente en un momento en que debía estar pensando en lo que sucedería. Sus manos dejándome completamente desprovisto de ropa. Hice lo mismo, guiado por la curiosidad de ver su cuerpo. Mis sensaciones estaban aumentadas por un trance hipnótico. Inhalé su aroma buscando la fuente. Me acerqué más a él besando su hombro, su clavícula, lamiendo cada centímetro de su cuello y llegando a su oreja. Mientras yo hacía aquello, él parecía entretenerse en mi espalda y mi cintura, pegando nuestros cuerpos. El contacto de nuestra piel era tan ardiente que se reflejaba en la prominente erección que estaba experimentando. Sousuke también la reflejaba, sentía que la recargaba en mi. Y finalmente tomó la iniciativa. Con su mano izquierda, inició la dulce tortura de masturbarme, primero lentamente, provocando que gimiera más fuerte de lo que pensé. -Calla Makoto.- Dijo tapándome la boca con su otra mano. -Caramba, estás tan excitado que creo que ...- Sustituyó su mano por sus labios dejando inconclusa aquella frase. Dio unos pasos para recostarme en la litera inferior. -Prometo que recordarás ésto por mucho tiempo.- De alguna manera torcida, me gustaba ser sometido, nunca me había visto a mi mismo en un rol sexual definido, pero ésto definitivamente no me desagradaba. Asentí cuando continuó su siguiente movimiento. Se colocó dando la espalda a la pared recostandose a mi costado y apoyado en su codo con su atención en mi, estimulando mi miembro que suplicaba ser atendido. -De haber sabido que te pondrías así, habría intentado algo contigo desde hace mucho.- Dijo aquello con una voz que se deslizó suavemente por mis oídos penetrando mi mente. -Eres tan ardiente... Con esa cara de inocente, ¿quien lo habría imaginado?- Su mano recorría mi erección arriba y abajo, lentamente. Aquello era una tortura. -Makoto... ¿te gusta verdad que si?- Asentí con dificultad, apretando los ojos y los labios cuando sentí que se montó en mi cadera y me aprisionó las muñecas con sus manos. Abrí los ojos para ver que ahora nuestras erecciones estaban juntas y me estimulaba frotando su cuerpo contra el mio. Por la forma en que me miraba, nunca me había sentido tan deseado. -¿Q-qué me vas a hacer?- le pregunté con timidez.

-No haré nada que tu no quieras, pero puedo ver en tus ojos que jamás has estado con nadie. Tu cuerpo lo dice a gritos...- Dijo de una manera tan sensual que me tenía hipnotizado.

-E...enseñame entonces.- le dije mirando sus ojos tímidamente, algo que quizá le recordó a un pequeño gatito porque se mordió el labio y hundió su cabeza en mi cuello dando pequeños mordiscos. Sin soltar mis manos presionó su cadera contra la mia intensificando el roce. Cerré los ojos dejándome llevar por el momento, al cabo que Sousuke tenía el control absoluto sobre mí.

Liberó mis manos, recorriendo con las suyas mis brazos, mi torso y abdomen. Cuando llegó a mi virilidad la tomó entre sus manos haciendo que alcanzara una mayor dureza. Luego de la nada se detuvo. - Tachibana, voy a hacer que grites mi nombre...- dijo con tal seguridad que abrí los ojos y le miré. -Levántate, quiero que me montes ahora.- Ordenó y me guió a la posición que quería. Puso unas almohadas en mi espalda y se sentó en la cama subiendo mis piernas a cada costado de sus caderas, luego las subió a sus hombros e introdujo mi pene en su boca, haciéndome un trabajo oral maravilloso. Mis gemidos aumentaban hasta que me sorprendió introduciendo uno de sus dedos en mi orificio. Eso hizo que me tensara por lo que sacó de su boca mi miembro y me dijo: -Relájate, lo disfrutarás.- Sus palabras me dieron confianza y respiré profundamente. Él llevó de nuevo su dedo a mi entrada después de bajar mis caderas; sentí como entraba uno, dos y luego tres dedos. Mi miembro liberaba muchísimo líquido preseminal y con dificultad trataba de no hacer ruido. Cuando sentí que estaba más relajado Sousuke me dijo. -Voy a meterlo ahora.- Y así lo hizo. Sentí como suavemente introducía su potente virilidad en mí. Sin dejar de estimular la mía aquello era una sensación celestial. En poco tiempo estuvo completamente dentro de mí y me tomó por las caderas. -Makoto... oh Makoto... - decía embriagado de placer comenzando a embestirme. Al poco tiempo quedé sobre él guiando la intensidad de los movimientos, ambos gimiendo y sudando.

-M...me voy a correr.- me dijo y sentí como me inundó de su semen. Poco después lo hice yo. Aquello sin duda era lo mejor que había experimentado. Jadeando busqué su boca para besarnos y él nos recostó frente a frente. Nos acariciamos por un rato hasta quedar profundamente dormidos.




Nadar contigo -SouMako-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora