Fórmula 1: One Shots

Adicto A Los Tatuajes

Max & Daniel

Es solo lunes por la noche, luego de la carrera en Austin, excepto que Daniel lo está pasando en la habitación de hotel de Max, donde Daniel prácticamente ha pasado todos los días de la semana y como recién el martes volarían a México, era un día para relajarse, como puede decir Max, a casi todos los canales de cable parecen estar dando o un partido de  Fútbol Americano o Hockey nocturno de una forma u otra. Ambos saben que en el mundo ideal de Max, estaría jugando al FIFA o al COD, pero, Max perdió el poder del control esta noche, hasta que pueda o intente negociar con Daniel, capas una mamada le otorgue un rato de su Playstation, sabemos que Daniel estará más que feliz con los esfuerzos de Max por distraerlo.

Un poco perezoso, durante una pausa comercial, Max traza el tatuaje en el muslo de Daniel, intrigado porque Daniel no presta más atención a su piel marcada que a cualquier otra piel. Se arquea ante el toque de Max, como queriendo pegar la mano a su muslo, definitivamente Max ama los tatuajes en la hermosa piel bronceada de Daniel.

"Por qué el barco" pregunta Max, aunque ha escuchado historias de los tatuajes, avaces simplemente le gusta la voz de Daniel.

Daniel inclina la cabeza hacia atrás, cierra y abre los ojos, mucho más lento que un parpadeo, y respira hondo. "Cuento largo o cuento corto".

Y había otras veces en que Max hubiera preferido callarse la boca, "A menos que esté muy interesado en", Max mira la televisión, "un cuchillo milagroso que puede cortar hasta autos de carreras en Texas, así que sorprendeme"

"Es algo simple, realmente le tenía miedos a las agujas", se gira viendo a su pareja, "Pero estaba casi recién llegado al circo de las carreras y creo que la adrenalina se me subió a la cabeza, me gustaba viajar pero a la ves extrañaba estar en casa, y en un momento terminé por sacarle el miedo y hacer algo lindo, algo que me hiciera viajar, pero a la vez que recordar mi casa", terminó pasando sus dedos sobre el suave cabello de Max.

"Te queda bien", Max murmura y deja un beso en el muslo del mayor.

"Lo se, cariño, sabes que todo me queda bien", el australiano dice con una gran sonrisa.

"Y esa es la señal de que me iré a la cama", Max se levanta y deja un suave besos en los labios de su pareja.

Daniel fue rápido, usando todo su talento de piloto y agarró el trasero de Max con fuerza y ​​lo atrajo hacia sí, lo que obligó a Max a quedar de a horcajadas sobre su pareja, se empujó contra el miembro de Max y gimió suavemente. Max tarareó y levantó la boca hacia el cuello de Daniel.

"Chúpame, por el amor de Cristo, Maxy", gritó rogando Daniel. Su voz era más profunda de lo que Max había escuchado hace unos minutos e hizo que su pene saltara. Quería hacer gemir y temblar a Daniel esta manera. Se movió hacia el lado derecho del cuello de Daniel y comenzó a lamer lentos y tortuosos allí, provocando, moviendo y chupando con fuerza, Max amaba marcar a Daniel, y así siguió hasta que las caderas del mayor se levantaron una y otra vez, empujando con insistencia, casi derribando a Max de lado desde su posición a horcajada.

Daniel gimió, sacudió y apretó el trasero de Max. "No tienes idea de lo duro que te voy a follar por hacerme esto" , gimió Daniel, "Voy a hacerte gritar, tu culo me pertenece Maxy". Ellos tenían un acuerdo de no sexo fuerte en días de carreras, pero, hey, era lunes, tenian tiempo de sobra.

Pasó un dedo por la costura de los pantalones cortos de Max, arrastrándolo a lo largo de la hendidura de su trasero. Max sintió que su boca caía en un sin fin de palabras en varios idiomas, pero no podía detenerse, sin importar lo mucho que quisiera que Daniel lo volteara, empujara sus piernas hacia arriba y tomara su trasero como si tuviera algo que probar.