Cap 1. Vida de Casados.

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Ha pasado mucho, pero mucho tiempo, desde que el tomo una decisión. Decisión que el nunca pensó que tendría que tomar, pero fueron ellas quienes lo llevaron a tomarla, aun cuando el trato de llegar a otros tipos de acuerdos con ellas, pareciera que aun por mucho que intento, no habría una solución, mucho mejor que esta.

Paso mucho tiempo, desde aquel día, en el que el, tuvo que ir donde todas las chicas, y preguntarles si esto en serio, era lo que realmente querían, y para su sorpresa así fue, de algún manera, que quizás, el nunca acabaría de comprender, todas estuvieran de acuerdo con ello. ¿Con que?, pues con una solución, que acabo siendo propuesta por una de ellas, algo que claramente, a el lo dejo sin palabras, sin a palabras en lo absoluto, de pronto el no supo que decir, además de tratar de negarse todo lo posible, aunque al final, eso no sirvió de nada. Y ellas continuaron insistiendo, hasta que el finalmente cedió.

Llego un momento en el que el, tuvo que aceptar la enorme responsabilidad que esto significaba, pero al final, decidió, que quizás, eso seria lo mejor para todos. Y quizás también lo seria para el.

Fue por esto mismo, que después de que todas ellas, le aseguraron a el, que esto podría funcionar, y que incluso le dejaran en claro, que ellas estaban todas dispuestas a cualquier cosa, y que estarían mas que de acuerdo con esto, es decir, que lo amaban tanto, de razón que preferirían esto con mucho gusto, antes que arriesgarse a no tenerlo con ellas. De pronto, de algún momento a otro, el también se dio cuenta, de que quizás, esto no seria tan malo, como el podría creer que lo seria.

Así que sin dudarlo por mucho mas tiempo, Balto finalmente lo hizo, y se termino casando con todas ellas, tan pronto como pudo, siendo todas ellas conscientes de eso, del simple y no tan sencillo echo, de que ahora Balto, estaba casado, y tenia varias parejas, de las cuales, el iba a tener que saber distribuirse, para así poder evitar tanto como sea posible, problemas entre todas las demás chicas.

Ahora lo importante, era saber, ¿a donde lo llevaría esto?, Balto no estaba seguro de nada, mas que de una cosa, ya solo tenia una cosa en claro, y es lo único cierto, era que ahora su futuro, era uno, completamente incierto.

Era un sábado temprano por la mañana, mas o menos, las 6.30 de la mañana, el amanecer, estaba llegando ya donde la vivienda de Balto, los rayos del sol, ya estaban entrando por la ventana, y amenazaban con golpear los rostros, de Balto, y una, de sus tantas...esposas, en este caso, la esposa con la que le tocaba que el durmiera con ella.

Balto yacía en ese momento, plácidamente dormido como cualquier persona, se sentía francamente agotado, pero no era para menos, así que por tanto, era lógico que el perro lobo, tuviera el sueño, bastante pesado para su gusto. Y en efecto, así era. Sin embargo, aun con ese cansancio, sobre su peludo pecho, yacía dormida, una mujer, o en este caso, una hembra, una de tantas hembras hermosas, que como el, también seguía dormida, pero en este caso, ella no tardaría mucho en ser la primera de los dos en despertarse.

Para ser exactos, en ese momento, se trataba de Rita Orwell, una hermosa perrita de raza saluki, con un pelaje de tono marrón y café, así como un peinado que sobra decir, era algo mas que extravagante. O bueno, su cabello tenia un buen peinado, cuando Rita estaba arreglada, pero ahora solo lo tenia todo revuelto y despeinado, y sin embargo, esto no le restaba de ninguna forma, puntos a la gran belleza de Rita, quien aun en la mañana, no dejaba de ser realmente hermosa, en serio parecía un ángel, y todo el que la viera a ella, diría sin lugar a dudas, que Balto en serio debía de ser muy afortunado por el simple echo de estar casado con alguien como ella. En serio, Rita no dejaba de verse hermosa, incluso cuando dormía. En ese momento, la saluki yacía plácidamente dormida sobre el pecho de Balto, con sus dos patas rodeándole el cuello a su esposo. A la vez que Rita seguía durmiendo con la boca ligeramente abierta, hasta que poco a poco, su cuerpo finalmente comenzó a reaccionar, y con ello, Rita por fin comenzó a despertarse. Abrió lentamente los ojos, y luego cerro la boca, para posteriormente alzar con delicadeza la cabeza, solo para ver que en efecto, ella estaba justo encima de Balto, de quien sea dicho de paso, aun no despertaba. Rita solo pudo mirar el rostro de su amado con ternura, y una gran sonrisa, justo de antes de plantar un suave y tierno beso en el hocico de Balto. Mismo que no logro despertarlo, pero aun así, Rita no por eso rompió el abrazo con Balto, por lo que con relativa calma volvió a recostarse sobre el pecho de Balto.

El Harem de Balto, La Serie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora