11. Me estoy enamorando

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Observo a Tay adentrarse en el salón de juegos

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Observo a Tay adentrarse en el salón de juegos. El ruido de una televisión que había estado encendida, se apaga. Tay sale con un pequeño niño de aproximadamente dos años en brazos.

Dos años —digo para mí mismo—. No sé por qué mi mirada se dirigió directamente al bebé, pero Tay me ve y dice:

—¡Lo es! —Como si adivinara que me estoy preguntado si el bebé es mío, él habla enérgicamente—. Realmente es tu hijo Off.

No tuvo que decir más nada, cuando me vi parado junto a él, extendiendo mis brazos hacia el pequeño bebé, tan hermoso, con los ojos negros tan profundos y los labios rosaditos y gruesos como los de Gun. Sus ojos me miran y estira sus manitas diciendo ¡Pa-pi! La palabra más hermosa que jamás escuché en mi vida, la ha pronunciado un pequeño ángel que en este preciso momento con su sonrisa resplandeciente me está llenando el corazón con una calidez que nunca había sentido en la vida.

—Está aprendiendo a hablar y es la única palabra que sabe decir. —Me dice Tay y me entrega al bebé en brazos— ¿deseas cargarlo?

"Nunca cargué un bebé" , pienso decirle... porque temo soltarlo, pero Tay no me da tiempo y ya el pequeño se encuentra en mis brazos. Lo miro, él me mira y las lágrimas han inundado mis ojos una vez más. Lo abrazo y sostengo fuertemente contra mi pecho, pero sin lastimarlo, sus pequeñas y regordetas manitas tocan mi rostro y siento que voy a morir de felicidad. Es tan cálido, es tan hermoso, es increíble sentir esta sensación.

Mi corazón está latiendo tan rápido, que siento que me estoy enamorando. Solo Gun ha hecho latir mi corazón de esta manera y ahora la sensación es... es... igual pero diferente... Es como Gun y yo latiendo en un solo corazón, el de nuestro hijo.

—Pa-pi —vuelve a decir él bebé.

—Mi hijo —digo yo y lloro una vez más, sosteniéndolo mientras él me sonríe.

—Su nombre es Chimon —dice Joss quien aparece detrás de mí—. Tu hijo es el pequeño con más suerte en el mundo. Tiene a Gun como padre. —Toca mi hombro—. Debo irme —se dirige a Tay, quien sostiene su abrigo—. Tengo programada una cirugía para dentro de una hora. Gun despertará pronto, espero solucionen los temas pendientes y podamos terminar la noche con una agradable cena.

Le agradezco con un asentimiento de cabeza, pero sin prestarle más atención. Chimon es lo único que quiero mirar en este momento.

El bebé bosteza en mis brazos y se lleva su pequeño puño al ojo, restregándolo suavemente. Esta adormitado.

Giro para encontrarme con la mirada de Tay, Joss ya no está. Tay extiende los brazos, intentando hacer que le entregue a mi hijo... ¡Mi hijo! pero no pienso hacerlo. Como acto reflejo, mis brazos lo abrazan más fuerte y me giro de lado alejándome de las manos de Tay que se han quedado extendidas.

—Está bien —me dice sonriendo—. Además, el parece reconocerte. Está muy cómodo en tus brazos.

Es mío y tengo dos años de besos y abrazos por recuperar, son muchas noches sin arrullarlo, sin cambiarle el pañal, sin disfrutar de sus olores y sonidos. Quiero estar junto a él, ahora.

Tay parece entender sin necesidad de que yo diga una sola palabra, y tampoco es que pueda decirlas, no cuando el corazón me late tan precipitadamente que siento saldrá por mi boca, si la abro.

—Me quedaré con mi hermano, lleva a Chimon a su habitación. Es la tercera de la mano derecha. —me dice y en el acto me encuentro escaleras arriba, con mi pequeño hijo en brazos.

» Cuando decir te amo no fue suficiente, cuando las dudas han calado más que en tu mente, en tu corazón, pero algo realmente extraordinario sucede y tú no te lo esperabas, puedes decir que es cosa del destino y nada te hará cambiar de parecer, porque tus expectativas que habían caído hasta el fondo, emergen de manera impresionante sin que puedas detenerte a razonar.

Con nuestro hijo en mis brazos supe que lo más maravilloso del mundo había llegado y que las lágrimas que caían por mi rostro no eran fruto del miedo o la duda, sino de la más absoluta felicidad, una que Gun me había regalado una vez más.

La habitación de Chimon es muy hermosa, decorada muy sutilmente, pero con tonos alegres, hay mucha iluminación, estoy seguro que Gun personalmente la decoró. Cada espacio tiene su toque, incluso el enorme dibujo en las puertas del closet. Un niño sentado en su cuna, sujetando su pequeño oso de felpa, mientras mira sonriente las estrellas a través de la ventana de su habitación.

Acuesto a Chimon en la cuna, pero el bebé se remueve en ella, entonces lo tomo nuevamente en mis brazos y siento como se mueve en ellos, acurrucándose, como buscando adaptarse a mí y por un segundo sus ojos se abren y me mira sonriendo, levanta su manita y yo le acerco la mía. Él toma mi dedo con fuerza como si no quisiera soltarme nunca y entonces lo supe... Poco a poco, día con día, con cada sonrisa, cada pañal que no cambié, pero desde ahora haré, cada lágrima, cada abrazo y cada juego, los lazos entre mi hijo y yo se crearán y serán fuertes, llenos de emociones que guardaremos en el corazón porque todo lo que vivamos a partir de hoy hará crecer el amor.

Y pensar que hace menos de una hora estaba llorando y pensando alejarme de aquí, creyendo que él bebé en mis brazos era hijo de Joss, hubiera sido un gran error, y ahora ese mismo bebé, está dormido entre mis brazos. Es mi hijo amado, y está llenando mi corazón de una inmensa felicidad. Y pensar que... justo en este momento vuelvo a sentir que nada podría estar mal, ni ahora, ni nunca.

Lo sé. Todo estará bien para los tres.

En mis brazos tengo a mi hijo, porque me dijeron que era él, porque siento que lo es, porque formalmente hoy nos presentamos. Y porque ya no pienso dejarlo.

Chimon, soy tu papá. —Le digo, mientras me siento en la silla mecedora junto a la ventana. Y con lágrimas de felicidad en los ojos, agradezco al cielo, porque mi hijo y yo finalmente nos hemos conocido.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Reencuentro con el amor (Libro #3) - HP4.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora