13. Hacer el amor con él

145 35 1
                                    

Hacer el amor con él, había sido maravilloso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hacer el amor con él, había sido maravilloso. Lo extrañé tanto, durante todo el tiempo que estuvimos separados, que no podía ser de otra manera. Nunca imaginé la magnitud de nuestro deseo, el solo verlo desnudo frente a mí, había despertado toda la pasión dormida durante el tiempo que estuve sin él. No he salido con nadie desde que se fue de Phanadul, ni siquiera pude pensar en besar otros labios o tocar otra piel, mucho menos habría pensado, ni por un instante, en hacerle el amor a otro cuerpo que no fuera el suyo.

Esperamos mucho tiempo la primera vez. Vivimos juntos, durante casi tres años —antes de separarnos— y fue el día del cumpleaños número veinte de Gun, que nosotros por primera vez hicimos el amor. Dejamos que nuestros cuerpos se convirtieran en uno a través de una promesa piel con piel.

Cuando nos mudamos juntos, incluso antes de hacerlo, la abuela de Gun me hizo prometer que no tendría relaciones con él, hasta que realmente estuviéramos seguros de nuestros sentimientos y nos hubiéramos graduado de la universidad. Se lo prometí y Gun también. Me costó mucho cumplir esa promesa, porque estaba muy enamorado de Gun y, además, qué muchacho de dieciocho años, no siente deseo, no tiene curiosidad y ganas de hacerle el amor a su pareja... por primera vez. Muchas veces tuve que darme largos baños de agua fría —al amanecer— cuando Gun despertaba junto a mí, con sus piernas enredadas con las mías y sus suaves manos acariciando mi torso desnudo.

No podía evitar sentir todas las emociones inexplicables que me recorrían el cuerpo y me hacían estremecer cuando él me sonreía, pícaro, provocativo y me invitaba a tomar una ducha con él. Pero finalmente era mi palabra la que estaba en juego y yo que amé tanto a la abuela Ann, no podía fallarle. Así que —a duras penas— me pude contener y ambos pudimos cumplir la promesa.

Aun después de ella haber muerto, lo hicimos, honramos su memoria. Pero un día, Tanto Gun como yo, no pudimos resistirlo y supimos que nuestros cuerpos se necesitaban mucho más allá. No podría mentir y decir que, en esos años juntos, nunca habíamos hecho nada, eso es imposible teniendo a tu lado un hombre tan hermoso como Gun. Nosotros teníamos sexo oral, caricias juguetonas y excitantes, juegos previos a una penetración, pero siempre pudimos controlarlo. Siempre nos detuvimos a tiempo. Pero nos tocábamos, acariciábamos nuestros cuerpos de manera tan romántica, lujuriosa, con pasión que ardía internamente y quería estallar con cada roce de piel. Sus manos de seda inspeccionando mi piel desnuda, era algo que me estremecía excesivamente y Gun lo sabía. Muchas veces me sentí tentado a simplemente aprisionarlo bajo mi cuerpo y alimentarme con su piel, sus gemidos, sus ganas, porque él me deseaba tanto como yo y eso era algo innegable.

Aquella noche, la pasión, simplemente nos dominó impidiéndonos usar la razón y nos dejamos llevar.

«—Lo siento. —Dijo Gun, en un susurro, cerca de mi cuello.

Sentía su aliento cálido chocar contra mi piel, se me erizaron los vellos y un escalofrío me hizo vibrar hasta la punta de los pies.

¿P-or-qué? logré decir casi tartamudeando, tratando de contener mis ganas de saltar sobre él y quitarle de un tirón la ropa que llevaba puesta.

Reencuentro con el amor (Libro #3) - HP4.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora