¿Puede seguir todo como si nada?

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Salí de la habitación de Sousuke, antes del amanecer, poniéndome lo primero que encontré en la oscuridad y tratando de no hacer ruido para no despertarle. Aún me sentía confundido por todo lo que había pasado la noche anterior. Había estado con el primer chico. En mis fantasías siempre había creído que sería Haruka Nanase, pero todo se había dado de una forma distinta. La intimidad que compartía con él era una más platónica, nada equiparable a la intimidad con Sousuke. Ésta había sido más salvaje, más animal. Me sentía adolorido, pero satisfecho.


Al llegar a casa, me colé por la ventana de mi habitación, no quería despertar a nadie ni tampoco tener que dar explicaciones. Me preparé un baño y ahí estuve un rato hasta que el agua se enfrió. Regresé a mi recámara y dejé caer la toalla al suelo, contemplándome frente al espejo, mirando cada detalle de mi cuerpo. Tenía algunos rasguños y moretones, producto de la pasión vivida en la Academia Samezuka. Me pregunté si Sousuke se habría despertado ya, y en qué estaría pensando al no verme en su habitación. ¿Cómo sería la siguiente vez que nos encontráramos? Me sentía avergonzado, porque ese definitivamente no era mi estilo. Debía que contárselo a Haru, pero ¿qué pensaría de mi? Tantas cosas que rondaban mi mente ahora y en menos de dos horas debía estar en la escuela. Me recosté desnudo y cerré los ojos intentando dormir tras colocar la alarma para que sonara en una hora.

Era imposible, no iba a dormir, sólo podía pensar en el rostro de Sousuke, sentía como si sus manos me recorrieran nuevamente, su boca en la mía, su piel cálida rozándome. Abrí los ojos, no podía pensar en eso sin excitarme y mejor me levanté a vestirme. Tal vez si nadaba un poco, mi mente se despejaría. Así que busqué un bañador y el traje deportivo que solía ponerme encima y tomé mi mochila para ir a la alberca del Iwatobi. Dejé una nota antes de salir de que tenía que ir a los entrenamientos y regresaría más tarde a comer.

Llegué a la piscina y ahí estaba Haru. Hacía unos minutos que había amanecido, pero estaba seguro que él llevaba más tiempo ahí. Sin decir nada me cambié y entré al agua nadando 3 vueltas sin parar. En un momento Haru se detuvo y se me quedó viendo, sin preguntar nada, lo cual agradecí porque no estaba seguro de poder expresar mi sentir en ese momento.

Sin embargo, no podría ocultarlo por mucho tiempo. Aquel muchacho inocente que era hace unos días ya no existía más. No me arrepentía, pero era algo raro, ahora parecía conocer una parte del secreto mundo de los adultos, aquello que hacen las parejas mientras están solas. No una pareja típica, o tal vez sí. Pero más dilemas cruzaban por mi mente en ese instante. ¿Cómo lo tomarían mis padres? ¿Qué dirían mis hermanos? Al momento no era algo que pensara compartir con nadie, incluso me daba pena decírselo a Haru, pero tarde o temprano se daría cuenta, me conocía mejor que nadie y lo notaría con mi actitud nerviosa. 

Salí de la piscina rumbo a los vestidores, ahí al menos podría tener un poco de privacidad. Haru lo notó pero afortunadamente no me siguió. Cuando llegué a la regadera, dejé que el agua fría recorriera mi cuerpo, ayudando en cierta forma a despejar mi turbada mente. 

Un ruido me sacó de mis pensamiento. -¡Heeeey!- dije al darme cuenta de que alguien abría la puerta de la ducha sin permiso. -¡H-haru, me estoy bañando!- exclamé al ver que mi mejor amigo entraba en desnudo a bañarse. Me miró y señaló mi cuello, donde tenía un moretón. 

-¿Y eso?- preguntó tan tranquilamente como quien pregunta por el clima. - ¿Quieres contarme algo Makoto?- dijo mirándome con esos profundos ojos azules que me penetraban. De esa manera, mi nerviosismo se hizo tan evidente que comencé a temblar y la barra de jabón resbaló de mi mano.  No sabía que era más incómodo, si estar desnudo frente a Haru o tener que desnudar mi alma frente a él una vez más. Me llenaba de pudor platicarle sobre mi primer encuentro sexual porque eso llevaría a confesarle que me gustaban los chicos, o al menos, eso había descubierto hace poco. 

-¿M-me dejarías terminar de bañar, por favor?- le dije inclinándome a recoger la barra de jabón sin levantar el rostro para mirarlo. Estaba muy avergonzado. -No, no lo haré Makoto.- el sonido que retumbó en mis oídos era determinante. Haru no tenía intenciones de ceder, lo conocía bastante bien. Si algo se iba a ser, tendría que ser a la manera de mi amigo. Por un instante me pregunté si así sería tener una relación con Haru, él siempre dominando las situaciones. 

-¿Qué quieres Haru?- dije levantándome a su altura y mirándolo a los ojos tratando de desafiarlo. No sabía cuanto tiempo podría hacerlo, pero al menos lo estaba intentando. La tensión era enorme entre nosotros hasta que sin más, Haru la rompió. Me tomó por el cuello y comenzó a besarme de una forma mucho más apasionada que  la de Sousuke, empujándome a la pared de la ducha. Aquello me sorprendió y lo tomé por la cintura mientras me atraía hacia sí por el cuello. -¿Esto es lo que estabas buscando Makoto? ¿Por qué no me dijiste a mi antes que andar buscando por otro lado?- Sus palabras sonaban a reclamo. Sus besos eran violentos, pero excitantes. Aquello se saldría de control si Haru no se detenía, pero sinceramente, no tenía la menor intención de que se detuviera.

-¿C-cómo lo sabes?- pregunté en el instante que me separé de él buscando aire. Me miró, nuevamente como sólo él sabía hacerlo. - Lo sé porque tú eres mío... Eres sólo mío Makoto.- 

Éste es el final, pero no por mucho. Continuaré escribiendo la siguiente parte, en otro fan fiction de la serie, ahora con un MakoHaru. Espero que les haya gustado.




Nadar contigo -SouMako-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora