Capitulo: 6

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Con Gael estábamos en el comedor sentados esperando que Abel terminará su desayuno para darle la noticia.

Luego de estar con él hablando afuera, decidimos entrar a descansar un rato, pensé que sería la última conversación seria que tendríamos, pero luego de dormir solo cuatro horas desperté por unos golpes en la puerta del cuarto que Gael me había dado en su casa. Cuando abrí y lo vi con papeles en sus brazos y una mirada inexpresiva entendí que se había tomado muy en serio lo de que Abel estaría en mi vida también. Me mostró papeles que le pidió al señor David que hiciera, estos tenían escritos que él era el tutor legal del cachorro debido a que este no tenía padres.

Recuerdo preguntar si esos papeles eran legales y él solo se encogió de hombros y dijo.

«— soy el alfa, puedo hacer lo que quiera y nadie me puede cuestionar nada...—»

Me cuestioné la clase de Alfa que teníamos, pero lo dejé pasar cuando me explicó que con esos papeles Abel podría empezar a ir al jardín de niños.

Y eso nos lleva a este momento, explicarle al cachorro que pasaría las tardes lejos de nosotros.

— Abel nos gustaría comentarte algo— inicie al verlo alejar su plato vacío.

— Así es cachorro, queremos contarte que a partir de mañana pasarás tus tardes con otros mocosos como tú— dijo Gael sin tacto.

— lo que el alfa quiere decir— gruñí en su dirección para luego suspirar y mirar a Abel— es que irás al jardín de niños a aprender cosas importantes y a hacer amigos.

Explique tratando de que el cachorro entendiera.

— adin? Afa Nini vas? — me pregunto inclinando su cabeza.

— no bebé nosotros te llevaremos, pero no nos podemos quedar contigo— explique con dolor.

"Si pudiera no te dejaría ir cachorro". Al pensar eso entendí por qué mi mamá lloró en mi primer día de jardín.

— qué te parece si hoy vamos a comprar las cosas que necesitarás para ir al jardín y algún juguete que quieras— propuso Gael.

— sipii— gritó feliz.

— Entonces ve a cepillar tus dientes así nos vamos.

Abel se bajó rápido de la silla y corrió en dirección a las escaleras deteniéndose al inicio de esta, subió despacio y con cuidado pillandose de la baranda.

— no necesita nada para ir al jardín, solo una mochilita con dónde poner su almuerzo— dije viéndolo.

— y él no tiene eso— murmuró.

— solo di que es una excusa para comprarle juguetes y consentirlo— me burle.

—Quién consiente a quien?— soltó una risita y dijo— Tú le preparas panqueques y fruta cortadita todas las mañanas.

— eso no es...

— sh! No trates de negarlo, la cocinera ya me lo dijo.

— esa mujer parece que no puede cerrar su bocota— hablé entre dientes.

El solo se rio, cuando bajo Abel él lo tomó en brazos y salimos de su casa.

Caminamos por las calles viendo las tiendas, con Abel señalando todo lo que llamara su atención pidiendo que le dijéramos lo que eran.

— Son peluches, mocoso, puedes elegir el que te guste, pero solo uno— le dijo el Alfa dejándolo en el suelo.

— solo uno?— pregunte cuando el pequeño salió corriendo por un peluche.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora